Con Inmaculada Rodríguez en prisión desde este jueves, la investigación de la Guardia Civil trata ahora de conocer con mayor detalle qué sucedió en las últimas horas y los últimos días dentro de su casa de Chiclana de la Frontera (Cádiz). Allí, en el número 61 de la calle Pedro I, la mujer mató a su marido, Abraham Bernal, propinándole varios golpes en la cabeza con un rodillo de cocina mientras él dormía la siesta.
Los hechos sucedieron a primera hora de la tarde del pasado miércoles. Luego, con él ya muerto como ha certificado la autopsia, Inmaculada, a la que varios vecinos calificaron como una mujer “dulce” y que “se desvivía por sus hijos”, le asestó varias puñaladas con un cuchillo.
El titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Chiclana ordenó este jueves el ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza de Inmaculada Rodríguez. Se le investiga por un presunto delito de homicidio doloso. Todavía no ha prestado declaración, que puede ser clave para conocer la motivación de la mujer y para darle argumentos o no a la acusación particular y a la Fiscalía a la hora de acusarla de asesinato.
Mientras, la Guardia Civil investiga lo sucedido en el interior del inmueble. Cuando declare ante el juez, Inmaculada Rodríguez deberá explicar por qué mató a su marido. Qué le llevó a coger de la cocina un rodillo de amasar, ir a la habitación en la que dormía su pareja y matarlo. EL ESPAÑOL, después de hablar con el entorno más cercano de la presa, conoce algunos detalles que pueden arrojar luz sobre los hechos.
La última conexión, el viernes a las 8.21 horas
Para entenderlo, es esencial retroceder hasta el viernes 21 de septiembre, cinco días antes del suceso. Ese día, Inmaculada Rodríguez no tiene que ir a trabajar al hotel situado a las afueras de Chiclana en el que se emplea como limpiadora desde hace varios años durante las temporadas de verano.
A las 8.21 horas de ese día, Inmaculada se conecta al Whatsapp de su teléfono. No se sabe si recibe un mensaje, lo envía ella o está repasando una conversación del día anterior.
Lo cierto es que ya no vuelve a usar más esa aplicación de mensajería instantánea, como demuestra la captura de pantalla que aparece en la parte superior de la foto que abre este reportaje.
Sólo vuelve a descolgar una llamada de teléfono en torno a las 16.30 horas de este pasado miércoles, cuando todo apunta, explica un funcionario de la Guardia Civil, que a esa hora ya lo ha matado.
¿Por qué? ¿Qué ha pasado en el transcurso de esos cinco días? Sólo Inmaculada sabe la verdad, pero una de las razones podría ser que su marido le hubiera quitado el móvil durante todo ese tiempo, el transcurrido entre las 8.21 horas del viernes 21 de septiembre y las 16.30 horas del miércoles 26.
"No tengo teléfono"
Volvamos de nuevo al pasado. Esta vez, al sábado 22 de septiembre. Ese día, Inmaculada sí tiene que trabajar. Por la mañana le comenta a algún compañero que no se encuentra bien. Tiene mala cara. Uno de ellos le dice que le llame si no se recupera o se agrava su situación. Inmaculada le dice que no puede hacerlo: “No tengo teléfono”.
Ese mismo día, a primera hora de la tarde, una hermana de Inmaculada se presenta en la recepción del hotel y pregunta por ella. Al verla, le comunica que su suegro, padre de su pareja, ha sufrido un infarto de corazón. Inmaculada, de inmediato, abandona preocupada su trabajo: tiene muy buena relación con sus suegros y son ellos quienes durante muchos días se hacen cargo de sus dos hijos, de siete y diez años.
Inmaculada, según su cuadrante de trabajo, ya no tiene que volver al hotel hasta el siguiente miércoles. 26 de septiembre. Nunca llegará al ir de nuevo. Ese día, sobre las 16.30 horas, la gobernanta del hotel en el que trabaja la llama al teléfono. Por ese entones, Inmaculada lleva cinco días sin conectarse al Whatsapp, sin escribir por el grupo de los compañeros y no se ha presentado a su hora de entrada, las 16 horas.
Según las fuentes consultadas, la ahora presa habría respondido: “No voy a poder ir. Lo siento”. Luego, colgó sin dar mayores explicaciones. Todo hace indicar que a esa hora, Inmaculada ya había podido recuperar su teléfono móvil y matado a su pareja, el padre de sus dos hijos.
De ser así, cuando Inmaculada Rodríguez contesta la llamada, su marido yace muerto sobre la cama y ell espera tres horas a comunicar lo que ha hecho. Poco antes de las 19.30 horas, la mujer salió a la calle y se dirigió a un guardia civil de tráfico retirado. Le dijo que había discutido con Abraham, que ella le había golpeado y que se encontraba en mal estado.
El agente retirado le dijo que lo mejor era que llamase a Emergencias 112. Inmaculada llamó, aseguró que "había discutido con su marido y que no sabía si él estaba herido". Añadió que ella también "presentaba golpes".
Poco después, los efectivos sanitarios y la Guardia Civil se personaron en la vivienda que la pareja, originaria de San Fernando y ambos de 42 años, había elegido para vivir juntos cuando se mudaron a Chiclana.
Tras su detención, Inmaculada insistió en que todo había empezado con una pelea con su pareja y que, tras ella, Abraham se marchó a dormir la siesta. Un vecino ha contado a los investigadores que sobre las 15 horas escuchó una fuerte discusión.
Antes de ingresar en la prisión de Puerto III (El Puerto de Santa María, Cádiz), a Inmaculada Rodríguez se le realizó un exhaustivo examen médico. No se le encontraron heridas recientes, apunta Diario de Cádiz. Este periódico también explica que, debido a una posible mala racha económica y sentimental de la pareja, los dos hijos de Inmaculada y Abraham llevaban un tiempo viviendo con sus abuelos paternos.