El verano languidece y con él las canciones se evaporan en “fade out” (el término inglés que usan los ingenieros de sonido para bajar el volumen de un tema poco a poco hasta que nos resulta inaudible). Este verano he visto montar el circo a Iron Maiden, dar guitarrazos al bluesman Gary Clark Jr y bailar a David Byrne, entre otros, así que presumo de orejas omnívoras. Como de todo. Oigo de todo.

Estas son las canciones que se me han agarrado las tripas estas semanas bajo lágrimas de San Lorenzo, el cantar de las chicharras y la luna amarilla de agosto. Las he escuchado en un portátil Bang Olufsen Beolit 17 que se ha convertido en mi mejor amigo. Cuando una canción me agarra los intestinos puedo escucharla 5 o 6 veces seguidas hasta que se convierte en mantra estival. No pretendo que al lector le emocionen igual, pero...¿y si por un azar improbable ocurriera? En ese caso haber madrugado con el canto del gallo para escribir este artículo habría merecido ya la pena.



Todo homem. Zeca Veloso. 2018. Zeca (26) es hermano de Moreno, de Tom y de Julia. Hijos del “príncipe” Caetano Veloso y sobrino de Maria Bethania. Zeca es dueño del falsete más especial de mí verano. “Todo hombre necesita de una madre” es el mantra. La canción, banda sonora de la serie de televisión Onde Nascem Os Fortes, la tengo adherida a las meninges desde que escuché a Caetano con sus tres hijos (de dos madres) cantándola a duo con el más pequeño. Zeca se acompaña por las teclas de un piano Fender Rodhes y emociona.



Toro. El Columpio Asesino. 2011 ¿Cómo me la encontré? Bailando entre pisotones en las pasadas fiestas de San Isidro en plena sesión de DjMeneo (si tienes la oportunidad de verle lo pasarás bien. Al final de cada set se despelota al completo, así que piensa a ver que te pones por te da por acompañarle). Los pamplonicas El Columpio Asesino tienen garra. El estribillo: “Te voy a hacer bailar toda la noche, nos vamos a Berlín, no quiero reproches, carretera y speed toda la noche” es de esos que te hacen preguntarte: ¿cuanto tiempo hace que no voy a Berlín?



Lejos de la ciudad. Muerdo. 2015. Pascual Cantero (29), poeta, compositor y cantante, más conocido como Muerdo, murciano, ha sido para mí un descubrimiento. Me creo lo que me canta. Y eso es un misterio. Palabras parecidas en boca de otro suenan huecas. “Mi abuela no fue a la escuela pero aprendió a luchar, fue una niña de la guerra, por eso sabe más que esos intelectuales que hablan en la capital, de la izquierda y el progreso aunque pagan con divisa hasta los besos, teorizan en lo ajeno, son parte del problema, aunque se nieguen a verlo”. Tienes razón chaval, sigue contándonos lo que sientes. Hay más gente que siente como tú.



A Francisquita le gusta el cusubé. Cachao. No podrás dejar de bailarla, da igual si eres de los que pisan a tus parejas de baile o vas de Gene Kelly. ¿Cómo se me apareció? Buscando en el armario una camiseta amarilla recordé haberme dejado una hace años en el Blue Note de Nueva York viendo a Cachao, unos meses antes de morir. Y le dí a la radio del TIDAL (si te obsesiona la calidad con la que escuchas tu música en streaming te lo recomiendo. Ojo no es barato, no tiene todo, pero es mucho mejor que Spotify).

El Cusubé es un dulce de pan de yuca típico de Cuba. Como no podía ser menos la letra se beneficia del pícaro doble sentido del cubano ingenioso. “Si tu lo comes caliente, casera, lo tienes que repetir. A Francisquita le gusta el Cusubé”. Y a mí.



On te l´avait dit. Voilaaa (con Pat Kalla) 2015. Un poco de sonido disco africano, con un bajo de esos “machaca vertebras”. Si lo escuchas bailarás. El estribillo es insaciable. Como te enganche date por jodido. El título: Te lo dije podría servir de advertencia, “te lo dije” no es para escucharlo mientras meditas.



All along the watchtower. Devlin con Ed Sheeran. 2016. El original de Jimi Hendrix parece renacido y se puede bailar. La escuché por primera vez al ver El Joven Papa, la serie de Paolo Sorrentino, porque es la sintonía de entrada pero nunca se me había ocurrido pincharla. Me la recuperó Diego Manrique en su programa El Planeador para la emisora madrileña M21 Radio, fuente de sabiduría y chascarrillos culturales. Tuve la oportunidad de charlar hace unas semanas con el periodista burgalés en un podcast de Cope que se llama Conversaciones. Es fácil encontrar la charla en la red si te interesa.



Nunca es suficiente. Natalia Lafourcade. 2015.

En el primer acorde lo que te sale es cantar el Porque te vas que Jose Luis Perales le escribió a Janette... pero déjate llevar. El ritmo y la letra son capaces de teletransportarte a un paseo por el barrio de Polanco a la luz de la luna. A mi me ha empujado a bucear en la discografía de Lafourcade (solo conocía la increíble versión del Slowly de Aute con Leiva). Te recomiendo con firmeza la versión de Los Ángeles Azules, famosísimos en el país azteca. Como dice el colchonero Sabina: !Viva Mejico Cabrones!



Chove Chuva. Jorge Ben. 1963

No la pongas hasta que no escuches el primer trueno. Hasta que no sientas el ozono entregar por la pituitaria y sientas el suelo mojado bajo tus pies. La voz de Jorge Ben es verano del bueno, como el olor dulzón de la albahaca antimosquitos o el de la santolina.

Imprescindible la versión de Miriam Makeba (1966) en YouTube y muy divertida también la del ex ministro brasileiro Gilberto Gil y sus “aullidos de mandril” antes de que el público le haga de coro.

¿Como me la crucé? En un playlist compartido (mantendré la garganta profunda que me lo envió en secreto).



Fuerza extraña (Força Estraña) Roberto Carlos. 1979 Es probable que se te pase por la cabeza quitarla antes de llegar al estribillo. Detente. Roberto Carlos ¿mola o no? Hay días que si y días que no. Confieso haberlo arrinconado de mi memoria totalmente pero al escuchar a Caetano Veloso cerrar su concierto de Madrid dándole las gracias me lancé al rescate.

En el estribillo canta: “Por eso una fuerza me lleva a cantar, por eso esa fuerza extraña, por eso es que canto”- donde más me emociona es cuando dice- “no puedo parar, por eso esa voz tamaña”... A mi me pasa algo parecido cuando escribo.