"Da igual que salgas a la calle con velo, vestido, shorts, los rizos al aire o recogidos, a pie o en coche, que siempre te dirán ese tipo de cosas", se quejan estas tres heroínas que, bajo el apodo Femmec, se enfrentan y combaten el acoso de los hombres en Tánger.
Douaa, Houda y Najia son tres veinteañeras estudiantes y trabajadoras de Casablanca, cada una con un apodo que las relaciona con un hecho importante en sus vidas: Esperanza, Valerie y Unicornio amarillo.
Con las Femmec se acabaron los piropos como "psss, psss", "zwina -guapa-", "manchoufoukch" -a ver si nos vemos-, y los tocamientos en los espacios públicos. El término aúna las palabras "mujer" y la "c" de colega (femme y mec, en francés) porque "somos mujeres en un 99%, pero hay un 1% de hombre en nosotras, porque tenemos que utilizar la fuerza para defendernos", afirma Douaa.
Son valientes, hermosas y fuertes. "Intentamos mostrar al resto del mundo que las mujeres no necesitamos a los hombres para alcanzar un objetivo. Luchamos contra los estereotipos de voy a crecer, me voy a casar, voy a tener hijos, voy a tener una casa... Nos preguntamos: ¿para qué?", dice Douaa a EL ESPAÑOL durante la inauguración de una exposición en la galería en la que trabaja.
Acosada en la puerta de su trabajo
En esta galería en el corazón de Tánger, se reunieron amigos y familiares la tarde de un viernes. La velada terminó con una escena de acoso a Najia. Esta estudiante de Empresariales luce una sonrisa de lado a lado de la cara, unos brillantes rizos negros recogidos en una cola de caballo, la tez tersa y morena, y vestía medias negras, minifalda y chaqueta torera. Una belleza.
Aquel día, Najia no dio ni un paso atrás cuando un hombre en la treintena invadió su espacio personal a la salida de la galería. "No es algo nuevo que al salir del trabajo me encuentre con alguien que a mi paso me insulte. Esto resume lo que vivimos todos los días", lamenta la joven.
La chica se defendió, él tuvo miedo porque ella estaba rodeada de sus allegados. Cuando el resto de jóvenes se volvió contra el acosador, éste sintió la humillación, comenzó a gritar, a correr, e intentó agredir a la joven, que no retrocedió. El resto de hombres que se había concentrado alrededor le pararon. "Voy a llamar a la policía", gritaba el agresor delante del padre de Najia, que la apoyó en todo momento. "Si llega a ser capaz de hacerte algo, se va a la mierda", susurró a su hija. Después explica que sabe que no es la única mujer acosada: "He tenido que defender a otras chicas que no sabían cómo enfrentarse al agresor".
Familiares y amigos apoyan el proyecto 'Femmec'
Las familias de estas tres jóvenes conocen el proyecto Femmec y las apoyan. "Mis padres nunca me han prohibido nada porque soy una buena persona, y están contentos conmigo", presume Douaa. Aunque sí piensa que "al principio no sabían de lo que era capaz". Su familia esperaba que se quedara en Casablanca, que viviera en casa, como la mayoría de las jóvenes marroquíes. Sin embargo, ella reconoce sonriendo que "todo lo que hago lo hago por mí misma y con mi dinero, no necesito unos padres que me solucionen la vida".
Sus amigos también las apoyan. Para Mouad "Femmec es una buena idea para defender la causa porque no solo ellas sufren el acoso de los hombres. Esta idea es una oportunidad para que las mujeres se revelen y ataquen para defenderse". Este joven confirma que "el acoso en los espacios públicos es normal, sobre todo cuando se va la luz".
Una noche en el mes de noviembre, las tres amigas paseaban por el Bulevar, arteria principal del centro de Tánger, cuando un individuo se quiso acercar y, como desconocían su verdadero propósito, adoptaron "la posición de ataque" y le advirtieron "¡Atención, señor!". Él les contestó: "Voy a decírselo a vuestras madres". Najia protesta: "¿Me acosa y encima me insulta porque me defiendo? Los hombres no entienden que la mujer pueda salir sola y que se pueda defender ella misma. Antes, las mujeres eran más o menos sumisas, y creen que ahora también".
Su amiga Douaa precisa: "En Marruecos la mujer no es respetada. Para los hombres eres como una máquina, todo el día encerrada en casa". Y hace referencia a un proverbio marroquí que dice que "para la mujer hay tres lugares: el primero, la casa de sus padres; el segundo, la casa de su marido; y el tercero, la tumba".
