A Antonio Tejón lo acabó delatando el amor por sus hijos. El más joven de los dos hermanos del clan de Los Castañas cayó a última hora del pasado miércoles. Se encontraba pasando la noche en la casa de Patricia Parody, madre de dos de sus varios retoños. Desde febrero de 2017, cuando salió de una prisión marroquí y se cobijó en La Línea de la Concepción (Cádiz), la Policía lo había seguido hasta esa vivienda en múltiples ocasiones. Hasta que por fin logró detenerlo.
La noche de su arresto, mientras Antonio Tejón trataba de fugarse por la azotea de la casa tras escuchar la llegada de la Policía, en el comedor, situado en la planta baja, estaban Patricia Parody y una de las hijas que ambos tienen en común. La niña se agarró a un muñeco de peluche y dio un grito al ver entrar a los agentes policiales con armas y los rostros cubiertos por pasamontañas.
Fuentes de la investigación explican a este periodista que el hecho de que las visitas fuesen habituales les ayudó a dar caza al ‘rey’ del hachís del Estrecho. “Patricia y Antonio se encontraban de forma muy frecuente”, dice un agente que participó en el operativo de su detención, que se produjo en una vivienda de dos pisos situada en una zona de casas bajas y apenas un par de alturas de La Línea de la Concepción.
En ese adosado, Antonio se creía seguro, pensaba que estaba engañando a los agentes del Grupo de Respuesta Especial contra el Crimen Organizado (GRECO), cuyos miembros llevaban tras él desde 2013. Y más cuando ‘El Castaña’ actualmente mantiene una relación sentimental con otra mujer con la que también ha tenido varios hijos.
Pero este pasado miércoles, el GRECO de la Costa del Sol consiguió cazar al hombre que, junto a su hermano Francisco Tejón, está considerado el mayor traficante de hachís de Europa. La Policía calcula que ambos almacenan entre 20 y 30 millones de euros en zulos ubicados en La Línea. Otras fuentes señalan que es mucho más. “Multiplica por tres esas cifras, no lo dudes”, dicen.
Hasta hace 48 horas, Antonio Tejón había logrado eludir a la Policía cada vez que ésta intentaba echarle el guante. “En los últimos meses ha escapado de la acción policial en diversas ocasiones al saltar a través de vallas, tejados y azoteas de diversas viviendas”, explican fuentes de la investigación. El miércoles le fue imposible. El GRECO de la Costa del Sol, en colaboración con efectivos de UDYCO central y de La Línea, organizó un macrooperativo con un centenar de hombres desplegados por las calles de la ciudad fronteriza con Gibraltar.
En torno a las once de la noche, un agente forzó la cerradura de la cancela que daba acceso a la casa donde estaban el narco, Patricia y, al menos, una de sus hijas. Cuando escuchó ruidos, AntonioTejón trató de huir por la azotea de la vivienda. Pero el perímetro de la casa estaba tomado por la Policía. Varios agentes apuntaron al narco cuando lo vieron asomarse. Al final, los agentes lo encontraron en la planta alta del adosado. El patrón del mayor clan de la droga de La Línea, actual epicentro del narcotráfico n España, había caído.
2016, primera fuga: Marruecos
Miércoles 12 de octubre de 2016. Los hermanos Antonio y Francisco Tejón Carrasco controlan un alijo de varias toneladas de hachís que se realiza en una playa del Campo de Gibraltar.
Lo hacen desde la distancia, mediante teléfonos encriptados de dos y tres mil euros y con sofisticados equipos de transmisión por satélite. Sin miedo a que les intercepten las comunicaciones, dan directrices a los pilotos de sus lanchas, a los puntos que vigilan la costa y a los cargadores que están en la arena resueltos a trasvasar los fardos a todoterrenos robados.
Es noche de trabajo (otra más) para Antonio y Francisco, que están reunidos en un piso franco de La Línea junto a seis personas más. Dos de ellas son el cuñado de ambos, Francisco Arroyo, alias Chepa, y Kevin, hijo de Chepa y sobrino de los dos narcos.
De repente, a los dos hermanos y a sus secuaces les llega un mensaje de alguien que está viendo algo que no les va a gustar nada: agentes policiales del GRECO de la Costa del Sol, armados hasta los dientes, están entrando a la fuerza en varias casas de su propiedad. Buscan detenerles a ellos y a otros miembros de su banda. Pero el soplo que les acaba de llegar puede evitar que pisen la cárcel.
De inmediato, Los Castañitas, como también se les conoce, abortan el alijo y abandonan aquella casa. Por carretera, los dos hermanos, acompañados de Chepa, Kevin y varios hombres más, llegan hasta una playa donde les esperan un piloto y una lancha vacía. Se suben a bordo y se fugan a Marruecos con la luna como único testigo.
Al llegar al país norteafricano, esa misma noche se instalan en Tetuán. Al otro lado del Estrecho, cuyas aguas se conocen al dedillo, no saben cuándo volverán a su querida La Línea, el feudo en el que nacieron y donde hasta ese día se sentían dioses intocables. Llevaban una década siendo los auténticos amos del negocio.
