Era tarde. Fue sólo un Whatsapp. Por aquello de no despertar a alguien. Antonio Ruiz no recuerda las palabras exactas, pero el mensaje venía a decir algo así: "¡He ganado un millón de euros!". En concreto, 1.164.000.
Aquel 4 de diciembre, al salir del plató de Pasapalabra, se acabaron las semanas lejos de su familia, que le ha estado esperando cada viernes en Castellón, en un piso a orillas del puerto. Han sido casi 130 programas, ocho meses instalado en Madrid en busca de comerse el 'rosco' y hacerse con el bote.
Pero era 4 de diciembre y faltaban más de quince días para que Telecinco emitiera esa respuesta final: "Jaruzelski", el apellido del último jefe del Gobierno comunista polaco. La familia de Antonio cumplió. Fue lo suficientemente discreta para no destripar el desenlace del programa televisado este martes.
Aquel militar de nombre impronunciable, desconocido a oídos de casi todos, colocaba a este murciano de 47 años en la picota, adelantando el Gordo de la Lotería y las preguntas que le siguen: ¿qué hará usted con tanto dinero? ¿Dejará de trabajar? ¿Adónde se irá de viaje?
"Es verdad, los días que pasan desde que ganas hasta que todo el mundo se entera vives inmerso en una especie de irrealidad. El círculo de quienes se enteraron era muy cerrado y conocían la consigna. Han sido muy responsables", cuenta a EL ESPAÑOL.
Las libretas del maratón
"¡Oye, que en los medios se ha dicho que tengo 45, pero son 47! Será porque los aparento", bromea. La victoria de Antonio poco tiene de azarosa. La ilustran varias libretas llenas de palabras, de anotaciones al margen, de correcciones urgentes. La maratón de este concursante ha sido metódica. "Sí, una especie de oposición. Me preparaba viendo los programas y apuntando las palabras que fallaban los concursantes. No es infalible, pero algunas de las difíciles se repiten y yo me las aprendía".
Compaginó el cuidado de su hija de casi tres años con la oposición a ganador de Pasapalabra: "La llevaba al cole, la recogía, le daba de comer... Era mi propio jefe y me marcaba el horario que mejor me venía. No sería capaz de cifrar las horas diarias de estudio. ¿Cuatro o cinco? No lo sé".
Mucha mili en la tele
Mucha mili en los concursos de la tele. Basta rebobinar un poco para encontrarse a Antonio en otra pantalla, la de Saber y Ganar. "Solía ver este tipo de programas en casa. Nunca pensé que pudiera ganar, sinceramente, pero sí solía decir: 'Creo que puedo hacer un buen papel'. Me quedé en paro hace tres años y fue cuando decidí dar el paso".
Antes de todo eso, Antonio Ruiz fue un niño al que sus padres inscribieron en el conservatorio de Murcia "porque tenía oído". "Estuve desde los ocho hasta los catorce. Aprendí mucho solfeo y eso me sirvió para aprender a tocar varios instrumentos". Folk, rockabily, funky y muchos grupos. Lo último, un trío acústico. "Nos decían que sonábamos bien, pero si el bar no hace caja... La música es muy bonita, pero no nos daba de comer", relata este saxofonista, bajo, guitarrista y corista.
Después del conservatorio estudió una FP de Imagen y Sonido. Eso sirvió a Antonio, durante una etapa en Barcelona, para dar clases de fotografía, principalmente de revelado.
"Trabajos de supervivencia"
Y en Castellón... "llegaron los trabajos de supervivencia". "Sí, he hecho de todo. Azulejos, baños y cocinas". Hasta que el paro le recicló como concursante de profesión.
"Para entrar en Saber y Ganar mandas una carta. Es un formulario, poco puedes contar. Me cogieron". Tras más de quince programas, se convirtió en "Magnífico". Para los que no sean adeptos al programa de Hurtado, algo así como alguien "top". Ganó la edición que reunió a los vencedores. No recuerda cuánto se embolsó durante su etapa en el certamen de La2, alrededor de 7.000 euros. Nada que ver con lo que vendría.
Testada su capacidad para vencer en la tele, se sumergió en las libretas. "Un proceso muy disfrutable, no lo voy a negar". ¿Cuál ha sido su manual? "Hay gente que se compra el diccionario de la RAE. Yo lo consultaba a través de su aplicación para móvil, pero no he sido capaz de aprendérmelo de cabo a rabo. Apuntaba palabras raras, términos enciclopédicos...".
"Fascinado por las palabras"
A Antonio le fascinan las palabras. Reconoce cierto espíritu de filólogo. "Me gusta saber por qué significan lo que significan, la etimología. Creo que eso me lo inculcó mi madre. Quizá fuera por el antiguo sistema de enseñanza, pero ella solía contarme el origen latino o griego de las expresiones".
¿Qué va a hacer con tanto dinero? "En realidad no será un millón. Tras los impuestos se quedará, más o menos, en la mitad. Voy a ser muy sensato con el gasto, quiero que esto le llegue a mi hija. Eso sí, necesito una casa. Ahora mismo vivo de alquiler".
Una casa y una librería
Resumidas sus intenciones, dice que sería "un pecado" lanzarse en busca de un trabajo que no le guste en un momento como este. "Siempre he soñado con montar una librería, quizá sea la hora. Tengo pendiente charlar con un amigo que tiene una para que me cuente cómo va el negocio. Sólo haré algo que muestre indicios de rentabilidad. Me gustan las de segunda mano y aquellas donde se puede tomar café".
Aunque ha vaciado el bote de Pasapalabra, no renuncia a regresar a los concursos. "Ha terminado siendo una gran afición. Haces muchísimos amigos... No descarto volver a presentarme, pero ahora lo primero es volver a pasar tiempo con mi hija, retomar el contacto con algunos amigos... Hacer deporte, no sé, muchas cosas".