“El 29 de julio de 1975, por la noche, entraron en mi casa y se llevaron a mi padre, que pertenecía a la UMD (Unión Militar Democrática), una organización que pretendía extender las ideas democráticas en el ejército de Franco. Fue detenido, condenado, juzgado y expulsado. Aquello marcó mi trayectoria y la de mi familia”.
Xabier Fortes (Pontevedra, 1966) tenía nueve años. “De la noche a la mañana se acabó mi infancia”, recuerda en conversación con EL ESPAÑOL. Por primera vez, reconoció a un adulto entre lágrimas. Se levantó y vio a su abuela con los ojos encharcados. “Me di cuenta de que algo grave estaba pasando, aunque no nos lo querían decir. Nos enteramos cuando lo visitamos en prisión”. Su padre, Xosé, uno de los promotores de la UMD (a cuyos miembros llamaban 'úmedos'), fue detenido. Un año más tarde, volvió a casa. El dictador, entonces, había muerto. Pero aquello dejó un poso en el presentador que copará las mañanas en TVE –dirigirá Los Desayunos y el programa posterior, en el que competirá con Ferreras (LaSexta) tras el baile de sillas en el ente público–. Aquello cambió su percepción de la vida a una edad temprana. Realmente, habría cambiado la de cualquiera.
“El lema de la UMD era democracia, libertad y Europa. Yo eso me lo creo”, reconoce. Esos son los valores que pregona Xabier Fortes, cara visible de las protestas contra la antigua dirección y muy crítico con la etapa anterior como miembro del Consejo de Informativos. Y, desde septiembre, personificación del cambio que se está produciendo en Radio Televisión Española (RTVE) desde que Rosa María Mateo tomara el cargo de administradora provisional del ente público. Desde entonces, más de una treintena de movimientos (entre directivos y rostros reconocibles) y ceses controvertidos como el de Sergio Martín, Víctor Arribas o Jenaro Castro, el último en caer.
Su regreso a Madrid –ya presentó La noche en 24 horas en 2012 y es plantilla en Galicia–, coincidiendo con el cambio de Gobierno, le ha granjeado etiquetas que trata de arrojar por la borda estos días. “No puedo frustrarme porque me digan que soy de izquierdas o de derechas, pero tampoco me fío del que diga que soy apolítico. Pero, como le digo a mis compañeros, yo soy periodista y las ideas, cuando se ejerce, hay que dejarlas en el perchero”. Eso no lo obvia. Desde bien pequeño, tomó conciencia política. Vio que en Portugal habían acabado con la dictadura de Salazar y vivió los últimos estertores del franquismo.
La familia Fortes, con la detención de Xosé, lo pasó mal. Su madre, con cinco hijos –se quedaron con su abuela–, tuvo que hacerse cargo de todo. Buscó apoyo en la red de presos políticos, se sacó el carné para poder acudir a prisión, volvió a la Universidad por si la situación se complicaba… Y ellos, los cinco hermanos, maduraron vistiendo ropa del norte de Europa (“me acuerdo de unos calzoncillos que me llegaban hasta los tobillos”). Crecieron, en definitiva, entre anhelos de democracia y libertad.
Al periodismo, llegó más por descubrir mundo que por vocación. “Yo lo que quería era irme de casa. Me gustaba la Literatura y la Historia y fracasaba en Química y en Matemáticas”. Se planteó qué hacer, miró las carreras que no había en Galicia y eligió la pluma. Llegó a la capital a mitad de los 80 y saboreó los últimos rescoldos de la movida. “¡Y el oficio me atrapó!”, reconoce. Empezó en la radio, pero acabó en televisión.
Xabier optó por prescindir de la tinta para ponerse delante de la cámara. Sus hermanos, en cambio, tomaron otro camino. Uno de ellos, Carlos, fue víctima del narcotráfico en Galicia (“no hay familia que no haya sufrido la zarpa de esa guerra”, recuerda). Su hermana Susana ha sido finalista del Planeta con El amante albanés y Belén tiene una editorial y escribe poemas. Alberto, su hermano, ha dado luz a libros sobre piratería y navegación. “Y yo, simplemente, soy un periodista”, bromea el gallego.
SALTO AL 24 HORAS
En 1988, entró en Radio Nacional, pero dos años después se incorporó a TVE en Galicia. Ese fue el comienzo de una carrera prolífica delante de la cámara. Allí, fue nombrado director del Centro Territorial hasta que le ofrecieron regresar a la capital. “Era 5 de julio, día de Santiago y se cumplían 40 años desde la inauguración de la televisión regional. Hicimos un documental sobre la efeméride contada en imágenes y acudió el entonces director de informativos, Fran Llorente. Nos tomamos algo después. Yo no me veía en Madrid. Entonces, él me dijo: ‘¿Me vas a negar tres veces como a San Pedro?’.
