El día del funeral de Antonio Navarro Cerdán, su esposa María Jesús sube al altar mayor de la iglesia de San Pedro de Novelda. Desde allí, rota de dolor, lee una desgarradora carta de despedida a su marido, apuñalado misteriosamente en su garaje el 16 de agosto. Los asistentes al sepelio lloran compungidos ante la emotividad de la escena. Ahora, esa mujer acaba de ser detenida como coautora del asesinato de su esposo.
María Jesús M.C., Maje para los amigos, es una valenciana de 27 años que trabaja como enfermera en el Hospital Casa de Salud, muy cerca del estadio de Mestalla (Valencia). Su compañero Salvador R.L., un ATS de 47 años, es el asesino confeso de Antonio, según han comunicado fuentes de la Policía Nacional. Al parecer, enfermera y ATS mantenían una relación extramarital. El matrimonio entre María Jesús y Antonio no atravesaba por sus mejores momentos. Y, sin que nadie acierte a comprender el motivo, entre ella y su amante perpetraron el crimen de Antonio.
Se casó por no defraudar
Antonio Navarro era un ingeniero de 36 años que trabajaba en una empresa de construcción. Nació en Novelda (Alicante) pero residía en Valencia con su mujer, Maje. Llevaban un año y medio casados y viviendo en la calle Calamocha, en el distrito de Patraix. Aunque aparentaban ser un matrimonio bien avenido, la relación estaba en las últimas. Ella había dicho en su entorno que no estaba enamorada. Que se casó por no defraudar a la familia. Al parecer ya le había confesado a su marido que no estaba enamorada. Él, según declara Maje, no toleró bien la ruptura que se le venía encima y la había amenazado con echarla de casa.
Salvador está casado, es padre de dos hijos y auxiliar de enfermería. Es 20 años mayor que su compañera Maje y, como ella, tampoco es feliz en su matrimonio. Enfermera y ATS mantienen una relación extramatrimonial que empieza antes de la boda de Maje y que sube de intensidad a medida que sendos matrimonios se desmoronan. En verano, Maje le confiesa, entre lágrimas, que su marido la menosprecia y la maltrata. Nadie tiene constancia de esos presuntos malos tratos. De hecho, no hay denuncia alguna. Pero Salvador la cree y le hace una promesa: “Te voy a quitar ese peso de encima”, cuenta EMV. Entre los dos urden el asesinato de Antonio.
Crimen frente a la Guardia Civil
El crimen se lleva a cabo la soleada mañana del 16 de agosto en el 14 de la calle Calamocha. El ingeniero Antonio Navarro baja al garaje a coger su coche. No se da cuenta de que al lado del automóvil hay un varón agazapado que le aguarda con cautela. Cuando Antonio llega al coche, el asesino sale de su escondite blandiendo un puñal. Le asesta ocho navajazos certeros en el tórax. La autopsia reveló después que la puñalada recibida en el corazón fue la que acabó con su vida. El cadáver fue descubierto a las 15:30 de la tarde por un vecino del bloque que estaba aparcando su moto. Cuando avisaron del crimen a María Jesús, ella aseguró que llevaba toda la mañana preocupada porque Antonio no contestaba a sus llamadas.
Nadie se explicaba el suceso. Ni sus vecinos de Patraix, ni sus amigos de Novelda, el municipio en el que se crió el ingeniero. No andaba metido en negocios turbios, no tenía vicios y no frecuentaba oscuras amistades. El crimen no tenía explicación. Tampoco para los investigadores, que se sorprendieron de que hubieran asesinado a Antonio justo enfrente del cuartel de la Guardia Civil. La policía descartó desde un primer momento que el móvil fuese el robo, aunque el coche de Antonio tenía un cristal roto. Las investigaciones iban por otro lado y apuntaban a un ajuste de cuentas, pero... ¿de qué cuentas exactamente?
"Yo lo ejecuté"
Las investigaciones han durado cerca de medio año. La Policía Nacional acaba de detener a Salvador y a Maje como autor y coautora del crimen respectivamente. Ella niega los cargos. Él la exime de culpa. Según Las Provincias, en su declaración a la policía, visiblemente tranquilo, Salvador ha confesado el asesinato y se atribuye toda la responsabilidad: “Lo decidí yo solo y lo ejecuté”. Tanto él como Maje, sin embargo, han negado que los dos estuviesen inmersos en una relación extramarital.
Ahora, el entorno del fallecido está en estado de shock. Ni siquiera imaginaban que el matrimonio atravesaba una crisis, mucho menos aún que ella fuese capaz de perpetrar un crimen de estas características. Y desde Novelda todavía recuerdan aquel 19 de agosto cuando, en el momento álgido del funeral de Antonio, ella hizo una alarde de sangre fría, subió al altar mayor de la iglesia y le leyó a su marido las palabras más emotivas que jamás le había dicho.