La Policía Nacional ha detenido en Dos Hermanas (Sevilla) a Manuel González Lebrón, un hombre de 40 años que desde el pasado 30 de diciembre mantenía retenidos a sus dos hijos, ambos menores de edad. Ese día debía entregárselos en Granada a su exmujer y madre de los niños, de la que tiene una orden de alejamiento por malos tratos.
Durante el operativo para detener a Lebrón, este ex policía local de Alcalá de Guadaíra, al que se le expulsó del cuerpo por su mala conducta, ha herido a tres agentes con un cuchillo de grandes dimensiones. Tras el arresto, los heridos han sido trasladados al Hospital Virgen del Rocío, en Sevilla. Los menores no presentaban ningún signo de violencia.
A Manuel González Lebrón se le acusa de sustracción de menores, atentado contra la autoridad y lesiones. Se espera que se pase a disposición judicial este miércoles.
La madre de los niños, Sonia Barea, le denunció el pasado 30 de diciembre, cuando su exmarido no se presentó con sus hijos en el punto de encuentro fijado en Granada por un juez. Su exmujer se había mudado con los niños hasta la ciudad del oriente andaluz por miedo a que de nuevo su exmarido pudiera usar la violencia contra ella.
Durante cuatro días, los dos menores, Manuel (9) y Violeta (10), han estado junto a su padre en paracero desconocido. Sobre Manuel González Lebrón, que durante ese tiempo ha mantenido apagado el teléfono móvil, pesa una condena firme de 2 años y diez meses de prisión por maltratar a su exmujer y someterla a vejaciones en presencia de sus vástagos. En la actualidad se encontraba a la espera de que el juzgado le remitiera la orden de ingreso en un centro penitenciario.
"No están raptados, están con su madre"
En la mañana de este martes, la madre de los dos menores se mostró "muy preocupada" en declaraciones a Cope. "Él tiene un perfil agresivo y tendría que haber entrado ya a prisión porque tiene una sentencia firme", añadió Sonia Barea.
La noche anterior, en torno a las 22 horas del lunes 1 de enero, el padre de los dos niños llamó por teléfono a la comisaría de Alcalá de Guadaíra, donde trabajó hasta su expulsión del cuerpo por su mala conducta y por la condena que le impuso un juzgado sevilano. Sin revelar su identidad, le dijo a un antiguo compañero que reconoció su voz: "No están raptados, están con su padre".
La denuncia por la desaparición de los niños fue presentada por la madre de los menores en el juzgado de guardia de Granada, dado que su exmarido, que tenía a los dos niños consigo desde el pasado 23 de diciembre por motivo de las fiestas de Navidad, tenía que haberlos entregado una semana después.
Manuel Lebrón González fue condenado en diciembre de 2016 a dos años y diez meses de cárcel por delitos de maltrato habitual y maltrato en el ámbito familiar en presencia de un menor. En la sentencia, dictada por el juzgado de lo Penal número 6 de Sevilla, se le había impuesto además la prohibición de comunicarse con su exmujer durante cuatro años y medio.
Este expolicía local fue detenido en noviembre y diciembre del año pasado en dos ocasiones. Una, por haber vulnerado una orden de alejamiento; otra, por protagonizar numerosos altercados en Alcalá de Guadaíra.
Una persecución armado con un cuchillo y un puño americano
El último arresto de Manuel Lebrón se produjo el 14 de diciembre pasado por vulnerar una orden de alejamiento. El exagente de Alcalá de Guadaíra iba armado con un cuchillo y un puño americano. Se dio a la fuga tras ser sorprendido por un vehículo de la Policía Judicial. En su intento de fuga, el sospechoso estuvo cerca de atropellar a uno de los agentes.
Finalmente, se le dio alcance en Dos Hermanas. Más tarde pasó a disposición judicial y quedó en libertad. El juez le impuso como medida cautelar la prohibición de entrar en Alcalá, lo que supuso su destierro, y de acercarse a 500 metros de sus vecinos, a los que ha amenazado en reiteradas ocasiones.
Absuelto de agredir a un compañero
El mayo del año pasado, el Juzgado de lo Penal 11 de Sevilla absolvió a Manuel Lebrón González del delito de atentado, resistencia a la autoridad y lesión a un policía nacional en comisaría, delitos de los que le acusaban la Fiscalía y la acusación particular, quienes solicitaban para él tres años de cárcel.
Los hechos se remontaban al 10 de agosto de 2010, cuando Manuel Lebrón, quien en esa fecha se encontraba fuera de servicio, se dirigió a las dependencias de la comisaría en que trabajaba y cuyo cuerpo compartía con la Policía Nacional de Alcalá de Gudaíra. Allí, reclamó al jefe accidental la devolución del arma reglamentaria que le fue intervenida aquella tarde. A continuación se habría enfrentado con varios agentes.
Manuel Lebrón, licenciado en Derecho, ejerció su propia defensa durante el juicio penal al que se sometió. En declaraciones al ABC de Sevilla, el expolicía señaló: "Después de haber pasado seis años de condena de banquillo y haber tenido que batallar en mi propia autodefensa, me alegro de haber conseguido demostrar las falsedades de las imputaciones vertidas sobre mí. Por eso ruego al sistema policial y judicial una mayor vigilancia y control en materia de detenciones de los ciudadanos, sobre todo en los delitos de atentado, ya que no olvidemos que la libertad ambulatoria es uno de los derechos nucleares de nuestra carta Magna".