"Una mujer que sale y se divierte se ve como una prostituta"
El concepto Femmec surgió hace dos meses en una fiesta entre mujeres. Compartiendo la vivencia de una de sus amigas, salió la injusticia diaria y los estereotipos de la mujer marroquí, y como una chica moderna y autónoma está mal vista en la sociedad. "Aquí una mujer marroquí que vive sola, que tiene responsabilidades, que trabaja, que sale y se divierte se ve como una prostituta. Y nosotras no somos eso, estamos en contra. Simplemente vivimos nuestra vida, nos reímos y no necesitamos a los hombres para llegar a ningún sitio, vamos a llegar por nuestros propios medios porque las mujeres somos muy fuertes y somos capaces de hacer muchas cosas".
Es un proyecto que seguirán desarrollando en 2018 con un sitio en internet donde colgarán las historias de sus andanzas, que ya escriben cada día, y todo lo relacionado con las mujeres en una sociedad que "está mal organizada". Las crónicas estarán ilustradas con fotografías y vídeos, e invitarán a los lectores a dejar sus comentarios. "Cada día es una historia con capítulos de la mañana, la tarde y la noche", ríen las tres al unísono. El objetivo es dar valentía a las mujeres para que creen su propio territorio, su círculo que nadie pueda tocar, y que no se sientan solas", detalla Douaa.
Cualquier mujer puede ser Femmec, "tienen que respetarse a sí mismas y a los demás, ser independientes y estar orgullosas de ellas", anima Najia.
En el norte existe un acoso mayor
Huyeron del ruido, la contaminación y los atascos de Casablanca porque además "Tánger es una ciudad muy bella, que hipnotiza". Sin embargo, en el norte, "por culpa de la mentalidad", hay un mayor acoso. "En Casablanca te dicen cosas por la calle y quieren ligar, pero es difícil que te intenten tocar, como en Tánger", puntualiza Najia.
Este verano, grupos de mujeres salieron a la calle en varias ciudades de Marruecos para protestar tras el ataque a una mujer con su bebé en brazos. Fue rodeada por un grupo de chicos que la manosearon y al final también le robaron el bolso mientras caminaba por el paseo marítimo de Tánger al oscurecer.
Más de la mitad de los hombres marroquíes ha confesado haber acosado sexualmente a una mujer o a una niña, según revela una encuesta internacional de la ONU. En el caso de las mujeres, más del 60% aseguró haber sido víctima de este tipo de delito no castigado.
Estas agresiones se difunden en los medios y las redes sociales e indignan a las agrupaciones de derechos humanos en un momento en que se lleva a cabo la reforma del Código Penal. El artículo 444 del anteproyecto de ley eleva a delito cualquier difamación o injuria pública contra la mujer en los espacios públicos a causa de su sexo. Las penas van de un mes a dos años de prisión y la multa oscila entre los 500 y los 5.000 euros. Sin embargo, sigue en el cajón de la ministra de la Mujer y la Familia, Bassima El Hakkaoui, desde 2015, cuando se redactó. "Ya es hora de que se desempolve la ley que combate el acoso a las mujeres", presiona Najia.
"La ley no funciona en Marruecos porque no se aplica"
La joven recuerda que las acusaciones de violación contra el cantante marroquí Saad Lamjarred se quedaron en papel mojado. Cuando las mujeres acudieron a denunciar a la policía, la pregunta fue:"¿Eres virgen?". "Si la chica contesta negativamente será ella quien vaya a prisión, y no el presunto violador. La ley no funciona en Marruecos porque no se aplica", se queja.
Este anteproyecto presentado por el anterior ministro de Justicia, Mustapha Ramid, es criticado "por ser patriarcal y moralista, y por la discriminación a la mujer", según mantiene la red de asociaciones Primavera de Dignidad, que agrupa a organizaciones defensoras de la mujer en Marruecos.
Nouzha Skalli, diputada y ex ministra de servicios sociales, reivindica en conversación con EL ESPAÑOL la aplicación del mecanismo de paridad, estipulado por la reforma constitucional de 2011. "Estamos, muy, muy lejos de la paridad y no vemos voluntad política real de avanzar para conseguirla y es por eso que estamos aquí. Queremos decirle al Gobierno que la cuestión de la igualdad, la paridad y la lucha contra la violencia machista es un verdadero ruego de la población marroquí".
Para las Femmec "no es una cuestión de ley o Constitución, sino de la casa, el entorno, la escuela, la educación, la cultura...". Estas tres mujeres respetan a todo el mundo, pero "luchamos contra ciertos comportamientos masculinos". Lo tienen claro y advierten bien alto: "Si sobrepasas el límite y entras en mi círculo, será grave".