Noticias relacionadas
"Era un poco corto y simplón. No es que fuera subnormal, ni tampoco parvo, porque parvo no era. Es que la cabeza no le daba para más". Los vecinos de Rianxo siguen descubriendo más detalles del reverso desconocido de un hombre al que dejaban entrar todos los días en su casa para que les vendiese almejas, berberechos y otros mariscos que capturaba a lo furtivo. Y es que en cierta forma, José Enrique Abuín Gey, alias El Chicle, vivía, efectivamente, como un furtivo, actuando siempre de espaldas a todo el mundo. Muchos sabían a lo que se dedicaba y guardaban un escrupuloso silencio. "Siempre anduvo metido en lo peor. Y luego iba fardando Yo le decía: pero a ver, filliño, ya sabes cómo vas a acabar si sigues así. Él nunca hacía caso", explica el juez de Paz de Rianxo a EL ESPAÑOL. Si alguien le enfrentaba o le llevaba la contraria, Abuín se convertía en un tipo bravo, "chulito" en ocasiones. Se envalentonaba y escupía su contestación de forma agresiva. Es lo que hizo el pasado sábado ante la Guardia Civil cuando le sentaron toda la noche para interrogarle hasta que se derrumbó.
José Enrique Abuín Gey tenía tres coches. Entre semana, en el día a día, prefería moverse en el Fiat Punto negro o en el Audi A3 azul que se acababa de comprar. El Alfa Romeo gris familiar, con un espacioso maletero, aunque era propiedad de su mujer, lo utilizaba como uno más de sus automóviles. Era el que tenía reservado para ciertas ocasiones. Era el que siempre empleaba para sus más oscuros propósitos.
El Alfa Romeo quedaba escondido en el garaje de la vivienda. Que se sepa, hasta esta semana pasada, hacia tiempo que no lo sacaba. Es justo el vehículo que coincidía con la descripción que dieron varios testigos a los agentes de la investigación. Ese fue el coche con el que perpetró el rapto de Diana en A Pobra do Caramiñal el 22 de agosto de 2016.
El coche es clave. Aparece en varias cámaras de tráfico de diferentes carreteras de la zona a esas horas de la noche. Carreteras cuyo recorrido coincide con el del teléfono móvil de Diana Quer. Ese mismo vehículo es el que utilizó el pasado lunes para volver a actuar en Boiro, a cinco minutos de su casa y a cinco minutos de Pobra do Caramiñal. La joven que trató de raptar, logró escapar y le dio a los agentes los datos de este vehículo, así como las características físicas del sospechoso.
Desgranemos uno por uno los asaltos que perpetró con el Alfa Romeo, el que utilizaba, supuestamente, para llevar a cabo sus raptos y sus crímenes.
Tras confesar que había estrangulado y maniatado a la joven madrileña de 18 años, los agentes registraron todos los puntos relacionados con el caso: la casa del presunto asesino situada en la parroquia de Taragoña (Rianxo). Allí, en la parte de atrás de la casa, a la que se accede descendiendo por una rampa de piedra para acceder a la finca y al garaje, estaba el vehículo que buscaban y que había aparecido en las cámaras. Un coche cuya matrícula terminaba en DYN.
Y por eso los agentes de la Guardia Civil se lo llevaron. Ahora buscan en él pruebas de ADN tanto suyo como de la víctima del pasado lunes. Buscan también un hallazgo que resultará más complicado: las huellas de Diana Quer.
25 de diciembre
Dos jóvenes suben por la calle Bao, en Boiro, a pocos kilómetros de A Pobra do Caramiñal. Se trata de un lugar céntrico y tranquilo en ese momento, muy cerca del ayuntamiento de Boiro. Son las diez de la noche y apenas hay gente en la calle a esas horas. Los dos jóvenes comienzan a escuchar gritos. Pensaron que era gente que estaba de fiesta, celebrando la Navidad, pero no era así.
Antes de torcer la calle, escuchan el grito de una mujer. Al momento aprietan el paso y se encuentran con la siguiente escena: un hombre agarra a una mujer, de unos treinta años, y trata de introducirla a la fuerza en el maletero. La chica tiene medio cuerpo ya dentro del vehículo. Él lleva un cuchillo en la mano.
El vehículo es un Alfa Romeo de color gris. El hombre es fuerte, mide 1,80, tiene el pelo rubio y mirada desafiante, ojos azules y prominente dentadura, con unas paletas superiores excesivamente pronunciadas. Se llama Enrique Abuín Gey y tiene su casa en la localidad vecina a Boiro, en Rianxo. Lleva puesta una capucha para que no se le reconozca.
Ambos contaron su relato a La Voz de Galicia. “A medida que nos acercábamos, veíamos que no era una broma. Había un coche aparcado en la esquina, pegado a una peluquería. Cuando llegamos a su altura encontramos a un hombre que agarraba y forcejeaba con una mujer, empujándola para meterla en el maletero, que estaba abierto. Al principio, ante los guardias civiles, no pude asegurarlo al 100 %, pero sí, era él. El flequillo, la dentadura... Estaba encapuchado, pero me quedé a la perfección con su cara: era el Chicle».
