Durante años, Doris Valenzuela Angulo, colombiana de 39 años, vivió luchando en su país por los derechos de los suyos. Hasta hace dos meses, tenía en La Palma (Canarias) su residencia con sus hijos y su marido. Allí pasaron un año hasta que Doris decidió que no aguantaba más y empezó a buscar el modo de separarse de él. Ambos pertenecían al Programa de Protección Temporal de Defensores y Defensoras de los Derechos Humanos de Amnistía Internacional. Al tomar la decisión de divorciarse los separaron. A Doris la mandaron a Murcia. A él, a Girona, en sendos pisos de acogida. Pero la siguió. Apareció en la casa en la que ella se había instalado con los tres hijos. Y la mató.
El asesinato tiene a la ciudad conmocionada. El día anterior al crimen, la mujer había acudido a la Cruz Roja en busca de información de cómo formalizar y tramitar un divorcio. Estaba ya pensando cómo poder dejar de lado a la que fuera su pareja cuando sucedió.
Su marido Ezequiel, tiene 46 años y es, según ha podido saber EL ESPAÑOL, también colombiano. El hombre apareció en la casa, la persiguió por el patio de la casa, una casa situada en el barrio de La Fama hasta que la mató a puñaladas. Cuando llegaron los vecinos, el cuerpo de la mujer yacía en un gran charco de sangre, en la acerca de la calle.
Doris llevaba tiempo tratando de escapar de la dura realidad a la que se tuvo que enfrentar en Colombia. Ya en España, impartía de cuando en cuando conferencias por todo el país para contar su vida y explicar su labor en materia de derechos humanos. Hasta que su marido se la llevó por delante.
La dura vida de Doris en Colombia
Doris llevaba en España un año y tres meses. Tiene tres hijos: dos mujeres de 20 y 18 años y un joven de 15. No eran los primeros que tenía. Perdió uno cuando tenía tan solo nueve meses a causa del impacto de una bala. Lo relató el año pasado en una entrevista que hizo en el diario Palma Ahora para contar su experiencia y la huida de su país natal.
-Tuve que salir corriendo y depositar su cuerpo en una fosa común, junto a un árbol, y salir huyendo porque querían matar a toda mi familia, pero los asesinos sacaron a mi bebé de la fosa y lo botaron al río, así que no pude darle sepultura”.
La mujer procedía de Valle del Cauca, en la región de Buenaventura, Colombia. Era miembro de las Comunidades construyendo paz en el territorio (Conpaz). En esta red de asociaciones, la mujer participaba colaborando con comunidades de afrodescendientes, indígenas y campesinas cuyas propuestas defendían la justicia social y ambiental. Estaba amenazada de muerte en su país por negarse a abandonar sus tierras.
Por eso, Amnistía Internacional la protegió y se la llevó de allá a España, con el fin de ofrecerle protección en un lugar tranquilo del continente europeo. “Allí nos obligan a desplazamientos forzados para quedarse con nuestras propiedades, y si no nos vamos, los paramilitares nos asesinan y violan a nuestras hijas”.
Doris perdió un hijo cuando este tenía nueve meses. No fue el único. Aparte de los tres que ahora tenía y que vivían con ella en España, otro de los suyos fue asesinado hace años.
-Mi otro hijo de 17 años fue un día a comprar un ‘juguito’ embotellado, lo cogieron los paramilitares y se lo llevaron cargado en los hombros. Pudo escapar porque lo defendió otro compañero, que terminó muerto; él pudo salir corriendo y gritar públicamente el nombre de las personas que lo habían intentando asesinar; me avisaron de que estaba en el hospital, y cuando llegué le dio tiempo de hablar conmigo pero luego, al momento, murió.
Tras pasar por todas esas penurias, hace 15 meses Doris decidió huir de Colombia. En aquel momento, todo apunta a que la relación con su pareja era algo más estable. Ni ella ni él, según ha podido saber EL ESPAÑOL, tenían antecedentes delictivos. Tampoco existían denuncias previas relacionadas con malos tratos o violencia machista. Durante un año se instalaron en La Palma. Luego se trasladaron a Murcia. Allí les asignaron una vivienda y convivieron durante algo más de un mes.
