Tamara Cubillo Antunes quiere a sus dos chihuahuas y a su perro labrador más que a nada en el mundo. Los tres canes retozaban felices sobre la hierba del jardín de la casa y jugueteaban con ella todos los días. Si tenía tiempo, hasta se los llevaba a chapotear y a refrescarse a un lago cercano. Esto es algo que, por el momento, ya no va a poder hacer.
A sus 27 años, Tamara se encuentra en prisión desde hace una semana. La mañana del domingo 2 de septiembre, mató a su pareja, un hombre que la había maltratado y que respondía al nombre de Ramón Steven y al apodo de Alpidio en las callejuelas del pueblo. Ahora Tamara está detenida y acusada de ser la presunta autora del homicidio de ese hombre. Los perros siguen ladrando en su casa, en el chalet 867 de la calle Sigüenza, urbanización El Coto, municipio de El Casar, provincia de Guadalajara. Ella ya no está, y solo los padres de la joven están disponibles para atenderles.
Cuando el año pasado Tamara denunció a su pareja por malos tratos dejaron de vivir juntos durante un tiempo. Al hombre le cayó encima una orden de alejamiento. Al tiempo, volvieron a vivir juntos, y la pareja proseguía su vida normal en aparente calma en la localidad guadalajareña. Se dejaban ver por la calle. Se iban juntos a las fiestas del pueblo.
Hace cosa de cuatro meses la mujer regresó a vivir al pueblo procedente de Madrid, tiempo después de que se iniciase la orden de alejamiento. A Tamara el consistorio la tenía controlada porque estaba en el programa de violencia de género. Al volver a El Casar, no le dijo a nadie en dónde se quedaría a vivir, cuál sería su nueva casa. Había vuelto a convivir y a dormir con su pareja.
Pero este sábado la vida de él se apagó. Todavía no se conocen los detalle exactos de lo ocurrido, el por qué del presunto homicidio cometido por parte de la mujer. Nada se sabe hasta el momento de si la mujer actuó en defensa propia. Sí se conoce lo siguiente: que, al menos él, pasó la noche tomando algo por la fiesta. Que fue una puñalada mortal y que fue a las 7:30 de la mañana. Que el aviso según el servicio 112 de Emergencias se hizo desde una casa de la calle Pastrana, perpendicular a la calle Sigüenza, en cuyo extremo está la casa donde sucedieron los hechos.
El aviso desde la ronda de Pastrana se puede deber a la casa con la que cuentan allí los padres de Tamara, concretamente en el número 861, donde los vecinos aseguran que está situado el negocio de su progenitor. Apenas hay 100 metros de distancia entre una y otra vivienda.
Una familia de ascendencia lusa y unida por las mujeres
La localidad de El Casar está formada por un pequeño núcleo urbano elevado 833 metros sobre el nivel del mar y una vasta extensión de suave pendiente plagada de chalés en los que viven la mayor parte de la población del municipio. Tiene cerca de 12.000 habitantes, la mayoría en edades comprendidas entre los 35 y los 55. Allí, la mayor parte de sus gentes trabajan en el área metropolitana de Madrid, en la zona norte de la ciudad. También en el sector servicios o en la industria. El trabajo que Tamara desempeñaba era el de administrativa.
Su pareja, Steven, se movía en el mundo de la noche y regentaba la Taberna Lennon's, en el centro de la localidad. Cuando podía, Tamara le echaba una mano a llevar el local, un sitio en el que el rock y los conciertos en directo eran la tónica habitual. Por eso allí la veían tanto, en ese garito que ahora permanece cerrado y que posee un estilo de música, junto con el reggaeton, que a Tamara siempre le ha terminado gustado.
Tamara es descrita por los suyos como una mujer diez, que gusta, además, de pasar tiempo con sus padres y el resto de miembros de la familia. Tiene dos hermanas y en su casa siempre han mandado las mujeres. Su padre es jardinero desde hace 20 años y también empleado de una empresa de mantenimiento. Su madre es de origen portugués, tal y como delata el inconfundible apellido Antunes, "familia de Antonio" en la lengua lusa.
Se trata de una familia a la que le gusta viajar mucho por el mundo. Una familia unida, sobre todo, por las mujeres, por las tres hermanas y por la madre, uña y carne, compañeras de vida que disfrutan juntas, tanto en casa como en todo tipo de países exóticos.
Pasaba buena parte del tiempo con ellos, bien fuera en el extranjero o reposando de vuelta en El Casar. El año pasado, fueron ellos quienes le apoyaron después de que denunciase.
Sus hermanas siempre han estado comprometidas con el feminismo. Una de ellas escribía hace años, en el instituto, en un texto en su blog personal que era toda una defensa acérrima del feminismo: "Es verdad que es bastante cómodo que un miembro de la pareja trabaje y el otro se ocupe de la casa y los niños. Pero también es verdad que suele ser la mujer la que se queda en casa y en los casos de tener un marido machista eso hace que sea el principal factor de aislamiento". Es el espíritu que impera en la familia.
Un chalet compartido
El chalet que ambos compartían todavía cuenta con el precinto de la Guardia Civil custodiándolo en la puerta. Se trata de una casa repleta de vegetación, con paredes blancas y rodeada en tres de sus caras por un seto de más de tres metros de altura. Dentro quedan los perros de la pareja. También hay un vehículo aparcado junto al garaje. Es uno de los dos que tenía la pareja. Los agentes llegaron a la casa dispuestos a recabar pruebas. Fue entonces cuando detuvieron a la mujer, a Tamara, que ya se encuentra en prisión.
Ramón Steven, alias Alpidio, nacido 28 años atrás en la República Dominicana, había maltratado a su pareja, por lo menos, el año anterior. Ahora habían vuelto a vivir juntos en el chalet que ambos tenían en propiedad. Incluso habían hecho este verano algún viaje juntos de vacaciones. Salían los dos de paseo o se dejaban ver por las fiestas del pueblo.
También compartían espacio en las noches detrás de la barra del Lennon's. Tamara le ayudaba allí en lo que podía y juntos orquestaban el local y lo gestionaban desde hacía tres años. Pero una fuerte discusión entre ambos hizo que todo saltase por los aires. Queda saber si la mujer actuó en defensa propia.
Pocas novedades han surgido esta semana sobre el caso y la mujer continúa encerrada. El magistrado del Juzgado de Instrucción número 3 de Guadalajara, en funciones de guardia, ha decretado ya prisión para la presunta autora de la agresión con arma blanca. La prisión es comunicada y sin fianza.
El Casar acaba esta semana sus fiestas tras dos semanas de éxtasis a base de vasos de vino y enormes platos de carne asada. Ha habido encierros, ha habido concursos, procesiones. Ha habido toros, cánticos e incluso fuegos artificiales. Dos semanas que comenzaron el 25 de agosto y que, una semana después, se torcieron debido a la aparición del cadáver de uno de sus vecinos. Un shock para algunos. La fiesta, para otros, no se debía detener y así fue. Al día siguiente del crimen, lunes y festivo, el plan continuó con normalidad. Las familias implicadas, por el contrario llevan la procesión por dentro.