La Manada ya está en la calle. José Ángel Prenda, Jesús Escudero y Ángel Boza han abandonado la cárcel de Pamplona I sobre las 18.00 horas de la tarde. Poco después, sobre las 19.30 el guardia civil Antonio Manuel Guerrero y el miembro de la Unidad Militar de Emergencias (UME) Alfonso Jesús Cabezuelo salían de la prisión militar de Alcalá de Henares.
Han pasado veintitrés meses desde que el juez les internara tras ser detenidos e identificados por el abuso sexual cometido contra una joven madrileña de 18 años en la madrugada del 6 al 7 de julio de 2016, en los primeros compases de aquellos Sanfermines.
A los tres miembros civiles de la Manada -Alfonso Cabezuelo, militar, y Antonio Manuel Guerrero, guardia civil, estaban presos en el penal castrense de Alcalá Meco, en Madrid- se les ha notificado la libertad a las 16 horas, según han confirmado a EL ESPAÑOL fuentes penitenciarias. Cuando faltaban apenas minutos para las 18 horas, han salido del penal.
El procedimiento a seguir, en teoría, es sencillo, pero en esta ocasión se ha complicado dada la relevancia del proceso judicial en el que se encuentran inmersos los cinco sevillanos. Normalmente, el mando de incidencias crea la libertad, la pasa al jefe de servicios para contar con su firma y, una vez que los procesados tienen todas sus pertenencias preparadas y su celda recogida, salen a la calle. Para Prenda y compañía, la puesta en libertad se ha demorado más de lo habitual.
715 días después, en la calle
Ha sido el caso que ha marcado un antes y un después en la conciencia feminista en España. Primero, por la celeridad con la que las autoridades les identificaron y detuvieron apenas unas horas después de lo sucedido en el portal de la calle Paulino Caballero de la capital navarra. Este viernes se cumplen 715 días desde entonces.
Después, por la larga instrucción del caso -al igual que está sucediendo con la ramificación de los hechos sucedidos en Pozoblanco (Córdoba), apenas mes y medio antes de su viaje a Pamplona-. Finalmente, por la condena: la terna de magistrados de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra les condenó, por 2 votos a 1, a 9 años de cárcel por un delito de abuso sexual con prevalimiento.
La sorpresa e indignación sacudió el espinazo de toda la sociedad: no cabía esperar que una relación sexual múltiple, no consentida, de una chica apenas mayor de edad en estado de embriaguez frente a cinco hombres que se jaleaban entre sí y se grabaron mientras lo hacían, fuera tipificada como abuso y no como agresión sexual, comúnmente llamada violación. Aunque finalmente así sucediera.
El juicio, año y medio más tarde
Habrían de pasar 494 días hasta que arrancara el juicio. Comenzó el lunes 13 de noviembre de 2017 y los cinco sevillanos fueron interrogados durante esa primera semana por el tribunal. El martes 14, María (nombre ficticio de la víctima) relató ante el tribunal lo sucedido en aquellos Sanfermines durante tres horas y media. Casi cuatro horas en las que revivió los quince minutos del horror.
El proceso quedó visto para sentencia el 28 noviembre: ese mismo día, uno por uno, José Ángel Prenda, Jesús Escudero, Ángel Boza, Alfonso Cabezuelo y Antonio Manuel Guerrero se declararon inocentes.