21 de mayo de 2017. Han pasado siete meses de aquella huida hacia tierras africanas. En ese tiempo la vida de Los Castañas ha cambiado mucho. 30 de los suyos están en prisión, aunque muchos salen con cargos previo pago de fianza. Se les han intervenido 16 coches de alta gama, tres gomas, numerosas armas y 17 viviendas. Además, tienen 24 cuentas bancarias congeladas. Aunque los dos capos siguen en libertad, se sienten acorralados en la ciudad donde un día reinaron. Llevan semanas sin apenas salir de sus cobijos. Temen dejarse ver y que les den caza.
En octubre de 2016, la Policía detuvo a una treintena de miembros de su organización. Entre ellos están María Ángeles Florido, mujer de Francisco, y Zaraida López, esposa de Antonio. Pero el juez que llevaba la investigación, del Juzgado número dos de La Línea, las dejó en libertad con cargos. Las acusó de formar parte de una banda organizada y de blanqueo de capitales. Fue entonces cuando los agentes del GRECO comenzaron a seguirles el rastro para ver si en algún momento contactaban con sus maridos.
Los policías acertaron. El 5 de diciembre de 2016, Zaraida (la mujer de Antonio) y María Cruz (la pareja de Darren Tejón, otro de los fugados e hijo de Francisco) subieron a bordo de un ferry que cubría la ruta Algeciras-Ceuta. Como sobre Los Castañas huidos pesaba una orden internacional de detención, los agentes españoles avisaron a la Policía marroquí de que, casi con toda seguridad, Zaraida y María cruzarían la frontera para reencontrarse con sus maridos. Así fue.
Al llegar a Ceuta y abandonar el barco, a las dos mujeres les esperaban varios agentes marroquíes vestidos de paisano. Las vigilaron, cruzaron la frontera del Tarajal cerca de ellas y las siguieron por territorio marroquí. Aquella operación dio sus frutos: en una cafetería de Tetuán detuvieron a 10 personas. Entre ellas, Zaraida y su marido, Antonio Tejón, que en ese momento llevaba encima un pasaporte falso. También a María y su pareja, Darren Tejón (hijo de Francisco y sobrino de Antonio).
A aquel encuentro no acudió el mayor de los dos hermanos, Isco, lo que le valió para seguir prófugo. Hoy continúa en paradero desconocido, aunque la Policía sospecha que se mueve entre Gibraltar y La Línea.
Los ponen en libertad
De un plumazo cayeron el más joven de los dos hermanos, Antonio, de 33 años por aquel entonces, y su sobrino preferido, Darren, de 19. Fue un duro golpe para la familia. En España, el equipo del GRECO de la Costa del Sol recibió la noticia con alegría. Habían cazado dos piezas de enjundia, a las que les investigaban desde 2013. Pero aún faltaba Isco.
Los diez detenidos ingresaron en una prisión marroquí. Antonio tuvo que pagar miles de euros para mantener la seguridad de los suyos allá dentro y poder dormir sobre un colchón. Sabía que España pediría rauda su extradición, para la que tenía un plazo de dos meses. Pero el destino, en ocasiones caprichoso, les iba a regalar una tregua a Los Castañitas.
La petición de la Justicia española a Marruecos llegó fuera de plazo, según confirman fuentes policiales. Por esas fechas, principios de febrero de 2017, Antonio, su sobrino Darren y el resto de la banda de narcos habían abandonado la cárcel. Sin dudarlo, volvieron a cruzar el Estrecho a bordo de una lancha. Se cobijaron en La Línea.
El pasado miércoles, Antonio Tejón le dijo adiós a la libertad. Pasó la noche en los calabozos de la comisaría de La Línea. Al día siguiente ingresó en la prisión de Botafuegos (Algeciras), aunque todo indica que lo trasladarán a otra a mayor distancia de su ciudad natal.
La Justicia lo perseguía por incumplir los 20 meses de prisión que le restaban de una condena mayor impuesta por la Sección Séptima de la Audiencia de Algeciras. Además, en un juzgado de La Línea se había instruido un caso en el que él, junto a su hermano Isco, aparecía como el cabecilla de una banda organizada de tráfico de drogas en el Estrecho.
Detenido el capo menor de Los Castañas, ahora resta por apresar al mayor, Francisco Tejón. La organización de ambos es la más potente de La Línea. Además de sus portes de hachís entre Marruecos y España, cobran “elevadas sumas de dinero realizando la recepción de toneladas de ‘chocolate’ para otras bandas gracias a su amplia infraestructura”.
La Policía tiene constancia de que el clan de los Tejón consiguió realizar al menos 72 alijos en las playas de su ciudad natal sólo durante el verano de 2016. El siguiente fueron 50. Cada lancha iba cargada con entre una y tres toneladas de hachís. Ahora, si no hay acuerdo previo con la Fiscalía, un juez dirimirá el futuro de Antonio Tejón. Mientras, su hermano, Isco, nota que le siguen los pasos muy de cerca. ¿Será el siguiente caer?