“Era conocido por liarlas”, comentan algunas de las más longevas residentes de Castrillo-Tejeriego (Valladolid). Manuel Morales Blanco, de 32 años, no pasaba desapercibido entre sus vecinos, algunos de los cuales le votaron en las pasadas elecciones municipales. Morales, lideró en 2015 la lista de ‘Toma la Palabra’, alineado con Podemos, a la Alcaldía. Corrían otros tiempos.
Por entonces Morales combinaba algunos empleos no muy estables en la comarca del valle de Jaramiel, bien en la construcción o en mantenimiento de carreteras, con el activismo político. Sus visitas a Castrillo, donde solía veranear en la casa que sus padres mantienen, eran más frecuentes entonces. "Era un chico con una vida normal, aunque todo cambiaba cuando salía de fiesta", aseguran algunos vecinos, reacios a dar a cara. Sin embargo, lo que nunca podrían sospechar los habitantes de este pequeño municipio de apenas 100 habitantes es que uno de sus hijos, concretamente el del alguacil del pueblo, ‘Fortu’, fuera a liarse a tiros contra sus habitantes.
Abrió fuego contra sus vecinos
Los hechos tuvieron lugar en el único bar del pueblo, ‘Maribel’, donde el presunto asesino encadenó durante la noche una copa tras otra. Varias se tomó en el transcurso de unos 45 minutos.
Hacia las 5.50 horas de la madrugada y tras una acalorada discusión, que muchos aseguran, “solo se quedó en palabras”, Morales regresó a su domicilio familiar, ubicado a tan sólo unos metros del local. Entonces el supuesto homicida, que tenía la licencia de armas en regla, cogió una escopeta y regresó al bar, que aún permanecía abierto.
Con el arma de caza en mano, Morales entró de nuevo en el ‘Maribel’ y comenzó a disparar contra cuatro de las cinco personas presentes. La quinta, que suplicó por su vida, se libró de las balas. “Fue un acto impulsivo, no tuvo tiempo de pensarlo”, comentan los testigos. Acto seguido, el presunto asesino se dio a la fuga en dirección Valladolid, donde se le dio caza.
Según fuentes de la Guardia Civil a EL ESPAÑOL: “Inmediatamente se montó un amplio dispositivo de búsqueda, con gran despliegue de medios tanto terrestres como aéreos. Cinco horas más tarde los agentes lograron detener al supuesto autor de los hechos en el las proximidades de la calle Arca Real (Valladolid)” en un área cercana a su vivienda. Sin embargo, los efectivos no localizaron en el lugar de la detención el arma homicida. Morales se deshizo supuestamente de ella en su fuga.
Mientras la investigación continúa su curso y los agentes buscan la escopeta con la que Morales encañonó a sus vecinos, la localidad llora el fallecimiento de uno de ellos. Se trata de Félix, de 46 años, que se encontraba tranquilamente tomando una copa tras regresar de una cena. “Era un vecino muy querido, tanto él como su mujer y dos hijos”, aseguran quienes le conocían. De hecho, hace apenas unos meses esta familia había comenzado a rehabilitar una vivienda familiar a donde tenían previsto trasladarse. Unos planes que se han visto truncados. “Me quedo sin palabras. Han matado al padre de dos amigos de mis hijos”, expresa Jorge urdiales, vecino de la localidad. Por otro lado, de entre los tres heridos, dos varones, uno de 58 años y otro de 50 se encuentran en estado de gravedad y precisarán de intervención quirúrgica.
Amenazó a un concejal del pueblo
Desde el domingo, Castrillo-Tejeriego está sumido en una pesadilla colectiva. “Manuel era un chico más conflictivo que la media pero desde luego lo que ha ocurrido no se esperaba ni de broma”, explica a EL ESPAÑOL uno de los conocidos del presunto agresor. Desde el consistorio, Raúl Torres, alcalde del pueblo asegura: “Este suceso nos ha roto los esquemas. Somos apenas cien habitantes, nos conocemos todos”. De hecho, el Maribel es la única sede social del pueblo, a excepción de la plaza. “El bar, existe desde hace 10 años. Es el único punto de encuentro. Hace dos años cerró la única tienda que había”, comenta Jorge Urdiales, uno de los vecinos veraneantes.
Sin embargo, para otros, lo acontecido el domingo era algo que “se veía venir”. En su historial delictivo Morales cuenta con una falta leve por injurias y amenazas hacia un concejal del pueblo hace unos diez años, según precisa la subdelegada del Gobierno, Helena Caballero. Además, hace dos y durante las fiestas patronales del pueblo, Morales “cogió un extintor que abrió en el salón de actos. Varias personas resultaron intoxicadas”, recuerdan quienes allí estuvieron. Desde entonces en pocas ocasiones había regresado al pueblo, hasta este jueves.
Desde su vuelta, mantuvo, según los vecinos varias discusiones. “El sábado por la tarde tuvo una enganchada en el bar”, murmuran quienes no quieren dar la cara. Castrillo es, como dice su alcalde, un pueblo muy pequeño donde desde el domingo, impera la ley del silencio.
Del silencio y del miedo ya que como dicen los más veteranos del pueblo: “Las familias tendrán que encontrarse en algún momento”. Desde el consultorio médico aseguran a El ESPAÑOL que “este suceso ha conmocionado al pueblo. Nos ha consternado a todos. Estaremos preparados para atender a las víctimas y sus familiares en lo que necesiten”.