Domingo 24 de diciembre, Nochebuena en Galicia, en Pobra do Caramiñal (A Coruña). En el lugar de O Xobre, una madre y su hija pasan juntas la noche para celebrar las fiestas. Hacía tiempo que no regresaban a ese hogar, el oasis salvaje que son las playas de Pobra, Ribeira Corrubedo al que retornar casa verano como una peregrinación obligatoria. Son Diana López-Pinel y su hija, Valeria Quer. Allí pasaron tanto ese día como el siguiente, lunes de Navidad. Un lugar en el que pasaron veranos muy felices, antes y después de la separación de Diana y Juan Carlos, el padre de las dos hijas de la familia. Desde entonces, solo la madre y las dos hijas disfrutaron de la casa al borde de la ría de Arousa. Allí volvieron ambas en Navidad a recordar, de algún modo, a su hija y hermana, casi 500 días después de que desapareciese sin dejar rastro. Casi 500 días sin Diana Quer.
Situémonos al día siguiente: lunes 25 de diciembre, a solo cinco minutos de allí, en la localidad de Boiro. Un hombre detiene su coche, un Alfa Romeo, familiar, de color gris, delante de una joven y la amenaza. Él tiene 41 años, mide 1,80. Un gallego rubio, de ojos azules, rostro de facciones toscas, complexión recia y una prominente dentadura. Se llama José Enrique Abuín Gey. En la zona le conocen como ‘El Chicle’. Enrique sale del vehículo con un cuchillo en la mano y trata de introducirla, por la fuerza, en el maletero. Ella se resiste con todas sus fuerzas. Ante los gritos de la joven, el hombre acaba huyendo del lugar, cuya localización exacta todavía no ha trascendido.
El hombre huyó de allí con rapidez, cogió la autopista, la AG-11, y cruzó el puente de Taragoña hasta su casa, en la parroquia de Outeiro (Rianxo). Se trata de un lugar de múltiples y estrechas carreteras secundarias rodeadas de fincas de minifundio y decenas de playas salvajes. Sin embargo, la joven se había quedado con su matrícula y con sus rasgos faciales y físicos. Al día siguiente fue a denunciar los hechos. Cuando los agentes vieron su nombre debieron de abrir mucho los ojos. No esperaban detenerle tan pronto. Aquel hombre estaba en lo más alto de la lista de los principales sospechosos de la desaparición de Diana Quer y ahora se veía involucrado en un caso similar. La denuncia tenía fundamento. El viernes por la mañana, 29 de diciembre, ‘El Chicle’ fue detenido.
Mientras la Nochebuena de los Quer transcurría en su casa de siempre en A Pobra, el principal sospechoso de la desaparición de la hija mayor de la familia volvía a actuar de nuevo. Ahora, los Quer pasarán la Nochevieja en Madrid, alejados de ruido mediático, de las cámaras y de los agentes que vuelven a planear por la comarca gallega de Barbanza.
Pobra, Boiro, Rianxo
Hasta ahora, había muchas preguntas sin respuesta. Pero aunque algunas se van resolviendo, desde aquel 22 de agosto de 2016, hay una que en la zona se la sigue haciendo todo el mundo: dónde está Diana Quer. Ahora el cerco se acaba de estrechar y se puede delimitar un triángulo en el que pudieron ocurrir todas las cosas que sucedieron aquella noche: A Pobra do Caramiñal, el puente de Taragoña y quizás la casa de ‘Chicle’, en la parroquia de Outeiro.
Las fuentes policiales de la zona hablan de ese radio de acción y de una pista principal: una actuación, un modus operandi similar al que ocurrió con Diana. Por las zonas que este hombre frecuentaba, estaba claramente en el punto de mira. Él, su coche y su teléfono móvil. Cuando él y su entorno fueron interrogados hace ya meses, su mujer, Rosario Rodríguez Fraga, exhibió una coartada: ella estuvo con él esa noche. Ahora, ante las autoridades, la mujer se ha derrumbado y ha cambiado su declaración. Según informa La Voz de Galicia, 'El Chicle' no estuvo con él la noche que desapareció Diana Quer.
