Cuatro robos en menos de una semana, tres de ellos en la misma noche. En uno de los asaltos, la banda violó a una de las inquilinas. Siguen en paradero desconocido. Molina de Segura (Murcia) y sus alrededores viven días complicados. El vecindario está atenazado por el miedo a que un nuevo robo se vuelva a producir en la zona. Lo que está sucediendo en la comunidad mantiene en vilo a, al menos, los 60.000 vecinos afincados en esta población. Algunos de los habitantes afincados en las urbanizaciones afectadas no pueden ni conciliar el sueño. Otros, andan con precaución.
Este es el rastro que lleva dejando tras de sí una banda de criminales moldavos en la zona. Todo empezó este pasado lunes. La Policía Nacional mantiene abierta una investigación desde hace días con el fin de capturar a los delincuentes. Encapuchados. Profesionales. Utilizando la fuerza para entrar en las casas, aun con los inquilinos en el interior.
Los primeros días los robos no se relacionaban, pero tras producirse la noche fatídica de los tres robos lo cierto es que se conectaron al momento. En los primeros compases de la investigación, de los interrogatorios a los afectados por los robos en las distintas viviendas se supo que los testigos señalaban que los ladrones quizá tuvieran acento árabe. Como en todos los delitos los asaltantes llevaban el rostro cubierto, las víctimas no pudieron determinar el aspecto que tenían. Sin embargo, el modo en el que se expresaban les llevó a pensar que su origen era musulmán.
Esta posibilidad ya está descartada. Según ha podido saber EL ESPAÑOL, quien está sembrando el terror en Murcia es una banda de delincuentes profesionales procedente de Europa del Este. Concretamente, de Moldavia. Los investigadores que les siguen los pasos trabajan con la idea de que los ladrones poseen algún tipo de formación militar.
Eran cuatro personas las que asaltaron las casas en cuestión. Los robos se produjeron en dos lugares distintos. Tres de ellos sucedieron en la misma noche, en un espacio de tiempo menor a tres horas. Ambos tuvieron lugar en la urbanización Montepríncipe, de forma casi consecutiva. Murcia vive estos días en vilo. A expensas de que se detenga la banda, muchos toman precauciones a la hora de salir o no salir de casa. Así actuó la banda.
La primera noche del crimen
Eran las 10 y media de la noche. En la tranquila urbanización de Montepríncipe una vecina y su hija de 28 años se encontraban cenando cuando se encontraron en la cocina a los asaltantes. Cuatro encapuchados abordando la vivienda por la noche a punta de cuchillo. Fue en ese momento cuando las sorprendieron.
Les pidieron dinero, joyas y droga. La urbanización del chalet cuenta con vigilancia privada. Una única entrada y salida obliga a los visitantes y a los vecinos a pasar por delante de la garita del vigilante cada vez que entran o salen de la urbanización. Sin embargo, la primera casas que eligió la banda para atacar estaba situada en uno de los extremos del complejo inmobiliario.
Según contaron al diario Abc, apenas fueron unos minutos los que tardaron en perpetrar su primer asalto. Las agredieron, las amenazaron con un cuchillo. Estaban solas en casa y no pudieron hacer nada más. Los ladrones huyeron con las joyas y el dinero que encontraron. En cuanto se fueron, madre e hija llamaron a la policía.
Una hora después, tuvo lugar el segundo de los asaltos. Eran las once y media de la noche. En este caso, la familia de la vivienda en cuestión, también en la urbanización Montepríncipe, no se percataron del robo. Únicamente cuando se marchaban advirtieron los ruidos de los vándalos huyendo de la casa con un nuevo botín.
Esa misma noche llegó un tercer robo, esta vez todavía más violento. Perpetrados los dos primeros, la banda decidió dirigirse a la urbanización Altorreal, una de las más lujosas de la zona. Cuenta con campo de golf y piscina. La vivienda a la que se dirigieron no debía de estar elegida al azar, puesto que accedieron a la calle y luego al inmueble a través del campo de golf. La casa que asaltaron en esta tercera ocasión está situada de manera contigua a la instalación deportiva.
En esta casa pasaron varias horas, completando la noche del pánico en Molina de Segura. Maniataron y apalearon al marido. A su mujer la agredieron sexualmente en su presencia. Horas después, en el hospital, se confirmó que había sido una violación.
Este fue el tercero de los robos que se produjeron esa misma noche. Ahora los agentes trabajan para comprobar si el cuarto de los robos que se produjeron esta semana está relacionado con los tres ocurridos en la misma zona. No descartan, sin embargo, que pudiera haber sido perpetrado por una banda diferente.