Los Montoya, la familia del preso resucitado en Asturias, no quieren que Gonzalo vuelva a la cárcel después de que el pasado domingo saliese de ella dentro de una bolsa de plástico cuando dos médicos lo dieron por muerto. La familia del reo pide su indulto -y una indemnización- por la cadena de errores que llevaron a Gonzalo aún con vida a la misma mesa de autopsias: "Por favor, que lo indulten, porque si vuelve sale efectivamente cadáver".
El preso Montoya (29 años) sigue recuperándose -ya en planta- en el Hospital Universitario Central de Asturias custodiado en todo momento por agentes de la Guardia Civil. Ha subido desde la Unidad de Cuidados Intensivos, donde permanecía desde que resucitó el pasado domingo de la morgue del Instituto de Medicina Legal de Oviedo. Su evolución es cada vez a mejor por lo que su vuelta a la celda parece cada vez más inminente.
Y eso es lo que teme la familia: su regreso a prisión. Según narra su padre en declaraciones a La Nueva España, Montoya ingirió un bote de pastillas para quitarse la vida en la noche posterior al Día de Reyes. Y no fue la primera vez que el reo -que cumple condena por robar chatarra- ha intentado suicidarse o autolesionarse en la cárcel: una vez intentó colgarse con una cuerda y otra se cortó un brazo.
"Le queda un poco más de seis meses de estar preso y lo que más quiero en esta vida es que sea indultado, para que no vuelva. Si se mete de nuevo ahí dentro, tengo miedo de que haga lo mismo, y ya va la segunda vez, que ya se echó la soga al cuello antes. Que lo indulten, por favor, que lo indulten, porque si vuelve, sale efectivamente cadáver", explica su padre.
Tal y como relata la familia, el reo Montoya tiene ahora los riñones "muy inflamados" y "muchas secuelas" debido al tiempo que pasó "metido en el congelador y la bolsa". Se refieren a las horas posteriores de encontrar al preso en su celda inconsciente y "azul", según explicaron funcionarios de prisiones. Fue en ese momento cuando se activó el protocolo: dos médicos certificaron la muerte y el juez -avisado por la prisión- procedió al levantamiento del cadáver.
Desde allí, fue trasladado en una bolsa de plástico hasta el Instituto de Medicina Legal de Oviedo, donde le llegaron a pintar marcas en el cuerpo para practicarle la autopsia. Lo que parecía una muerte natural dio un giro cuando el propio Montoya empezó a roncar ante la sorpresa de los auxiliares del forense que se encontraban en la sala de autopsias.
Todo esto está puesto ya en manos de un abogado quien plantea ahora resarcir a la familia: "Habrá que ver el expediente, los informes médicos, quién certificó el fallecimiento, cómo se hizo, quién comunicó el fallecimiento, porque ha tenido consecuencias".
El abogado apunta directamente a un fallo en el funcionamiento de la Administración por lo que planea una demanda ante Instituciones Penitenciarias. En referencia a la petición de indulto apuntan a la libertad condicional por enfermedad.