El Brexit podría dejar a España sin terneros británicos recién nacidos. La opinión pública, tras una investigación llevada a cabo por el Times, acaba de conocer que hasta 5.000 de estos animales alcanzaron nuestro país en el último año tras viajes en camión de hasta 135 horas.
Se trata de las crías descartadas por la industria láctea de los ingleses, una especie de excedente de mercado que a España le interesa comprar para dedicarlo al engorde, el cebo y su posterior sacrificio.
Tras el Brexit, el Ejecutivo británico podría prohibir este tipo de operaciones, lo que ya se debate en la Cámara.
"Acaban en celdas individuales"
Según la normativa europea, fechada en 2005, el periplo de los animales que todavía reciben alimentación láctea debe ceñirse a esta condición: una hora de parada tras cada nueve de viaje. Las 135 convierten, por tanto, esta odisea en un infierno para la cría, que al alcanzar su destino recibe un preparado lácteo que lo hace engordar con rapidez hasta obtener el grosor adecuado para el consumo.
"Generalmente, acaban en celdas de aislamiento donde consumen este compuesto hasta que engordan lo suficiente", critica Silvia Barquero, presidenta del PACMA. Según lo expresado por este partido, es España el país que importa este tipo de ganado porque "aquí esas industrias no producen indignación".
En centroeuropa y Reino Unido, critica Barquero, "la sociedad está más sensibilizada". De ahí que ese ganado se exporte a países como España. Esos 5.000 terneros en dirección a la península ibérica duplican la cifra de 2016.
Las organizaciones animalistas en Reino Unido denuncian que muchos de estos animales recién destetados acaban por perecer debido a viajes tan largos, en muchos de los cuales podría verse vulnerada la normativa. Una gran corriente de opinión apuesta por prohibir allí ese tipo de celdas de aislamiento que en España son habituales. "¿Sabes qué pasa? Cuando nosotros deslizamos ese debate, se nos silencia", censura el PACMA.
"El trayecto es confortable"
Hasta tres grandes ganaderos españoles consultados por EL ESPAÑOL no dan crédito cuando escuchan la duración de los viajes: 135 horas. "Es imposible". Apuntan a la mencionada normativa europea e incluso describen como "confortable" el trayecto. "Todos van con agua, paja y alimento suficiente. Cuando paran, se les baja del camión para que realmente descansen". Aunque después reconocen: "Una cosa es que nosotros cumplamos con lo previsto, pero ya sabes, hecha la ley, hecha la trampa".
La relación entre España y Reino Unido en relación a la ternera viene de largo. La clave reside en la raza Aberdeen Angus, originada en Escocia y dominante en países como Argentina, y considerada como una de las más sabrosas del mercado. A mediados de 2014, decenas de ganaderos españoles trabajaron para importar el animal escocés, aunque ahora muchos de ellos, después de traerlo, lo crían en sus propias granjas.
"Ni siquiera después de estos años somos capaces de satisfacer desde España la gran demanda de este tipo de carne", dice uno de los empresarios que participa en este tipo de industria.
Los 5.000 jóvenes terneros importados que han soliviantado a los británicos pueden ser descendientes de Angus, pero no siempre. "La mayoría son mezcla", apunta una de las fuentes consultadas.
Tanto los partidarios como los detractores de abolir este tipo de transportes coinciden en reseñar que se trata de esos animales descartados por la industria láctea. "Para que las vacas den leche, antes tienen que parir. Son sus hijos los que engrosan la importación de la que hablamos", explica un ganadero. "Está claro que a mayor juventud mucho mayor vulnerabilidad", dice otro.
"Somos los únicos que no nos escandalizamos con esto, por eso los seguimos comprando", zanja Barquero, presidenta del PACMA.