Es viernes por la noche. A Julia –prefiere emplear este nombre en lugar del suyo– le suena el móvil. Ha recibido un correo electrónico. Firma Javier Ramos, el rector de la universidad Rey Juan Carlos, centro donde cursa un doble grado. El mensaje, veloz, enviado a todos los alumnos, se hace hueco en decenas de grupos de WhatsApp. Tiene que ver con el presunto máster de Cristina Cifuentes, ¿qué iba a ser si no?
Julia lee en la pantalla: “Quisiera compartir con vosotros unas reflexiones”. Luego sigue una confesión: “Muchos os habéis puesto en contacto conmigo para hacerme saber vuestra inquietud y pesadumbre”. Con ese “muchos”, explica el propio rector, se refiere tanto a alumnos como a personal de servicios, familias y profesores. Javier Ramos reconoce “el deterioro que esto ha supuesto a nuestra universidad”, asegura haber actuado honestamente y promete “superar los obstáculos” y “llevar a la URJC al lugar que le corresponde”.
La "mancha" en el currículum
A Julia y sus amigos, muchos a punto de graduarse, estas palabras no les sirven. “¿Con qué cara vamos a echar el currículum a una empresa?”, lanzan al aire. Se refieren a ese CV donde figura un título expedido por una universidad que, en el menor de los casos y si es que la presidenta popular dedicó algo de su tiempo al máster, brindó a la mandataria un escandaloso trato de favor. Sobresalientes en asignaturas que se impartieron antes de que se matriculara, ni clases ni exámenes, un TFM que se ha convertido en cuestión de fe…
Lucía, como Julia, cuenta la inquietud que ha poblado las casas de los alumnos: “Nuestros padres están nerviosos. Pagan por algo que no saben si merece la pena. Es injusto, con esto de Cifuentes parece que a todos los de la URJC nos regalan los títulos”. A Lucía y a Julia, como a tantos otros, les llegan por WhatsApp decenas de memes. Uno de ellos dice: “El rector de la Rey Juan Carlos estará firmando másteres hoy a las 20h en el Corte Inglés de Goya”. Les perjudica que ese “enchufismo de chiringuito” tan conocido en clave interna se haya convertido en portada de periódico y apertura de telediario.
Lejos de amilanarse, cientos de alumnos se han organizado. Algunos han acudido a los tribunales, otros se concentrarán en la explanada del campus en los próximos días.
El colmo de "la más transparente"
La Universidad Rey Juan Carlos se estrenó en 1996. Nació al calor del Partido Popular para contrarrestar la influencia de la Carlos III, de tradición socialista. Actualmente cuenta con más de 40.000 alumnos, casi 80 grados, 78 dobles grados, alrededor de 70 másteres oficiales y cinco campus: Aranjuez, Alcorcón, Fuenlabrada, Madrid y Móstoles.
Es el más joven de los centros públicos madrileños. En los últimos rankings, lograba figurar entre la 13º y la 15º mejor universidad de España. Para colmo de Julia y Lucía, la URJC se alzó como la más transparente según una clasificación publicada hace un par de años.
Un profesor universitario que ha dedicado gran parte de su carrera a dirigir y crear másteres saluda a este periódico: “Es normal que exista ese nerviosismo en los alumnos. Además, tardará en desaparecer”. Describe los posgrados como una de las vías de financiación más suculentas de las facultades: “Si no hay alumnos, no hay máster”. Tiene claro que el carro de noticias relacionadas con el caso Cifuentes va a perjudicar seriamente el número de matrículas en septiembre. ¿Y un consejo para los alumnos que, a partir de junio, se presentarán en los departamentos de Recursos Humanos con sus títulos expedidos por la URJC? “En las entrevistas deberán ser capaces de demostrar que esos estudios les han dejado poso. Tendrán que hacerse valer más que nunca por lo que son, y no por los grados o másteres que tengan”.
"La reputación puede venirse abajo en pocas horas"
Gonzalo Brujó, Global Chief Growth Officer de Interbrand, apunta: “La gestión de activos intangibles es cada vez más volátil y la reputación de una empresa puede venirse abajo en pocas horas”. Aconseja “rapidez” y “no eludir responsabilidades”: “El prestigio es algo fácil de perder y muy difícil de volver a recuperar”.
Para tranquilidad de los alumnos al borde de la licenciatura de la Rey Juan Carlos, Santiago de Mollinedo, de Personality Media, no cree que su inserción laboral vaya a ser dañada: “El problema gordo lo tiene la universidad, que se enfrenta a una crisis de imagen interna y externa. Bajarán las matrículas, pero también habrá profesores que no quieran seguir vinculados al centro para no ver mermada su credibilidad”.
Este experto reputacional considera que el gabinete de crisis de la URJC afronta sus días más importantes: “Su futuro dependerá de lo enérgicos que sean ahora. Deben contar rápidamente qué es lo que ha pasado y asumir responsabilidades. Si esto hubiera ocurrido en una empresa privada, ya habría diez o quince personas en la calle”.
Tanto el profesor mencionado como Mollinedo creen “fundamental” que la URJC logre desvincular el caso Cifuentes del centro en su conjunto para ceñirlo al Instituto de Derecho Público, a través del cual se gestó el máster de la presidenta de la Comunidad de Madrid. El IDP, estrenado en 2001 y dirigido desde entonces por el catedrático de Derecho Enrique Álvarez Conde, disfruta de una autonomía casi absoluta respecto a la URJC: la fiscalización de sus cuentas es a posteriori y deja claro en sus estatutos que el objetivo siempre es, ha sido y será la autofinanciación. Conviene reseñar que la Comunidad de Madrid lo ha venido regando de cientos de miles de euros durante las dos últimas décadas.
“Eso es un chiringuito, una Taifa dentro del reino de la URJC”, relata un doctor en Derecho que ha investigado de la mano de Álvarez Conde, al que describe como “una de las cabezas más privilegiadas de su generación echada a perder por culpa del poder y la ambición”. Vincular exclusivamente el caso Cifuentes al Instituto de Derecho Público, por tanto, sería parte de esa estrategia de gestión de crisis ya lanzada por la universidad.
“La crisis es gravísima se mire por donde se mire”, relata a EL ESPAÑOL David Redoli, miembro del consejo directivo de la Asociación de Comunicación Política (ACOP). “La connivencia y el alineamiento de una universidad con un partido político es de lo peor que le puede pasar a una institución de carácter neutral. Oxford, Harvard y Princeton tienen ese prestigio porque se da por hecho que sus alumnos reciben una formación excelente. Esa formación, en la URJC, ahora queda en entredicho en términos de opinión pública. Si consiguen focalizar el problema en ese Instituto, lograrán salvar la situación”, concluye.