La joven no dejaba de gritar y de pedirles ayuda. Estaban todavía a cierta distancia de la escena y echaron a correr de forma instintiva. En ese momento el hombre liberó a la joven, se metió en el vehículo, arrancó y huyó de allí. Dejó atrás a la joven que había intentado raptar y a los dos chavales que habían intentado ayudarla. La chica tenía magulladuras en las piernas.
Enrique volvia a actuar, pero se confió y afortunadamente le salió mal. No contaba con la aparición de nadie. Gracias a que se acordaron de la matrícula, se ha podido conducir la investigación a buen puerto. Una vez más, debido al Alfa Romeo gris que le cogía prestado a su mujer.
24 de diciembre, día de Nochebuena
El día anterior, Abuín salió durante la madrugada del día de Nochebuena a realizar su particular ronda. Iba con su coche gris por el centro de Boiro, a cinco minutos del lugar donde vive desde hace más de 12 años, Taragoña. El Chicle fue deteniendo su vehículo conforme se encontraba con distintas jóvenes a la salida de una discoteca de Boiro y les hablaba por la ventanilla, insistiéndoles con intensidad para que subieran al coche. Ocurrió sobre las cuatro de la madrugada.
Abuín fracasó en su intento. Invitó a dos chicas, ante quienes aminoraba la velocidad. Con una de ellas se puso más serio y le insistió en repetidas ocasiones.
Que se sepa, era la segunda vez que intentaba llevarse mujeres en su coche desde que metió a Diana Quer en su maletero. Por tanto, El Chicle utilizó el Alfa Romeo de su esposa en cuatro momentos diferentes en busca de víctimas: en Nochebuena, con dos chicas; el día de Navidad, otra vez, que fue cuando se le identificó; además de la desgraciada madrugada en la que Diana Quer desapareció.
22 de agosto de 2016
Fue la primera vez que actuó. Fiestas de A Pobra do Caramiñal. Pleno verano. Barracas y atracciones en la calle. No sabemos todavía las circunstancias, pero su teléfono móvil le sitúa en la zona. Está con su coche, el Alfa Romeo en cuestión. También Diana Quer, hija de un rico matrimonio que veranea en la localidad arousana, se encuentra en la calle en esos momentos. En torno a las dos y media de la mañana, El Chicle, después de seguirla, va a por ella.
De algún modo, en un punto indeterminado que todavía no ha trascendido, logra maniatarla y la introduce en el maletero. Sobre lo que pasó después, apenas sabemos detalle alguno. Diana desapareció durante 500 días. Todo ese tiempo, su cadáver estuvo dentro del pozo de una nave abandonada cerca de la casa de los padres de El Chicle. Le había atado un peso a las piernas para que no saliera a la superficie. Solo se supo de su ubicación cuando él lo desveló a los agentes de la Guardia Civil.
Abuín condujo a los agentes por una estrecha puerta secundaria al interior de la derruida factoría. La puerta les condujo a un sótano en el que nadie entra nunca. Cuentan los vecinos que aquí acuden los jóvenes de la localidad a hacer pellas, a beberse sus litronas o a darse sus primeros morreos y a fumarse sus primeros porros. Pero nadie conocía de la existencia de ese pequeño aljibe.
Tras levantar una tapa, Abuín mostró el interior del pozo a los agentes. Abajo de todo se hallaba la joven.
El estado de conservación del cuerpo era mayor del que los agentes del caso esperaban. El agua dulce en el que encontraba inmerso ayudó a conservar el cadáver gracias a la saponificación de las grasas. Cuanto más fría el agua, más tiempo se conserva el cadáver. Y en este caso, el grado de conservación era notable para el tiempo que llevaba Diana desaparecida.
Por eso, a pesar de los casi 500 días que han pasado desde la desaparición de Diana los investigadores han encontrado un cuerpo reconocible. Lo más difícil de demostrar va a ser si hubo agresión sexual porque el agua habría limpiado cualquier rastro biológico del agresor.
El coche aparecía en las imágenes que los agentes tenían en su poder. En concreto, las de una de las cámaras de la autovía de Barbanza (AG-11), que conecta la localidad de Pobra do Caramiñal con Rianxo y sus parroquias, entre ellas Taragoña, donde vivía el autor confeso del crimen. La carretera cruza el puente de Taragoña, donde se pierde la señal del móvil de Diana Quer cuando El Chicle lo tira al agua por la ventanilla.
La imagen que luego sirvió a los investigadores para que todas las piezas del puzzle siguiesen encajando. El cerco se estrechaba sobre El Chicle.
A ello ayudó la ubicación de su teléfono. Las señales le ubicaban en A Pobra cuando Diana fue vista por última vez.