Santiago Garrido salió de fiesta a celebrar la Nochebuena. Volvió a su casa sobre las seis de la mañana. Traía la cabeza ensangrentada y heridas en las manos. Qué te ha pasado, le preguntó su madre. Que me he caído, contestó escuetamente el joven de 23 años. Y se echó a dormir. A mediodía fueron a despertarlo para comer con la familia, pero Santiago ya estaba muerto.
Santiago no se había caído. Se cruzó con quien no debía a la salida de una discoteca. Le pegaron una paliza para robarle el móvil y le rompieron el cráneo de un botellazo. Los responsables de esta muerte son los miembros de una banda latina local. Se hacen llamar “Los Guasones” y está conformada por dominicanos, colombianos, ecuatorianos y, en menor medida, españoles. Son jóvenes mayores de edad que se dedican al hurto y al robo en las zonas de fiesta de la isla.
“No son una de las bandas latinas famosas en el territorio nacional. No es una de las conocidas que tienen a gente en muchas ciudades. Los Guasones son una pandilla local, conformada sobre todo por jóvenes latinos de entre 18 y 22 años y otros jóvenes ibicencos de edades parecidas”, confirmaron fuentes de la investigación. Ya hay un joven colombiano en prisión sin fianza por este suceso.
Delinquir para entrar en la banda
Aunque no es una pandilla con arraigo, imita los patrones de las que sí que están consolidadas. Especialmente de las maras centroamericanas, que exigen que los nuevos miembros cometan algunos delitos si quieren ingresar. “Todos los miembros tienen sus roles y sus jerarquías. Tienen sus saludos y simbología propia. Y para acceder es necesario cumplir con los ritos iniciáticos correspondientes”, aseguran fuentes policiales. Los aspirantes a formar parte de la banda deben llevar a cabo acciones delictivas para poder entrar, como agredir a alguien o robar teléfonos móviles. Este fue, en un principio el móvil de la agresión que acabó con la vida de Santiago.
Porque Los Guasones se dedican a eso: a robar. A hurtar. A atacar a turistas en las temporadas altas o en épocas festivas como las navidades. Sus ámbitos de actuación son las zonas con más concentración de locales festivos, como Platja d'En Bossa o el puerto de Ibiza.
Al parecer, Los Guasones se cruzaron con Santiago a la salida de una discoteca de Ibiza. Santiago volvía a su casa del barrio de Ses Figueretes. A la altura del paseo marítimo, varios miembros de la banda lo abordaron por sorpresa. Iban dos chicos latinos y dos chicas de nacionalidad española. Le agredieron y le robaron el móvil. Durante el atraco le propinaron numerosos golpes que derribaron a Santiago, lo que le provocó diversas heridas. Pero lo que le mató fue un botellazo en la cabeza. Aunque Santiago tenía un daño irreversible en la cabeza, tuvo las fuerzas suficientes para llegar a su casa, disculparse ante sus padres y acostarse.
El rastro del teléfono, clave
Los Guasones tomaron el irrisorio botín y lo vendieron al día siguiente a una tienda de artículos electrónicos de segunda mano. Un establecimiento en el que reparan teléfonos móviles. Esa ha sido una de las claves que ha permitido a los investigadores identificar a los autores. El teléfono de Santiago fue vendido en breve a una persona que se marchó de viaje a Barcelona. La policía localizó el terminal de Santiago en la ciudad condal. Contactaron con su nuevo propietario, que les informó de dónde lo había comprado. Al acudir a la tienda ibicenca, los dueños del establecimiento dieron a la policía los datos y la descripción de los jóvenes que habían vendido allí el teléfono de Santiago: jóvenes latinos ataviados con gorras.
La policía detuvo a tres miembros de Los Guasones, aunque sólo uno de ellos, de nacionalidad colombiana, permanece en prisión. Fuentes de la comisaría de Palma confirmaron que se detuvo a otro joven dominicano, pero que ha sido puesto en libertad con cargos. Tendrá que presentarse todos los lunes en el juzgado. El tercer detenido, de nacionalidad española, también ha sido puesto en libertad al determinar el juez que no tuvo participación en los hechos. En un principio también se relacionó con el caso a una chica menor de edad de nacionalidad española. También está en la calle
Santiago iba a casarse
Santiago Garrido García era un chico sano, deportista y con aspiraciones. Estaba haciendo planes de futuro y en breve iba a casarse con su novia, según declararon sus allegados. Una novia que, junto a a Antonio, el padre del fallecido, se presentó en la puerta de los juzgados para increpar a los detenidos. La actitud de este miembro de “Los Guasones” fue chulesca y desafiante, y cuando coincidió con los familiares del asesinado se quedó parado mirándolos.
Antonio Garrido, padre del fallecido, fue el más agresivo durante la salida del juzgado del presunto asesino. Varios agentes de la Policía Nacional tuvieron que contenerle cuando se intentó abalanzar contra el arrestado. Antonio es gallego, de la parroquia de Paredes, en Ponteareas (Vigo). Llegó a Ibiza hace treinta años, se casó con una granadina y se quedó a vivir en la isla. Allí nació Santiago, que era un chico normal que no tenía conflictos con nadie, según gente de su entorno, pero que tuvo la mala suerte de toparse cn Los Guasones en Nochebuena.
Ya han pasado dos meses y medio, pero en la familia siguen teniendo presente aquella Nochebuena en la que Santiago llegó malherido a casa “y sólo quería acostarse”, ha declarado a El Faro de Vigo su padre Antonio, que ha advertido de que la cosa no iba con su hijo: “Actúan como una manada. Le tocó a mi hijo como le podía haber tocado a cualquiera”.