El aguacate está de moda. Su cremosidad y sus beneficios para la salud han disparado la demanda en Estados Unidos, Europa y China. La oferta es insuficiente, lo que hace que su precio supere, muy a menudo, los tres euros el kilo. En México este fruto es conocido como el ‘oro verde’. Pero, ¿qué sabemos del aguacate español?
España es el mayor exportador de aguacate de Europa gracias al clima mediterráneo subtropical. Los centroamericanos lo consumían hace ya más de 8.000 años por lo que lo trajimos después del descubrimiento de América. De ellos tomamos la palabra ‘aguacate’. Es una derivación de 'ahuacatl', que significa ‘testículo’ en nahuatl, una lengua indígena mexicana. El aguacate se ha convertido en el tercer testículo de España.
La demanda de esta fruta tropical en nuestro continente crece vertiginosamente, un 15% cada año. Ya ha superado las 500.000 toneladas anuales. En países como México se están deforestando extensas áreas de bosque donde vivía la mariposa Monarca para plantar ‘oro verde’. En la región chilena de Valparaíso tienen problemas graves de abastecimiento de agua debido al aguacate. Y es que hay que saber que la cremosidad tan apreciada por los amantes de este fruto tropical es consecuencia de una elevada necesidad hídrica de la planta.
“La falta de agua en la costa mediterránea andaluza augura un futuro poco halagüeño para el cultivo de aguacate. La creciente actividad agrícola, turística, urbana e industrial hacen que las reservas hídricas de la costa andaluza sean insuficientes”, comenta Javier Braun, vicepresidente de la Asociación de Frutas Tropicales de España. Nos ha invitado para que recorramos su finca de aguacates a las afueras de Vélez-Málaga, en la comarca de la Axarquía.
Cultivos en la Axarquía
En esta bonita región de montaña mediterránea costera subtropical seca ya nadie se atreve a plantar árboles de aguacate por miedo a que, al no tener agua suficiente, se mueran. Braun pide a la Administración que inviertan en obras hidraúlicas para que no se tiren al mar miles de hectómetros cúblicos de agua dulce.
“La mayoría del agua que se recoge en la zona de Grazalema (Cádiz) va al mar. Se podría trasvasar aquí en invierno para llenar el pantano. Hacer como una autovía, agua donde haga falta, para eso tenemos los pantanos, para tenerlos llenos”, critica este agricultor y empresario. Añade: “Hay países como Israel, que son más desérticos, con investigaciones pioneras en el tema del riego porque les apoya el Gobierno, que desarrolla todo lo que haga falta, ¿por qué no ocurre aquí algo así?”.
¿Burbuja o escasez de cultivo subtropical?
GENA-Ecologistas en Acción lleva años advirtiendo sobre el cambio de tendencia en el campo malagueño oriental y sobre lo que consideran “la burbuja del cultivo subtropical” que nos conduce hacia el “colapso hídrico”. Creen que estos cultivos a gran escala son poco sostenibles ya que dan muy poca producción -hasta seis veces menos que los naranjos, por ejemplo- y necesitan abundante agua y energía.
Braun trata de defenderse: “El principal factor competitivo del aguacate español es su calidad, al estar tan cerca de Europa madura en el árbol, y el consumidor lo tiene en su mesa en pocas horas. Con ayuda de las administraciones podríamos generar miles de puestos de trabajo”.
Este empresario comenzó a plantar árboles de aguacate hace 30 años, aunque los primeros intentos en la provincia de Málaga datan del siglo XVIII. “Hemos pasado de tener una cuota del 35% al 8% en el mercado europeo. A pesar del auge de este cultivo, del precio y de la demanda que hay, seguimos teniendo prácticamente la misma superficie que hace diez años. Unas 10.500 hectáreas están en la Costa Tropical andaluza y el resto en Canarias".
Una hectárea de aguacate maduro requiere en la Axarquía, como mínimo, unos 6.000 metros cúbicos anuales de líquido elemento. “Como no hay suficiente lluvia estamos trabajando para conseguir aguas regeneradas, como los campos de golf, mezclarlas con las del pantano y disponer así de más agua de riego. También se investigan nuevas variedades de aguacate más adaptadas a los climas desérticos”, añade Braun. Se refiere a variedades con nombres de cantantes ‘reguetoneros’, como Hass Maluma que, según los expertos, “es muy precoz y produce muy bien”.
