El movimiento feminista está dejando claro, cada vez con más fuerza y determinación, que quieren que la Justicia esté a la altura de la víctima de un episodio machista y patriarcal que ha marcado un antes y un después en nuestro país: la violación grupal de San Fermín en 2016. Con muchas ganas, nervios y desconfianza, feministas de todo el país esperan a que este jueves a las 13:00 horas se dicte sentencia después de varios meses con el ambiente caldeado por el retraso del fallo y por las polémicas declaraciones del abogado de los cinco sevillanos, que augura una posible absolución.
Por eso, al grito de #HermanaYoSiTeCreo o #LaManadaSomosNosotras avisan, tanto desde las asociaciones como de forma individual, de su solidaridad con la víctima y de que en caso de que la sentencia sea leve e incluso absolutoria la respuesta va a ser, como en el pasado 8-M, masiva en las calles. No se van a quedar quietas. EL ESPAÑOL ha hablado con mujeres juristas y líderes feministas para conocer cómo esperan la resolución del caso.
"Manadas, a violar que es barato"
Zaida Cantera, la exmilitar y diputada del PSOE lo tiene claro, en caso de que esto pasara “se estaría diciendo: Manadas a violar, que es barato o que como ella no dijo no y como no dijo no significa sí, así que a violarla”. Es más, la política cree que el mensaje que lanzaría la propia justicia es el de la barra libre para violar. “Se estaría lanzando la consigna de la cultura de la violación permitida y las consecuencias de impunidad ante las violaciones serían devastadoras”.
Además, añade que tanto la joven como otras afectadas solo sentirían impotencia: "Sentirían que no pueden confiar en la Justicia, que es mejor no salir de casa no la vayan a volver a violar”. Por eso, tal y como añade la escritora Rosa Montero, se requiere una sentencia ejemplar. “Una sentencia que no sea percibida socialmente como un castigo justo resultaría devastadora y dejaría a las mujeres en una mayor indefensión”.
Una consideración que profesionales como la fiscal de Valencia especializada en Violencia de Género, Susana Gisberg, prefieren tomar aún con prudencia a la espera del fallo. “No adelantemos acontecimientos. Habrá que leer los fundamentos en que basan su decisión, sea la que sea, para, en su caso, combatirlos, porque hay un sistema de recursos que debe funcionar si alguna de las partes no ve satisfecho su derecho”, dice a EL ESPAÑOL.
Eso sí, Gisberg reconoce que la ley no está a la altura de la víctima por un motivo. “La ley es fría, nunca puede estar a la altura del sufrimiento de una víctima, porque no puede devolver las cosas al estado en que se encontraban, sino castigar, en su caso, a los autores, y dar una satisfacción moral y económica a la víctima, que nunca eliminará el sufrimiento padecido. No olvidemos que el derecho penal es la última ratio, que gestiona el fracaso, pero que las verdaderas medidas eficaces son las que se toman para evitarlo”, comenta.
-¿Es consciente de ello el poder judicial?
-Pues depende. No podemos cerrar los ojos ante la realidad de que aparecemos como algo lejano y distante. Debería explicarse del modo más accesible posible el sentido de la decisión y las razones que han llevado a la misma. La ciudadanía debe conocerlas porque, en otro caso, no podrá comprenderlas, por difícil que resulte. No obstante, no se puede transmitir un mensaje de desconfianza en la Justicia, sino, en todo caso, de la necesidad de mejorar la misma. En cualquier caso, y aun cuando la sentencia no sea conforme con lo solicitado por la acusación, hay que transmitir el mensaje de que ha servido para mucho, especialmente, para concienciarnos de la importancia de estas cuestiones y de las medidas a adoptar. Si algo falla, es el momento de replantearse qué hacemos mal en la Justicia y de tomar medidas para ello, especialmente en lo tocante a especialización y a perspectiva de género, pero sin olvidar que ello supone una apuesta firme.
Por su parte, Altamira Gonzalo abogada y miembro de la asociación de Mujeres Juristas Themis clama por un veredicto disuasorio. “Las mujeres y la sociedad necesitamos una sentencia que sea disuasoria, ejemplar, que evite otras conductas similares y repare siquiera sea mínimamente el daño causado a la denunciante. No entenderemos ninguna condena leve, mucho menos exculpatoria. No es posible. Las mujeres somos personas, libres y con derechos. La ley está al servicio de las personas. Quienes las aplican, también. La justicia patriarcal hace que los hombres sean generalmente mejor comprendidos que las mujeres por los jueces. No es un problema de cambio de leyes. Es un problema de mentalidad patriarcal de quienes las interpretan y aplican. Una sentencia absolutoria o una condena leve tendría un terrible efecto sobre la libertad y la seguridad de las mujeres, pues no nos cabe duda de que alimentaría la barbarie machista contra la mujeres”, destaca.
Desde EL ESPAÑOL, y a la espera del fallo, hemos preguntado a cuatro feministas qué sensaciones tienen en caso de que la sentencia no fuera la esperada por ellas.
Nuria González, abogada especializada en Derechos Humanos
-¿Qué mensaje se lanza a la sociedad si la sentencia es leve o absolutoria?
