Tan sólo unos minutos pasaban de las primeras luces del día cuando Ivanka Petrova cerraba la puerta de su domicilio, una pequeña casa a dos alturas en la pedanía oriolana de Desamparados, en Alicante, y salía, diligente, a trabajar. Siempre cumplidora, siempre laboriosa.
Ivanka, 60 años, melena rubia y discreción por bandera, era una mujer de pocas palabras. Su círculo cercano la describe a EL ESPAÑOL como “una persona tranquila, trabajadora incansable”. Por eso, la buenaventura le sonreía en lo laboral. Era empleada del hogar en casa de personas mayores y, en la última década, se había dedicado exclusivamente a la misma familia. Su rutina era implacable y ella cumplía con nota. Hasta que este lunes no pudo acudir a su puesto. No porque no quisiera, sino porque su pareja la asesinó.
Faltaba un cuarto de hora para que el reloj marcara las 9 de la mañana cuando Matey, de 57 años, levantó el teléfono y llamó a Emergencias. Quería confesar su crimen: había estrangulado a Ivanka hasta que la mató. Llevaban juntos veinte años. Nada se pudo hacer cuando la Policía Nacional envió a una patrulla a la vivienda, situada en la vereda de la Buena Vida. Los agentes sólo pudieron observar el cuerpo de la mujer sin signos aparentes de vida.
15 años viviendo en Alicante
Ivanka no solía salir mucho por Desamparados. Natural de Pazardzhik (Bulgaria), un “pequeño pueblito cercano a Sofía” —tal y como ella misma contaba—, llevaba en España más de 15 años. Siempre había residido en Alicante: primero lo hizo en Orihuela, a donde llegó en 2003 —según afirman a este periódico sus conocidos—; después, se mudó a Desamparados, un núcleo poblacional del mencionado municipio alicantino a apenas diez minutos en coche y casi en el límite de la Comunidad Valenciana con Murcia.
La mujer, que era madre de una chica que reside en Bulgaria, se buscaba las habichuelas como podía: el cuidado de ancianos era una constante en su historial laboral, pero también se incluyen distintos empleos como limpiadora o trabajando en el campo, en la huerta. Porque ella era el sustento económico de su casa. Matey, su pareja —también de nacionalidad búlgara— y a la postre asesino, estaba en casa porque “estaba lisiado”, explica un vecino de la pareja.
De él, que se encuentra detenido por la Policía Nacional a la espera de pasar a disposición judicial tras haber confesado el crimen, dicen en Desamparados que “estaba mal de la columna”, que “no podía andar bien”, que “necesitaba apoyarse siempre” y que, por eso, no trabajaba. También que “se pasaba los días en los bares”.
"Una mujer buena"
Ivanka era una mujer “buena, corriente”. “Trabajaba de sol a sol y era muy discreta, incluso un poco cerrada. No se juntaba mucho en el pueblo pero no se metía con nadie”, apunta una buena amiga de la 952 víctima mortal de violencia de género en España desde que hay datos oficiales, en 2003. El marido de la víctima ha sido detenido por un delito de homicidio.
En Desamparados la noticia ha dejado fría a media pedanía. Allí viven algo más de dos mil personas y existe una comunidad de ciudadanos búlgaros y rumanos “bastante importante”, quienes mantenían una relación con Ivanka bastante fluida.
Ivanka Petrova es la vigésimo novena mujer asesinada por un hombre desde que comenzó el año. En España, en 2018, también han sido asesinadas Ana Belén Varela Ordóñez, de 50 años; Leyre González, de 21; María Isabel Alonso, de 62; María Judith Martins Alves, de 57; Paula Teresa Martín, de 40; Cristina Marín, de 24; Ati, de 48 ; María Isabel Fuente, de 84; Martha Arzamedia de Acuña, de 47; Raquel Díez Pérez, de 37; Jénnifer Hernández Salas, de 46; Laura Elisabeth Santacruz, de 26; Pilar Cabrerizo López, de 57; María Adela Fortes Molina, de 44 años; Paz Fernández Borrego, de 43; Dolores Vargas Silva, de 41; María del Carmen Ortega Segura, de 48 años; Patricia Zurita Pérez, de 40; Doris Valenzuela, de 39; María José Bejarano, de 43; Florentina Jiménez, de 69; Silvia Plaza Martín, de 34,; María del Mar Contreras Chambó, de 21; Vanesa Santana Padilla, de 21; María Soledad Álvarez Rodríguez, de 49; Josefa Martínez Utrilla, de 43; Magdalena Moreira Alonso, de 47, y una mujer de 40 años que no ha podido ser identificada.
La serie 'La vida de las víctimas' contabilizó 53 mujeres asesinadas sólo en 2017. EL ESPAÑOL está relatando la vida de cada una de estas víctimas de un problema sistémico que entre 2003 y 2016 ya cuenta con 872 asesinadas por sus parejas o exparejas.