No hubo una cuarta negativa. Xabier Fortes aceptó y sustituyó a Vicente Vallés al frente de La Noche en 24 horas. Ni siquiera María, su mujer, que había sido informada por Fran Llorente, puso oposición. “Heredó un equipo muy rodado y asumió a gran parte de los trabajadores”, recuerda Alejandro Caballero, presidente del Consejo de Informativos de Televisión Española. “Tuvo el acierto de introducir la ironía y el humor en el programa. Eso el espectador lo agradece”, añade Ángel Expósito, tertuliano de Fortes en aquella época.
Pero su etapa fue efímera. Xabier tan solo estuvo un año al frente del programa. Con la llegada del Partido Popular, lo cesaron y volvió a Galicia. Lo relevó Ana Ibáñez y, posteriormente, Sergio Martín –al que sustituye ahora en Los desayunos–. “En su caso creo fue un cambio ideológico. No había otro motivo. Había mantenido las audiencias y tenía un cierto prestigio profesional”, explica Alejandro. Allí finalizó su primera etapa en Madrid. Poco importa que “un cargo de Ferraz, en su primera entrevista, preguntara si venía de Intereconomía o que José Antonio Álvarez Gundín –posteriormente director de informativos de la cadena– fuera el que más veces acudió al programa como tertuliano”.
El que lo cesó, sin embargo, fue Julio Somoano, director de los servicios informativos entre 2012 y 2014. Xabier volvió a Galicia y se incorporó de nuevo al centro territorial de la cadena. Pero también se presentó para ser miembro del Consejo de Informativos, órgano que vela por la protección de las buenas prácticas en la televisión pública. Y, desde esa posición, ha sido una de las caras más visibles de las protestas en los viernes negros. “De repente, el último”, tuiteó, después de la moción de censura, albergando la esperanza de un cambio.
Lo que desconocía entonces es que él sería el rostro de la nueva era. Begoña Alegría, directora de informativos de TVE, le ofreció Los desayunos y el programa posterior. Después, recibiría la llamada de Rosa María Mateo. O lo que es lo mismo: competir con Al rojo vivo. “Nosotros habíamos reclamado ese espacio desde hace tiempo. Sobre todo, en una televisión pública. Ferreras, al que admiro como profesional y periodista, hay que reconocerle que lleva a tertulianos de todos los palos y que encontró un nicho en ese horario que otras muchas cadenas han seguido, pero no queremos competir, sino que vamos a hacer un debate sosegado”, incide el nuevo presentador.
ACTIVIDAD FRENÉTICA HASTA EL ESTRENO
Antes de que se inicie esta nueva etapa, Xabier Fortes apura los días perfilando el nuevo espacio informativo. “Pasional y comprometido”, como apunta Alejandro, dejará aparcados por el momento sus vicios confesables (la lectura y el balón) y a su familia, que se quedará en Galicia. Él se trasladará a Madrid junto a sus libros y tendrá que ver al Pontevedra por la televisión. No le queda otra. “Cuando estaba presentando La noche en 24 horas iba los fines de semana. Ahora la responsabilidad es mayor”, confiesa.
Estos días, su objetivo es confeccionar un espacio plural. “Yo creo que se le ha tratado injustamente. No creo que él sea de Podemos o independentista gallego. Es un periodista normal y centrado”, explica Ángel Expósito. ¿La prueba? Quizás la nutrida literatura que ofrece al ser preguntado por sus autores o libros de cabecera. Empezando por Don Quijote, pasando por Anatomía de un instante, enganchado siempre de Mary Beard y añadiendo por WhatsApp, una vez terminada la entrevista, otros muchos títulos: Zalacaín el aventurero, Las inquietudes, Los pilotos de altura, novelas de Baroja, Neira Vilas y sus Memorias dun neno labrego o Fiebre en las gradas… y suma y sigue.
Todos, títulos que aparcará hasta que el programa empiece a rodar. Antes, tendrá un último fin de semana para estar en Galicia con su familia. Para comprar el periódico en papel, pasear, bucear, ver la puesta de sol, acudir a pescar y disfrutar de las Rías Baixas (“seguramente lo más parecido que hay al paraíso”, apuntilla). Después, llegarán las últimas horas, los debates, las audiencias y el regreso a Madrid. El comienzo de un nuevo tiempo en Televisión Española con su rostro como personificación del cambio.