La jerezana María del Carmen Vaca dice que el vaso de su paciencia ha rebosado. La mujer asegura que ya no aguanta más, que ha de “denunciar públicamente el calvario” que está sufriendo su tía, la mujer que la crió cuando murió su madre.
La tía de María del Carmen, de la que omitimos su identidad por petición expresa de su sobrina, tiene 87 años. Nunca tuvo descendencia, y los tres hermanos que siguen vivos -de nueve que eran- también son octogenarios. Para María del Carmen es como su madre. “Mi madre biológica murió a los 47 años, cuando yo era una niña. Mi tía me crió y le debo mucho”, cuenta la señora.
El próximo mes de mayo hará dos años que la tía de María del Carmen ingresó en la residencia Suite La Marquesa, en Jerez de la Frontera (Cádiz). “Vengo a verla cada día, no puedo soportar ni un segundo más que siga sufriendo así”.
Al poco de instalarse en este centro geriátrico, de capital privado aunque con un concierto con la Junta de Andalucía, la anciana empezó a sufrir heridas en sus piernas, que las tiene inmóviles por una caída en la que se rompió la pelvis. La rehabilitación por aquel accidente doméstico la dejó postrada en la cama durante varios meses, por lo que la anciana perdió la mayor parte de la masa muscular y nunca volvió a andar. Sin hijos que se hicieran cargo de ella, la mujer pidió plaza en La Marquesa. Y se la concedieron.
“Las heridas se repiten constantemente. Aparecieron a las pocas semanas de ingresar aquí. No entiendo qué sucede. Desde la dirección del centro nunca me han dado una explicación. Yo soy la única vía que tiene mi tía para poder quejarse. Pero también pienso en quien no tiene familia y está aquí. ¿Esa gente tiene que aguantar cualquier barbaridad como la que yo he recogido en estas fotos?”.
La mujer muestra las imágenes que ha tomado de las piernas de su tía. Son recientes. Una de las heridas se la provocaron la semana pasada. La sufrió sobre otra que estaba sanando y que se la hicieron el 6 de enero.
“Parece que le haya cogido un toro. Siempre son gruesas, como de un dedo de grosor, y aparecen de rodillas hacia abajo. Algunas miden 10 centímetros. ¿Quién le está haciendo esto a mi tía? ¿Quién? Se las veo por la mañana, cuando vengo a verla. Ha de ser durante el aseo o cuando la bañan, porque los auxiliares de enfermería que trabajan aquí no dan a basto. ¡No quiero imaginar que alguien pueda hacerle algo así adrede!”.
Desde noviembre de 2015 Suite La Marquesa es propiedad de Vitalia, un grupo empresarial que dispone de 6.600 plazas residenciales en España y cuenta con 38 centros especializados en la atención a la tercera edad y a dependientes. Una plaza cuesta 1.375 euros al mes a cada usuario, aunque muchos de ellos aportan su pensión y el montante restante lo sufraga el Gobierno andaluz.
Medicación a causa de infecciones
María del Carmen se ha quejado reiteradas veces de la situación que padece su tía. Cuenta que “hasta en cuatro ocasiones” ha sufrido infecciones en las heridas, por lo que ha necesitado medicación para que sanaran. “Algunas tardan semanas, y hasta meses, en cerrarse y curar. Suerte que mi tía no es diabética, si no, ya le habrían amputado ambas piernas”.
La sobrina de la anciana ingresada en La Marquesa descarta que su tía pueda provocarse las heridas. Cuenta que sólo se mueve en silla de ruedas porque hace unos años sufrió una caída, se rompió la pelvis y, durante el proceso de rehabilitación perdió casi toda la musculatura de las piernas.
Harta de pedir una reunión con el director del centro y que “nunca” la reciba, María del Carmen se puso en contacto con este periodista tras un reportaje publicado por EL ESPAÑOL en enero de este año. En aquella información varios residentes y algunos familiares denunciaron falta de comida, de toallas, de limpieza y de medicación en la residencia.
María del Carmen, mientras toma un zumo de naranja en una cafetería próxima a la residencia, cuenta ahora que el viernes de la semana pasada presentó una reclamación formal a la dirección del centro. También adjuntó fotos de las “continuas heridas sufridas” por su tía durante los casi dos años que lleva ingresada en La Marquesa.
La mujer, de 58 años, explica que no es la primera vez que se queja del trato del personal del centro. Hace un año puso una reclamación porque un auxiliar de enfermería se negó a ayudar a levantar a su tía, quien se había caído en el interior del cuarto de baño de su habitación. “Aquella vez no me dieron respuesta alguna. Esta vez no sé si me dirán qué sucede, pero por el momento nadie me ha dado explicaciones. El problema de este sitio es que unos se tapan a los otros, y quienes pagan son los ancianos”.