Es difícil encontrar algo de extravagancia en un kalimotxo, una fabada y unas anchoas. Tampoco tiene nada de raro comer helado de postre en pleno verano. Pero, ¿qué pasaría si se unieran ambas ideas? Diez heladerías de España se han propuesto crear los sabores de helados más bizarros del país y lo han conseguido: desde platos tradicionales como la tortilla de patata hasta verduras de Asia Central, todo tiene su versión bajo cero.
De media cada español gasta 42 euros al año en este producto, lo que convierte a nuestro país en el tercer consumidor de helados del mundo por detrás de Italia y Alemania. Los expertos apuntan a que estas cifras se incrementarán en los próximos años y los artesanos nacionales han aprovechado el tirón para apartarse de los sabores más tradicionales como la vainilla o el chocolate.
Las nuevas tendencias en helados se han alejado del dulce para explorar el universo de lo salado. Además, los productores han querido incorporar alimentos típicos de la gastronomía española en sus creaciones, como los pimientos del piquillo, el azafrán y el aceite de oliva. La mayoría de ellos provienen de grandes familias de heladeros que, a pesar de llevar casi un siglo en el oficio, continúan renovándose.
Para aquellos amantes del postre más refrescante en busca de algo que sorprenda a sus paladares, EL ESPAÑOL recopila los diez sabores de helado más extravagantes en comercios repartidos por toda la Península.
1. Helado de kalimotxo (Bilbao)
Esther Ortiz López, desde la Heladería Nossi Bé, en la capital de la gastronomía española por excelencia, prepara este aclamado manjar, de una textura algo más próxima al sorbete que al helado cremoso y que se ha convertido en la estrella de un establecimiento que también ofrece sabores como salmón ahumado, chipirones, huevos a la trufa y jamón ibérico.
2. Helado de bollo de mantequilla (Bilbao)
Este dulce tradicional bilbaíno también ha encontrado su versión congelada de la mano de los cocineros Gino y Diego Gugliemi -naturales de Verona- en la Heladería Gelati Gelati, situada el casco antiguo de la ciudad vasca. Su tienda cuenta con más de 150 sabores de helado, desde los más tradicionales hasta “los más disparatados” que sus clientes les solicitan, según su página web.
3. Helado de fabada (Valencia)
Los hermanos Llinares, Félix y Sebastián, creen que “cualquier componente puede convertirse en un helado y éste en el plato principal”, según declararon a Público. La carta de su negocio, las Heladerías Llinares, lo demuestra: aparte del plato tradicional asturiano, sus creaciones saben a boquerones en vinagre, aceitunas y pepino.
4. Helado de palomitas de maíz (Asturias)
La Heladería Islandia, un pequeño negocio familiar que abrió sus puertas en Gijón durante la década de los 50 es el responsable de más de 60 helados para amantes de la gastronomía asturiana. Productos como la sidra, el queso de cabrales, el centollo, el pollo caleya o el snack más emblemático de las salas de cine de todo el mundo pueden convertirse en una bola fría sobre un cucurucho de barquillo gracias a la innovación de sus artesanos.
5. Helado de anchoas (Madrid)
Un ingrediente aleatorio mezclado con nitrógeno líquido -un producto cuya temperatura es de unos 200ºC bajo cero que permite congelar alimentos al instante-. Eso es todo lo que necesitan los ideólogos de la empresa 1977 Iced Things, con base en Madrid, para crear helados 100% naturales de cualquier sabor.
6. Helado de ruibarbo (Madrid)
En el corazón de Malasaña -el barrio más hipster de la capital- se encuentra la Heladería Nordikos, que elabora polos de frutas y vegetales típicos de los países del norte, muy poco habituales en España. El ruibarbo, en concreto, es una verdura originaria de Asia Central a la que se le atribuyen propiedades purgantes y tónicas.
7. Helado de azafrán y aceite de oliva (Sevilla)
La Heladería La Fiorentina, responsable de esta creación, saltó a la fama por haber elaborado el postre de la boda entre Cayetana de Alba y Alfonso Díez: esta vez fue un helado de azahar y romero. Este establecimiento, inaugurado hace casi dos décadas, se ha convertido en un lugar de culto para los aficionados a los productos de la tierra andaluza.
8. Helado de rebujito (Sevilla)
Los Sirvent, procedentes de Jijona, son una familia de heladeros de toda la vida. En la actualidad, Eloy y Lucas Sirvent, son los que se encuentran detrás de estas estrambóticas elaboraciones que se exponen en el mostrador de la Heladería Verdú. El rebujito, la bebida más típica de la Feria de Abril sevillana es uno de los sabores con más éxito de ventas en este comercio.
9. Helado de tortilla de patata (Valencia)
La primera vez que los clientes de la Heladería Llinares vieron un cartel que rezaba “tortilla de patata” en un helado de color amarillento, no se lo pudieron creer. Sin embargo, este sabor se ha extendido con casi la misma rapidez que el plato tradicional que lo inspira y ya está incluido en la carta de varias heladerías de España.
10. Helado de pimiento del piquillo (La Rioja)
La Heladería Andrés Sirvent en Calahorra, propiedad del cocinero homónimo ofrece una manera distinta de disfrutar de la verduras más típicas de la cuenca del Ebro: mezcladas con una base láctea y algo de azúcar, se convierten en deliciosos helados que atraen cada año a cientos de foodies al año.