“Yo viajé a Estados Unidos para las olimpiadas policiales. Se me ponían los pelos de punta viendo el respeto con el que la gente escuchaba el himno, con el que miraba la bandera. Pero mira, aquí en Barcelona...”
… aquí en Barcelona, a Toni, por tener dos banderas de España colgadas en su balcón le están haciendo la vida imposible. No es la primera que le hacen, pero esta última ha sido la que le ha llevado a poner una denuncia en Mossos d’Esquadra. El motivo: han aparecido pintadas en su ascensor amenazándolo de muerte.
Toni es agente de la Guardia Urbana en Barcelona. Nunca ha ocultado que se siente español. Por eso puso dos bandera de España “constitucionales”, insiste, en el balcón de su piso. “Vivo en un sexto, el último del bloque, y se ven bastante”, explica.
“Fue un sábado por la mañana, no serían más de las diez. En mi bloque hay dos ascensores y dio la casualidad de que yo bajé por el que no habían pintado. Pero otros dos vecinos ya habían podido ver la pintada y me los encontré en el portal. Ellos me avisaron de lo que había pasado”.
Policía facha antidisturbios morirás
Lo que había pasado era una amenaza de muerte escrita con tinta negra. “Aquí viu (vive) un policía facha antidisturbis morirás” ponía en una de las paredes del ascensor. “Mira, a mí que me amenacen o me digan cosas me da igual. Por mi trabajo estoy acostumbrado. Pero lo vio mi mujer y se asustó. Tengo dos hijos, una de 17 y uno de 11. Lo paso mal por ellos, porque no tienen necesidad de ver estas cosas porque su padre ponga la bandera de su país en casa”.
Fueron los mismos vecinos los que pusieron una denuncia en la policía. Al poco rato fue él. Era la gota que colmaba el vaso, porque no era la primera vez que venían a intimidar a Toni en su propia casa. La primera fue estando ellos de vacaciones. “Cuando volvimos nos informó el presidente de la comunidad de que habían tenido un problema con los timbres, que dejaron de funcionar. “Al final dieron con el motivo de la avería: al parecer, alguien vino y clavó una astilla en mi timbre para que no dejase de sonar. El timbre se fundió de sonar y por lo visto acabó afectando al resto del sistema de timbres. Dejaron de funcionar todos”.
Vigilan su casa
La última ha sido más reciente: durante el mes de agosto, también en su ausencia, “un vecino me advirtió de que había aparecido un tipo en un BMW descapotable justo en el parque al que da mi vivienda. Le tiró unas fotos a mi balcón y se marchó”. Cree Toni que sus banderas han molestado a alguien y han decidido atemorizarlo en su propia casa.
“No creo que tenga nada que ver con mi antiguo trabajo de antidisturbios. Yo no estoy ahí desde hace 12 años. Lo dejé en 2006 y desde entonces no he tenido ningún episodio como el que estoy teniendo actualmente porque he puesto las banderas de España en mi balcón. Tiempo han tenido, pero no me ha pasado nada. Pero ahora con el Procés pues mira...”
El Procés en las familias
El Procés no le ha traído quebraderos de cabeza sólo en el seno de su familia actual. También en su núcleo anterior: “Yo estoy separado y tengo una hija de 27 años y otra de 24. Ya no nos hablamos y en parte todo este tema político ha afectado. Evidentemente hay otras razones, pero el hecho de que yo me sienta español siempre ha pesado. Yo soy catalán pero mis padres son gallegos, así que para mis suegros siempre fui un charnego que no quería hablar en catalán. Y ahora, desde que estamos con el Procès, se han envalentonado todavía más. Is hijas, que son independentistas, han llegado a decir que su padre es un facha porque pone banderas de España en el balcón”.
Lo de facha es un estigma que se ha repetido en otras ocasiones por colgar las banderas. “Yo no tengo problemas con los vecinos, pero hay dos en concreto que son socialistas y tampoco les parece bien que las cuelgue. Una vez tuvimos una discusión por un tema del parking, que no tenía nada que ver con política. Y acabaron la discusión diciendo que yo era un facha”.
Presión asfixiante
Toni tiene 50 años, se crió en la misma ciudad en la que vive y asegura que “lo que ha traído el Procès es todo esto. Yo jamás había tenido un problema en mi barrio. Allí me conoce mucha gente. Pero desde hace algo más de un año, la presión es asfixiante. Y lo que más me duele es que al final es mi familia la que sale más perjudicada. “Los policías asumimos muchos riesgos en nuestro trabajo. Mi mujer ya está acostumbrada, pero desde que nos han pintado la amenaza de muerte en el ascensor está intranquila. Cada vez que salgo de casa me pide que tenga cuidado”.
Toni tiene claro que “se va a acabar liando. La gente está muy quemada en general y la situación no tiene pinta de mejorar. Cómo lo va a hacer si tenemos a la televisión pública catalana dejándonos en ridículo. Puedes ver ahí los gags que hacen, riéndose de la Guardia Civil, de la Policía Nacional. Y eso lo pagamos todos. Están sembrando el odio. Yo no pertenezco a ningún partido. No represento a nadie, Lo único que quiero es poder mis símbolos legales, de mi país, con total libertad y sin que me amenacen de muerte”, concluye.