Durante todo este tiempo lejos de su país, Doris ha estado realizando conferencias en las que iba relatando su experiencia en cuanto a la lucha humanitaria en Colombia. Ha estado en colegios, en universidades. El pasado mes de diciembre, fue invitada a Talavera de la Reina para contar su historia.
Quienes la conocían dicen que era una mujer intachable y emprendedora. A principios de marzo, su marido fue trasladado a Girona. Allí le alejaron en otro piso de protección internacional. La mujer había acudido a la Cruz Roja para solicitar información acerca de comenzar los trámites de separación. Les contó que era víctima de violencia verbal por parte de su pareja. Fue en ese momento que los responsables sociales vieron que era preciso alejarle de ella. El miércoles, Ezequiel apareció por sorpresa en Murcia, en la vivienda situada en el barrio de La Fama. Apareció allí para matarla.
El día de los hechos
Días antes del asesinato de Doris, los técnicos de la Cruz Roja Española en Murcia recibieron la notificación de que el presunto agresor había abandonado el piso en Girona. Se pusieron en marcha para tratar de localizarle. Dieron con él, pero les dijo que no iba a Murcia, que en realidad su destino era Barcelona. De repente, apareció en Murcia, en la casa de la que había sido su pareja y mujer.
Ocurrió el miércoles por la tarde. Doris vivía con sus hijos en la calle Puerta de Orihuela. Nadie le esperaba allí, y menos su mujer. Ya en la casa, Ezequiel la persiguió por el interior del patio del edificio con un cuchillo en la mano. Al final, el hombre logró su oscuro propósito y acabó con su vida tras asestarle varias cuchilladas. La dejó tirada en el suelo, rodeada de sangre y huyó de la zona.
El horror y los gritos llamaron al momento la atención del vecindario, que bajó a socorrer a la mujer. Uno de los vecinos la halló en la calle, arrastrándose sobre la acera. Trató de salvarla pero finalmente no pudo hacer nada por ella. Había sido asesinada.
Alertadas por los vecinos, las patrullas se movilizaron hasta el lugar de los hechos. El 112 recibió hasta siete llamadas de personas que informaban del apuñalamiento.
Pero Ezequiel, el sospechoso, ya había acabado con la vida de la que había sido su mujer durante años y se había dado a la fuga. Los agentes comenzaron la persecución hasta localizarle. Le encontraron durante su huida en una gasolinera situada en la avenida Primero de Mayo. Ahí le arrestaron.
En la casa se encontró el arma del crimen. Mientras, Doris agonizaba mientras era atendida por los vecinos, con las ambulancias ya de camino. Nada se pudo hacer luego por su vida. Cuenta La Opinión de Murcia que una de sus hijas llamó minutos antes al 112. “Mi padre ha matado a mi madre. Si lo pillo, lo mato”. Ya allí, tuvieron que atender a una de las hijas por un ataque de ansiedad. Los sanitarios solo pudieron confirmar el fallecimiento de la víctima.
Doris es la novena mujer asesinada por un hombre desde que comenzó el año. En España, en 2018, también han sido asesinadas Jénnifer Hernández Salas, de 46; Laura Elisabeth Santacruz, de 26; Pilar Cabrerizo López, de 57; María Adela Fortes Molina, de 44 años; Paz Fernández Borrego, de 43; Dolores Vargas Silva, de 41; María del Carmen Ortega Segura, de 48 años, y Patricia Zurita Pérez, de 40.
La serie 'La vida de las víctimas' contabilizó 53 mujeres asesinadas sólo en 2017. EL ESPAÑOL está relatando la vida de cada una de estas víctimas de un problema sistémico que entre 2003 y 2016 ya cuenta con 872 asesinadas por sus parejas o exparejas.