Entre los ciclistas gallegos se sabía. Se temía. Era muy difícil hacer oídos sordos ante el rumor preopcupado, el runrún desconfiado. Había trampas entre el espesor de la maleza, obstáculos que pretendían parar sus recorridos en bicicleta. Les querían fuera del monte, lejos de los bosques. Fuera como fuera.
En la segunda jornada del juicio que determinará la responsabilidad que tuvieron los miembros de la comunidad de montes de Valladares de Vigo ―quienes, presuntamente, venían colocando trampas e impedimentos en los recorridos forestales― que dejaron parapléjico a Diego se han conocido nuevos detalles sobre los acusados. Son cuatro comuneros, cuatro amigos de la naturaleza que trabajaban por la conservación del bosque: un directivo y tres trabajadores de mantenimiento. Según declaró un testigo en sede judicial, el vicepresidente de la comunidad exclamó, al conocerse el fatal accidente: “Si se cayó, que se levante. ¿No queríais piedras para saltar?”.
Son palabras reproducidas por un ciclista y habitual del monte de Alba, el mismo que ese 4 de septiembre de 2014 en el que Diego quedó postrado para siempre en silla de ruedas recibió numerosos mensajes de ciclistas alertando de que “la comunidad de montes estaba rompiendo el circuito y poniendo obstáculos con árboles”. Indignado, fue a quejarse a la organización comunal. Pero justo, en ese momento, recibió la llamada. Y, en ese instante, la brutal contestación, recogida por el diario local Atlántico.
"El monte es nuestro. Estoy harto de vosotros"
También afirma que este acusado le confesó que él había colocado la trampa. “Le dije que por qué estaban tapando el camino y reventándolo todo y me contestó : ‘Sí, fui yo, ¿qué pasa? El monte es nuestro, no vuestro y estoy harto de vosotros’”. Minutos después fue cuando el testigo recibió por teléfono la noticia del accidente de Diego.
Este ciclista lleva recorriendo el monte de Alba desde que era un chiquillo. Argumenta que se conoce el camino perfectamente. Que “la piedra fue movida para ponerla justo al terminar el salto. El hueco de la piedra estaba unos metros más abajo y las piedras no ruedan hacia arriba, estaba claro que alguien la puso allí”.
Diego, de 38 años en ese momento, impactó contra una piedra de grandes dimensiones. Estaba colocada en el punto de caída después de una rampa de salto. No pudo evitarla: la roca sólo era visible una vez el ciclista estaba en el aire. Las comunidades de montes son entidades de carácter privado que poseen más de 700.000 hectáreas de terreno, una cuarta parte del territorio gallego, en propiedad comunal. En total, hay 2.800 comunidades de montes en Galicia.
La Fiscalía le pide dos años y medio de cárcel
La Fiscalía pide para uno de los acusados dos años y medio de cárcel y los acusa a los cuatro de un delito de lesiones por imprudencia grave y reclama 832.428,44 euros para indemnizar al ciclista, que deberán pagar conjunta y solidariamente y, subsidiariamente, la comunidad de montes de Valladares. Las órdenes de poda y colocar obstáculos, según el escrito fiscal, los daba el directivo, José C.A., responsable del mantenimiento y conservación del monte y ejercía de vicepresidente segundo de la comunidad de montes.
Diego estuvo ingresado en un centro hospitalario 191 días. Sus secuelas, irreversibles -al igual que sus recuerdos-: una paraplejia completa y dolor neuropático dorsal que requiere control y tratamiento por una unidad del dolor. El Instituto Nacional de la Seguridad Social le reconoció en febrero de 2015 la incapacidad permanente en grado absoluto.