“Sin agua terminaríamos a balazos”
Braun reconoce, junto a un árbol de aguacate sin hojas estresado por el cálido viento terral del verano pasado, que “ahora mismo se está plantando más mango que aguacate debido al tema de los recursos hídricos. El precio del mango es menos elevado pero produce mucho más”. Y deja un mensaje para los políticos: “No me parece correcto que cuando hay limitaciones hídricas las haya sólo para los agricultores y nos las haya para otros sectores como los campos del golf o los hoteles, donde no hay cuotas de uso de agua”.
Con el objetivo de analizar la crítica sobre las limitaciones hídricas a los agricultores interpuesta por el vicepresidente de la Asociación de Frutas Tropicales nos acercamos hasta un campo de golf privado. En uno público, el del Parador de Málaga, no nos han querido recibir. Parece que el tema del riego del césped es bastante polémico.
Se trata del cortijo de Guadalhorce, levantado en el siglo XVI, una preciosa finca de 60 hectáreas que hasta hace unas décadas contaba con diferentes cultivos. “Cuando era una explotación agrícola nunca tuvo más de tres empleados. Hoy en día, desde que es un campo de golf, tenemos 40 empleados fijos, 20 más adicionales en verano, asegurados”, comenta Salvador Álvarez Escobar, presidente de la Asociación Española de Gerentes de Golf (AEGG). Para este amante del golf, “la finca sigue siendo una explotación agrícola. Seguimos segando, podamos… Mi gran problema son las plagas del césped, igual que puede tenerlas el aguacate”.
La sequía del 95, punto de inflexión
Desde 1995, año en el que una severa sequía marcó un importante punto de inflexión, los sistemas de riego de los campos de golf han cambiado bastante: “Se están usando nuevos sistemas informatizados con sensores gracias a los cuales nunca pierdes ni una gota de agua. También se emplea una variedad de césped llamado bermuda, pensada para desiertos, que prácticamente es regable con agua salada”.
Los promotores turísticos malagueños han hecho sus cálculos y aseguran que los campos de golf tienen un rendimiento por hectárea de unos 200.000 euros anuales, cuando la misma superficie hortofrutícola "no produce más de 3.000 euros. En Málaga, cada vez quedan menos fincas de cultivo, exceptuando en la Axarquía y poco más. Te vas hacia la zona oeste, Marbella y por ahí, y lo que más abundan son las urbanizaciones y los campos de golf...”, aclara Salvador.
Sin embargo, y según Medio Ambiente, en condiciones de normalidad meteorológica un campo de golf necesita unos 5.000 metros cúbicos de agua al año (incluso menos, hasta 3.500), el equivalente a una población de 6.849 personas en Málaga (recordemos que cada hectárea de aguacate necesita unos 6.000 metros cúbicos). En Andalucía hay un centenar de campos de golf. Los ecologistas van aún más lejos y argumentan que la mitad del agua embalsada en la provincia de Málaga se usa para regar los campos de golf.
280 campos de golf
“Es verdad que el agua es escasa, pero te digo que sólo con la pérdida de agua potable que hay en las tuberías se podrían regar los 280 campos de golf que hay en España”, concluye el vicepresidente de AEGG. Reconoce que: “Sin agua veo el futuro muy negro. Muchas veces lo pienso y me recuerda a las películas en las que se acaba la gasolina y se lían a balazos. Espero que nunca llegue ese momento… De momento, tenemos que hacer piña entre todos para que se satisfagan las necesidades hídricas de unos, y de otros.”
Ajeno al agua que se pierde, a las sequías y a la gestión hídrica, el mercado sigue pidiendo aguacates. La demanda no hace más que crecer. Ahora es responsabilidad de todas las partes hacer esa piña que reclaman los gerentes de los campos de golf ara que todos queden satisfechos y conseguir que ese tercer testículo español, el oro verde que inunda el sur de España, no se seque para siempre.