Este fin de semana se celebra la fiesta mayor de Riudoms. Además de los actos habituales, este año contarán con la presencia de ilustres como el ciclista Purito Rodríguez. Pero el ambiente no es festivo. En las calles de este pueblo de 7.000 habitantes no se percibe la alegría de otros años. El motivo es que este año no están todos. Faltan dos. El contratista de obras Esteban Díaz de los Bernardos y el transportista Ignacio Villanueva. De 58 años los dos. Con dos hijas veinteañeras cada uno. A ambos los atropelló un coche el domingo y los mató cuando salieron a dar una vuelta en bici.
A la tristeza de la muerte de los dos vecinos, hijos ambos de Riudoms y personas muy conocidas en el pueblo, se le suma la impotencia de saber que el joven de 18 años de Reus que se los llevó por delante ya está en la calle. Un camarero que todavía llevaba la 'L' en su coche porque no llevaba ni tres meses de carnet de conducir. Lo que ya tiene son dos muertos a las espaldas. Dio positivo por cannabis en el test antidrogas que le practicó por obligación la policía tras el siniestro, porque él se negó a hacerlo.
“Está en la calle. Eso es lo que más duele y lo que más impotencia nos produce. Que el que los mató está en la calle”, cuenta una sobrina de Ignacio, que no quiere dar su nombre. De hecho, las familias de las víctimas todavía no han querido pronunciarse públicamente. No hacen declaraciones. El dolor es demasiado grande. Sobre todo cuando piensan “que ellos están muertos y el que se los llevó por delante después de tomar drogas igual está en una terraza tomándose algo tranquilo”.
Una L en su Clio rojo
¿Quién es esa persona que está en la calle después de haber provocado esa tragedia? Se llama N.V. y solamente tiene 18 años. Un vecino de Reus que está empezando a vivir la edad adulta. Está empezando a trabajar. Como camarero en un restaurante de su ciudad. También está empezando a conducir. De hecho, en la luna trasera de su Renault Clio rojo todavía está colgada la L blanca sobre fondo verde que le identifica como conductor novel.
N. vive con sus padres y su hermana en un piso de Reus, la ciudad en la que trabaja. El pasado sábado prolongó su horario laboral. En lugar de las ocho horas de rigor, el joven trabajó doce seguidas en el restaurante que le ha contratado. Después de acabar la jornada, en lugar de marcharse a casa a dormir decidió irse de fiesta con otro amigo de su edad que trabaja con él. Una decisión que a la postre lamentaría.
El chico y su amigo estuvieron de fiesta en una zona de marcha de un pueblo llamado Alforja. Allí permanecieron junto a dos chicas hasta las 3.30 de la mañana aproximadamente. A esa hora decidieron ir a un pueblo cercano llamado Riudecanyes a dejar a las dos amigas. Llegaron al pueblo poco antes de la cuatro de la mañana. La fiesta había terminado. Era momento de volver a casa, a Reus.
Paró porque se dormía al volante
Reus está a poco más de 15 kilómetros de Reus. Una distancia relativamente corta. Pero cuando has trabajado doce horas seguidas sin parar, luego te has ido de fiesta toda la noche y eres un conductor inexperto, esa distancia puede hacerse eterna. Es lo que pensó el joven que conducía el coche. Se vio incapaz de hacerse el viaje hasta casa de un tirón, por lo que le dijo a su amigo que no llegaba. Que se tenían que echar a un lado y dormir un rato.
Y eso hicieron. N.V. se puso a dormir en la parte delantera del coche y su amigo detrás. Cuatro horas más tarde, el conductor decidió que ya estaba fresco para hacerse los 15 kilómetros de vuelta a cada. Serían poco más de las 7 y media de la mañana. El joven de 18 años se volvió a poner al volante de su Renault Clio, mientras su amigo seguía durmiendo plácidamente en el asiento trasero del coche. No serían ni las ocho de la mañana cuando el coche arrancó de nuevo. 15 kilómetros. No más de un cuarto de hora y estaría durmiendo por fin en casa. Pero el sueño le jugó una mala pasada y las cosas se torcieron.
“Iba muy rápido”
En torno a las ocho y cuarto de la mañana, cuatro ciclistas aficionados de Riudoms pedaleaban por el pueblo de Montbrió, muy próximo al lugar en el que había estado descansando el conductor novel. Iban en dos grupos de dos. El grupo que iba más rezagado vio como un coche rojo entraba en la carretera pasado de velocidad. “Iba muy rápido”, declaró uno de los ciclistas a la policía. El grupo que iba delante, formado por Ignacio Villanueva y Esteban Díaz, no pudo reaccionar. El conductor se había dormido en el kilómetro 8 de la T-310, a la altura de Monbrió. Invadió el carril contrario y se enfiló contra los ciclistas. La alta velocidad que llevaba el turismo impidió que lo pudieran esquivar. El Renault Clio se los llevó por delante y los mató en el acto.
Cuando llegaron los Mossos d’Esquadra, el joven todavía estaba en shock. También su amigo, al que le despertó el choque. Asegura que no vio nada. El conductor, por su parte, estaba muy nervioso. Los agentes le conminaron a practicarle el test de detección de drogas, pero el conductor se negó a practicarlo. La policía entonces le obligó a realizar un análisis de orina en el que los resultado fueron inequívocos: positivo en cannabis. El homicida había estado fumando porros, trabajó doce horas seguidas sirviendo y quitando meses, a medianoche se fue de fiesta, se pasó la noche bailando y luego fue a dejar a unas amigas a su casa. Con sólo 18 años y 3 meses de experiencia al volante. Ni siquiera la cabeza de precaución que pegó después pudo hacer nada por mantenerle los ojos abiertos.
La juez lo deja en libertad
La titular del Juzgado de Instrucción Número 1 de Reus (el que estaba de guardia en el momento de los hechos) lo ha puesto en libertad con cargos. El joven tendrá que ir a firmar todas las semanas y tanto el carnet de conducir como el pasaporte le han sido retirados. Pero en el pueblo creen que no es suficiente. Las escenas de dolor se sucedían en este pequeño puebño que ha perdido a dos de sus habitantes más queridos. Dos empresarios próximos a la jubilación que salían los fines de semana con la bici a relajarse. Ya pasaron los días en los que participaban en competiciones amteur. Ahora se tomaban la vida de una forma mucho más relajada, sin tener ni idea de la tragedia que les aguardaba en una de estas salidas.
La tragedia ha conmocionado al pequeño pueblo tarraconense. El domingo se ha convocado un homenaje que se espera multitudinario. Vendrán amigos y ciclistas de todas partes. Nunca se habrá visto una fiesta mayor de Riudoms tan concurrida. El ciclista catalán más famoso de nuestros dias, el Purito Rodríguez, estará presente en los actos que se esperan abarrotados. Pero las razones no son festivas. El pueblo le dice adiós a Esteban e Ignacio, que fueron arrollados y muertos por un conductor novel que no calculó las consecuencias de sus actos al volante.