-La respuesta se puede resumir en una sola palabra: impunidad. Y no sólo si la sentencia es absolutoria o leve, sino incluso siendo condenatoria de manera grave, si existe un voto particular, como ya ocurrió en este caso al decidir sobre mantener a los acusados en prisión preventiva, el mensaje es claro: “Hombre: puedes hacer lo que quieras con una mujer o con una niña, la mayor salvajada que se te ocurra, en privado o incluso presumir en público. Serás inmune e impune. Con el grandísimo peligro que eso conlleva, claro .
-¿Cuáles serían las consecuencias?
Pues serían varias: a nivel social, por un lado, un retroceso absoluto en la percepción de la violencia de género, concretamente la sexual, como un problema grave. Si no son condenados, una percepción generalizada puede ser que un grupo de tíos borrachos haciendo el macho, y una niña ligera de cascos, que no hacía nada en la calle a esa hora, y que si hubiera estado en su casa como una buena chica nada le hubiera pasado. Es decir, una vuelta atrás total en la percepción de la violencia sobre las mujeres.
Como movimiento feminista, si la condena no es ejemplar, nuestra reacción sí debería serlo: reacción rápida, fuerte y pública. Sería tan grave la situación, que estarían en riesgo nuestros derechos más básicos como la libertad sexual, la libertad de movimiento o la autonomía personal. Desde luego, la respuesta como movimiento en este escenario sería un reto sin precedentes. Y en general, una mayor desconfianza en el sistema judicial, y en el Estado, cuya primera obligación es proteger a sus ciudadanas y ciudadanos.
-¿Qué sensación de impotencia tendría la víctima?
No sólo de impotencia, sino de desamparo total. Recordemos que la víctima ha hecho todo lo que decimos que tiene que hacer una víctima de violencia, denunciar, intentar recuperarse, vivir, y buscar justicia. Si no la consigue, no creo que esa mujer pueda superar este hecho del todo nunca. Y lo que es igual de malo: el efecto que puede causar en otras víctimas presentes y futuras de pensar que la denuncia es inútil, lo que genera aún más impunidad para los agresores, que es lo que puede dar al traste con la libertad de todos los seres humanos, empezando por las mujeres.
Alejandra de la Fuente, fundadora de @EnLuchaMujeres
-¿Qué mensaje se lanza a la sociedad si la sentencia es leve o absolutoria?
El mensaje que se lanza a la sociedad es de impunidad sí la sentencia es leve o absolutoria. Da a entender que puedes hacer lo que quieras a una mujer sin que esto tenga consecuencias
-¿Cuáles serían las consecuencias?
Las consecuencias serían que de nuevo se vuelve a poner en duda el testimonio de una mujer y se vuelve a dar credibilidad a un hombre, perpetuando así qué las mujeres en caso de ser violadas o acosadas no nos atrevamos a denunciar ya que no vamos a ser creídas por la justicia y vamos a ser tachadas como mentirosas.
-¿Qué sensación de impotencia tendría la víctima?
Sería enorme ya que, además de haber tenido que pasar por el juzgado y haber sido sometida a la opinión pública, quedaría como mentirosa absolviendo de esta forma a sus presuntos violadores.
Celia Blanco, periodista
-¿Qué mensaje se lanza a la sociedad si la sentencia es leve o absolutoria?
Se lanzaría un mensaje erróneo. Las mujeres debemos sentirnos libres para tener el sexo que queramos y para que, si manifestamos sentirnos desprotegidas, eso no signifique a ojos de la justicia, que estamos consintiendo. Una mujer en estado de shock incapaz de reaccionar mientras 5 hombres tienen sexo con ella no es una muestra de “No demostró su no consentimiento”. Quien sostenga esta teoría debe de estar acostumbrado a tener sexo con mujeres con miedo. Si los absuelven o la sentencia es leve demostrarán que la Justicia no protege a las mujeres si no que las obliga a ser valientes y pelear por que no las violen. Muchas acabamos muertas por ese motivo. Que se lo digan a Diana Quer.
-¿Cuáles serían las consecuencias?
Sería un mensaje de terror y desprotección para todas. Cualquiera podría ser la siguiente. Ninguna estaría protegida.
-¿Qué sensación de impotencia tendría la víctima?
Se sentirá absolutamente desprotegida por la Justicia. Y tener la noción de que la Justicia existe es lo que hace que nos sobrepongamos a los traumas de este calibre.¿Cómo se sobrevive a eso? Yo, desde luego, no lo sé.
Angelines Herrero, presidenta de la Asociación de Mujeres Progresistas de Retiro
-¿Qué mensaje se lanza a la sociedad si la sentencia es leve o absolutoria?
El mensaje de que algunos hombres tienen "barra libre".
-¿Cuáles serían las consecuencias?
Las consecuencias para las mujeres serían terribles. Tendríamos que organizarnos en manadas para salir de noche.
-¿Qué sensación de impotencia tendría la víctima?
Habrá denunciado y pasado un trago horrible para nada. Y para las chicas que les pase igual dirán que para qué van a denunciar. Hasta se preguntarán a ellas mismas si ellas son las culpables. Está claro que para la sociedad y para las mujeres sería un palo horrible. La víctima se sentiría de varias formas a la vez. Tendría miedo de nuevo. No confiaría en la Justicia. Podría sentirse culpable. No puedo ponerme en su lugar, pero creo que sentiría rabia y saldría a la calle con las mujeres a protestar.