Enrique Rodríguez Abuín pertenecía a una familia muy conocida de la zona. Eran conocidos como Os Fanchos. “Esos dieron por aquí mucha, mucha guerra”, afirma a EL ESPAÑOL una fuente policial de la zona. Muchos de los miembros de su familia controlaban el menudeo y los alijos de cocaína de la zona. En concreto, su tío, Rafael Rivas, uno de los cabecillas de la trama hace años.
Excepto ‘El Chicle’ y el patriarca de la familia, el resto están en la cárcel. Nuestro protagonista también pasó por prisión.
Reconstrucción de los hechos
Diana Quer desapareció en la noche del 22 de agosto cuando los vecinos de A Pobra do Caramiñal se entregaban a la celebración de sus fiestas patronales. La mayor parte de los testimonios se localizan en el parque de Valle-Inclán, donde los jóvenes se reúnen para hacer botellón. Diana acudió con sus amigos. Pasadas las dos de la madrugada decidió emprender el camino hasta su casa, en una urbanización ubicada a unos veinte minutos a pie. Algunos testigos la ubican en el paseo Areal, que discurre junto a la playa. A partir de ahí, nadie más sabe con seguridad dónde estuvo físicamente la joven.
Es en este punto en el que el teléfono de Diana, un iPhone 6, cobra una relevancia fundamental. La señal del terminal, captada por diferentes antenas de repetición, dibuja el camino comprendido entre A Pobra do Caramiñal y Taragoña, distante a 22 kilómetros. La velocidad con la que se registró este movimiento indican que la joven -o al menos su teléfono móvil- viajaron a bordo de un vehículo.
Este es uno de los puntos que ahora se vuelven claves. Una de las pocas pistas que han dejado un resquicio para aclarar el caso. Su móvil y el del Chicle estaban en juntos la noche de la desaparición.
Un mariscador lo encontró en una ría de Taragoña dos meses después de su desaparición. Los investigadores se encontraron con una tarea casi imposible: recuperar la información del terminal sumergido tanto tiempo bajo el agua y afectado por el salitre. Los esfuerzos se centraron en extraer las piezas del teléfono e implantarlas en otro de características idénticas. Se salvaron algunos contenidos, pero no todos los que se esperaban. La investigación volvió a estancarse. El juez lo archivó. Ahora vuelve a reabrirse gracias a ese punto en concreto.
Durante aquellas fiestas en agosto de 2016, una caravana de feriantes se instaló en A Pobra do Caramiñal con motivo de las fiestas locales en honor a la Virgen del Carmen. El recorrido entre el parque de Valle-Inclán y la casa de Diana pasa inevitablemente por el lugar que éstos ocupaban. Y los mensajes que la joven envió -“un gitano me está llamando”- los pusieron sobre el foco. La Guardia Civil localizó a un hombre que encajaba con la descripción que ofrecieron varias chicas, todas ellas increpadas en la misma zona. El testimonio del individuo no fue convincente para los agentes, que lo desvincularon del caso.
Sin embargo, esa pista de los feriantes podía tener, aun de lejos, una base, un resquicio. En la zona, Os Fanchos, la familia de Rodríguez Abuín es conocida como la familia de “Los Rosquilleros”. Su cara a era esa, la de vender rosquillas y otros dulces en los mercadillos. La cara b era la de la droga.
Mensaje de Valeria Quer
"Habrá cosas que en mi vida podré perdonarme pero sé que tú me lo has perdonado todo. Esto es un palo para mí pero no puedo hacerle nada, solo espero que estés bien estés donde estés y que me cuides mucho a mí pero sobretodo a mamá, no sabes cuánto te queremos”. Esta semana, la hermana de Diana le envió un emotivo mensaje tras conocerse la aparición de un sospechoso en el caso, 500 días después de la desaparición. "Espérame allí arriba angelito. Siempre fuertes y siempre conmigo", dice Valeria.
Desde el principio, los Quer estuvieron en el ojo del huracán e incluso se les llegó a observar como posibles culpables de la desaparición de su hija. Ahora, parece que esa posibilidad estaba bastante lejos de la realidad.
Y Valeria se despide de su hermana: “Gracias por el tiempo que me has dedicado, los besos, los abrazos y todo el amor que me has dado" y asegura que la llevará siempre consigo. "Te llevaré siempre conmigo, te amo".