Hacía una semana que no se sabía nada de la joven alemana Sophia Lösche, de 28 años de edad. Ella, una activista proinmigración y cooperante en Lesbos, desapareció sin dejar rastro el jueves 14 de junio desde que subió a un camión con semiremolque y señales marroquíes en Schkeuditz, al este de su país, cerca de las autopistas A-6 y A-9. Quería llegar a su ciudad natal, Amberg. Pero apareció, ya muerta, este jueves, sobre las 15.20 horas, cerca de una gasolinera en el término municipal de Asparrena, en Álava.
El conductor del camión, ya detenido, es el supuesto asesino. La Guardia Civil le dio el alto este martes en una vía a la altura de Bailén (Jaén). Todo apunta, como señala El Correo, a que se dirigía al estrecho de Gibraltar, con intención de coger un ferry y desembarcar en Marruecos, donde buscaría ponerse a salvo de la Justicia europea. Ya se encuentra a disposición del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional.
Su confesión habría permitido la localización ayer del cadáver de la joven, cuyo caso había saltado a los medios alemanes tras la denuncia de su familia, presentada a las 24 horas de su desaparición, el pasado viernes. Sophia estaba haciendo autostop en un área de servicio cuando se subió a este vehículo.
Quiso quemar el cuerpo para borrar pruebas
Lo cierto es que el cuerpo presentaba "claros síntomas de violencia", según fuentes consultadas por el mencionado diario. El presuntor autor del crimen quiso quemarlo para intentar eliminar cualquier prueba que pudiera incriminarle. Aún no se le ha practicado al cadáver la autopsia, que determinará las causas de la muerte y revelará también aproximadamente cuándo murió Sophia. Es un dato clave para determinar qué juzgado se hará cargo del caso: si tuvo lugar en Alemania, Francia o en el País Vasco.
Desde los primeros instantes de su desaparición, la Policía alemana tuvo como primer y único sospechoso a este camionero, gracias a los diferentes testigos y cámaras de seguridad. Se supo que había pasado la frontera con Francia y se emitió una orden de captura internacional. La Policía española, Guardia Civil e incluso la Ertzaintza también estaban al corriente de la desaparición.
El camión tenía matrícula de Marruecos, era azul y en el semirremolque llevaba serigrafiado en blanco BENNTRANS, cuenta El Mundo. Según fuentes policiales, la ruta del camión ha quedado documentada tanto por imágenes de cámaras situadas a lo largo del recorrido y por los datos de las tarjetas de pago utilizadas por el presunto culpable.
Ahora, la investigación, bajo secreto de sumario por orden del Juzgado de Instrucción número 3 de Vitoria, determinará si, cuando su asesino paró cerca de la gasolinera vasca, Sophia ya estaba muerta o si presuntamente acabó con su vida allí mismo. La última prueba de vida fue el mismo jueves 14, cuando ella misma envió un mensaje de móvil sobre las 18.00 horas al subirse al fatal vehículo.