Arran vuelve a querer marcar la agenda de las vacaciones. Igual que hizo el año pasado, los independentistas radicales han atacado directamente a su enemigo de cada verano: el turismo. El lunes 9 cometieron tres atentados simultáneos en tres puntos geográficos diferentes. Las tres ciudades que ellos consideran las capitales de los “Països Catalans”: Barcelona, Valencia y Palma. Los cachorros de las CUP, el brazo ‘borroka’ de los anticapitalistas, detuvieron por la fuerza a sendos autobuses turísticos y se subieron con botes de humo. Una vez dentro colgaron pancartas reivindicativas. El objetivo: expandirse más allá de Cataluña y atacar la línea de flotación de la economía en verano: el turismo.
Es el curioso concepto de independentismo catalán de Arran: anexionarse terrenos fuera de Cataluña. Asumir que cualquier territorio donde se hable catalán o lenguas similares como el valenciano, es Cataluña. Y que en Cataluña manda la extrema izquierda, que aborrece el turismo y al turista. Por tanto, se ven con la potestad de boicotear las vacaciones de los visitantes que vienen a conocer esas ciudades.
Aislamiento y terror
“Paremos la masificación turística en los países catalanes”, dice la pancarta que han colgado en cada uno de los atentados. Desde Arran hacen gala de una filosofía excluyente y consideran que todos esos visitantes que vienen de vacaciones no tienen derecho a estar en ninguna ciudad de Cataluña o su entorno. “La masificación perjudica a los ciudadanos de los ‘Països Catalans’. Esto ya parece un parque temático”, declaraban fuentes de la organización el año pasado. Creen desde las CUP que el turismo perjudica a las clases populares, y por eso no quieren que venga gente de fuera, fomentando el aislamiento más extremo. Por eso los aterrorizan en los autobuses turísticos. Creen que es una forma de meterles miedo y provocar que el potencial turista opte por otros destinos mediterráneos.
Esta política de rechazar al visitante y entorpecer o dinamitar sus vacaciones comenzó el verano pasado. Especialmente en ciudades de la costa catalana. Sin embargo, el procés ha recrudecido en 2018 este planteamiento. Este año, el separatismo catalán más radical y excluyente se siente más fuerte que nunca. Tienen presencia y apoyo en las entidades. Especialmente en las que lideran el procés en Cataluña.
Anexión de los 'Països Catalans'
Por ese motivo y por la falta de contundencia de la ley ante este tipo de hechos, este año han decidido llevar la guerra extramuros. Este verano no tienen suficiente con pedir la independencia catalana y molestar al turista de Barcelona. Esta vez han decidido montarse en la ola anexionista que trata a Baleares y Valencia como territorio catalán, e imponer allí también su régimen del terror.
La primera de las acciones la llevaron a cabo dos personas en el Puerto Olímpico de Barcelona. La segunda tuvo lugar en el Paseo de la Alameda de Valencia. La tercera y última se llevó a cabo en la capital de Mallorca, Palma, concretamente en el Castell de Bellver. Los tres ataques fueron idénticos: varias personas forzando a un bus turístico lleno a detenerse. Entrar por la fuerza con botes de humo y colgar de la parte de arriba sus pancartas en contra de los visitantes.
"Autodefensa del barriocidio"
Como el apoyo a este tipo de movimientos independentistas catalanes en Valencia y en Baleares es mínimo, una de las estrategias para hacerse fuertes en estas plazas es precisamente hacer mucho ruido. Abrazando este tipo de causas, los independentistas catalanes buscan el apoyo de los movimientos de izquierda y extrema izquierda en dichas zonas. El año pasado, por ejemplo, desde Arran ya atacaron un yate y varios restaurantes en la zona más turística de la isla. Fue en julio de 2017. Arran ya defendió entonces que sus campañas “no son turismofobia: es autodefensa del barriocidio”, explicaron, haciendo un un escorzo verbal inquietante.
Del mismo modo, en la Comunidad Valenciana atacaron el año pasado la sede del Partido Popular en Gandía. EL razonamiento de Arran, que reivindicó la autoría del atentado, fue que el partido les “recordaba todavía a la figura del dictador Franco y de su régimen”. Un motivo, consideran, más que suficiente como para perpetrar un atentado “en nuestra lucha contra la ultraderecha” (sic).
La campaña de este año contra los turistas arrancó en Barcelona el pasado 19 de junio en el Parc Güell de Barcelona. Los cachorros de la CUP ya adelantaron que llevarían a cabo medidas de este tipo, al igual que hicieron el año pasado. El avance de este año es que se coordinan y sincronizan en varios puntos a la vez, tanto dentro de Cataluña como fuera. El objetivo de los radicales es dar una imagen de cohesión; de que Valencia y Baleares son territorios anexionados por Cataluña y que en ningún sitio quieren a los turistas. Fomentar el aislamiento y anexionarse terrenos: dos políticas más propias de otras épocas y otros regímenes que de la Union Europea en el siglo XXI.