Rogelio no tendría que haber estado allí. Los mayores de 65 años tienen prohibido bajar a los toros embolados. Ni siquiera pueden estar dentro de las zonas protegidas. Deben sentarse arriba y limitarse a ver el espectáculo. Pero Rogelio, gran aficionado a la fiesta, se metió en el encierro. Eso le costó la vida. Embestido por un toro, Rogelio Rodrigo Rodrigo, de 71 años, murió de madrugada en el Hospital La Mini Fe de Sagunto.
Este es el hecho luctuoso que ha empañado las fiestas de Jérica (Castellón). Este excamionero jubilado de 71 años murió después de ser alcanzado por una res de la ganadería de Fernando Machaconses. Pasó la madrugada del domingo al lunes, y en el hospital no pudieron hacer nada por salvar su vida.
Rodrigo no era de ese pueblo. Él es natural de Chulilla (Valencia) y hasta hace poco vivía en otro municipio valenciano llamado Náquera. Pero allí se aburría. Aduciendo unos dolores en la espalda y que en Náquera había poco que hacer, hace 7 meses que se mudó a Jérica. “Allí se entretenía más. Yo le dije que tengo allí una casa vacía y él me pidió que se la dejase para pasar allí una temporada”, cuenta Rosa María Guerrero, su expareja. “Ya no teníamos relación sentimental pero seguíamos siendo buenos amigos”, cuenta Rosa María, de 78 años.
Rogelio era muy aficionado a este tipo de festejos. “Le gustaban mucho los toros. Ha corrido por los encierros de todos los pueblos de la zona. En Segorbe, en Jérica, en Chulilla… Era de los que participaba pero no arriesgaba mucho. Se quedaba resguardado detrás de las vallas. Era muy prudente. Pero 71 años ya no son los mismo que 30 o 40”, recuerda Rosa María.
Tenía prohibida la entrada
Esa fue una de las claves del suceso. Rogelio tenía prohibida la entrada, El reglamento es claro: ni los menores de 16, ni los mayores de 65 pueden estar en la arena durante el encierro. Estas personas tienen habilitada una zona en la grada. Pero Rogelio estaba solo en el pueblo, sin nadie que le acompañase… ni le evitase entrar. “A un niño lo coges de un brazo y lo sacas de allí. Pero a un hombre de más de 70 años no lo puedes obligar”, resume su expareja, a la que le extraña lo sucedido: "Él siempre se ponía a una distancia prudencial".
Aunque no podía entrar, a Rodrigo le pudo su afición. Y en torno a las dos de la madrugada empezó el gran evento de las fiestas patronales en Jérica: el encierro del toro embolado. Rogelio se plantó en la plaza principal; en la arena, sin prestar atención a la prohibición. En torno a las 2:50 de la madrugada, según cuenta El Periódico de Aquí, un toro bajó como una exhalación por una de las calles que desembocan en la plaza. A Rogelio le pilló desprevenido. Se encontraba fuera de las rejas de protección. “Toda la infraestructura montada para la fiesta cumple las condiciones requeridas. Todo estaba en regla”, aseguran desde el Ayuntamiento de Jérica, desde donde insisten en que Rogelio no tendría que haber estado allí.
Un golpe con la cornamenta
Rogelio, de 71 años, solo, forastero y clandestino en la plaza, se desubicó. Pudo ser uno de los motivos por los que no vio como el toro se le aproximaba por la espalda a toda velocidad. El astado no le clavó el cuerno con fuego. Lo que sí le propinó fue un tremendo golpe con el cráneo que alcanzó al jubilado en el cuerpo y en la cabeza. El impacto hizo que se estrellase contra el suelo.
El toro ni siquiera se detuvo; siguió corriendo por la plaza después de haberse quitado de encima sin dificultad un obstáculo. Entretanto, Rogelio yacía en el suelo ya sin conocimiento. Mozos del pueblo se acercaban a toda prisa para auxiliar al herido. Las asistencias llegaron pronto, pero las lesiones padecidas por Rogelio eran demasiado graves. El hombre fue ingresado de inmediato en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Mini La Fe de Sagunto, pero poco se pudo hacer por salvar su vida. Pasó toda la madrugada ingresado. Falleció a las 10:30 de la mañana del lunes 24.
“A mí me llamaron del hospital a las 5:30 de la mañana y el corazón se me iba a salir”, confiesa Rosa, que pensaba “que le había pasado algo a mis hijos”. Le comunicaron que a Rogelio le había cogido un toro y estaba gravísimo. En torno a las diez y media de la mañana certificaron su muerte. “Es muy golpe muy duro. Para la familia, que es un encanto. Y para mí porque lo quiero mucho”, concluye Rosa María.
A pesar de que en las peñas y en el Ayuntamiento insisten en que todo estaba en regla y que la se cumplía la normativa a rajatabla, el suceso ha vuelto a poner en el ojo del huracán este tipo de festejos tan populares en la Comunidad Valenciana. No es la primera vida que se cobran los encierros allí este año.
No es el primero de este año
El pasado 10 de junio murió Rubén Quintanar, un joven de 27 años que fue embestido por un toro durante los encierros de Paiporta justo cuando intentaba auxiliar a un corredor que se había caído. Se da la circunstancia de que Rubén era un experto recortador y estaba familiarizado con los encierros, lo que pone de manifiesto el riesgo que corren los participantes de estos eventos a pesar de ser veteranos. Siendo peligrosos hasta para jóvenes expertos, las posibilidades de que un jubilado de 71 años que desconocía las fiestas del pueblo sufriese un accidente, como pasó ayer en Jérica, eran muy altas.