El último incidente vivido este pasado martes en el Estrecho de Gibraltar, en el que la Marina marroquí mató a tiros a una joven de Tetuán (Marruecos) e hirió a otros tres compatriotas cuando iban a bordo de una lancha como las que se usan para transportar hachís, confirma un aspecto hasta ahora “insólito” en el funcionamiento de las redes de tráfico de inmigrantes que operan en el país norteafricano: desde hace dos meses aproximadamente, han tejido una alianza con los narcos de La Línea de la Concepción (Cádiz), como explican hasta tres fuentes policiales distintas consultadas por este periodista.
Al menos desde mediados de agosto, gracias a sus potentes lanchas los narcos linenses están trasladando a ciudadanos de origen marroquí en su mayoría, pero también argelino, desde las costas del norte de África hasta playas del litoral andaluz. Principalmente, hasta las costas gaditanas, las más próximas al país vecino del sur.
Un alto funcionario policial que trabaja en la comarca gaditana del Campo de Gibraltar explica a EL ESPAÑOL que los inmigrantes están pagando una cifra de dinero que ronda los 3.000 euros “por cabeza”.
Además, niega tajantamente que las bandas de traficantes de hachís estén realizando "traslados gratuitos" de norteafricanos como medida de presión para que las autoridades españolas relajen la vigilancia en la zona y ellos puedan volver a su negocio tradicional con el hachís.
Esta fuente añade que, aunque la Policía Nacional y la Guardia Civil todavía no disponen de pruebas concluyentes por lo "novedoso" del fenómeno, “varios clanes de pequeño tamaño que operan en La Línea han cambiado temporalmente el hachís por los inmigrantes”.
"Los graban como acta notarial"
El vídeo que aparece debajo de estas líneas, grabado por un miembro de una organización que trafica con hachís y ahora con personas, demuestra la coordinación que existe a ambos lados del Estrecho entre los narcos y las mafias de la inmigración.
En las imágenes, tomadas a principios de septiembre, se observa que el piloto de la lancha pide a los inmigrantes que miren a la cámara antes de lanzarse al mar tras llegar a la orilla de una playa de Tarifa (Cádiz).
Una fuente policial explica el porqué lo hacen: “Es la manera de demostrarles a los traficantes de personas que ellos [los narcos] han cumplido el trabajo. Es como un acta notarial para dar fe”.
Una joven muerta y tres heridos
Este pasado martes, una embarcación de la Marina Real de Marruecos disparó contra una lancha conducida por un español que se encontraba en aguas marroquís, según informó el Ministerio del Interior en Rabat a través de un comunicado.
La nota señalaba que había cuatro heridos y que los ocupantes de la embarcación eran "candidatos a la emigración clandestina".
Tres de ellos eran de Tetuán y un cuarto de Alhumemas, ciudad del Rif cuya población en los últimos dos años ha protagonizado fuertes protestas contra la política de opresión y olvido del rey Mohamed VI.
Desde allí y desde otras poblaciones próximas están partiendo hacia el exilio europeo miles de jóvenes. Aunque la forma tradicional era hacerlo en pateras de madera y a motor, ahora han encontrado una alternativa más rápida en las ‘gomas’ del hachís. “Los narcos han encontrado un negocio secundario usando sus herramientas de siempre”, aseguran las fuentes consultadas.
Los heridos del pasado martes fueron trasladados hasta el hospital provincial de Mdiq-Fnideq, al norte de Marruecos. En un teletipo de la agencia France Press, el activista Mohamed Benaisa, director del Observatorio del Norte por los Derechos del Hombre, confirmó el fallecimiento de uno de ellos.
Se trataba de una joven de 19 años procedente de Tetuán, ciudad marroquí vecina a la española Ceuta. La fallecida se llamaba Hayat, que en árabe significa vida. Nació el 20 de noviembre de 1998, según el pasaporte difundido por el medio digital marrroquí Le Desk, estudiaba Derecho en Martil, a 11 kilómetros de localidad donde residía.
Este rotativo local explica que la víctima de los disparos precede de una familia muy humilde. Contaba con una hermana y dos hermanos. Su padre se encuentra sin empleo y su madre trabaja en una empresa conservera de pescados.
Hayat intentó compaginar sus estudios con algún trabajo. Para ello, envió su currículo a varias empresas, aunque no tuvo suerte. En ocasiones se empleba durante horas como canguro de niños. Tenía pensado emigrar a Europa, donde iba a reunirse con una tía, aunque eran pocos quienes conocían sus intenciones.
El activista Mohamed Benaisa también informó que el inmigrante de Alhucemas se encontraba en “estado crítico” y con un brazo amputado. Fue trasladado a un hospital de Rabat.
La decisión de disparar a la embarcación por parte de la Marina marroquí se debió, según su Gobierno, a la negativa del piloto de la lancha a detenerse después de que desde la patrullera se lanzasen varios tiros al aire.
Finalmente, abrieron fuego contra la embarcación. Las autoridades policiales del reino alauí detuvieron a un español y a un marroquí afincado en España -ambos se habrían relevado en las labores de pilotaje y supervisión de la travesía-, según fuentes diplomáticas citadas por la agencia EFE. A bordo de la semirrígida iban 19 inmigrantes.
El español detenido en Marruecos responde a las iniciales J. D. Q.. Cuenta con numerosos antecedentes como autor de 25 delitos, ocho faltas, 16 detenciones y dos imputaciones. Uno de los antecedentes es por violencia de género, con prohibición -aún en vigor- de acercarse a la víctima desde el pasado mes de febrero.
"Claro que les cobran. No es gratis"
En uno de los múltiples vídeos que estos días han circulado por las redes sociales, se ve a cientos de jóvenes en la playa de Martil - la misma zona donde el martes la lancha fue tiroteada- a la espera de la llegada de una embarcación mientras gritan "El pueblo quiere patera gratis".
El lema es una variante de los que en 2011 sacudían las calles marroquíes y árabes durante la olvidada 'Primavera árabe'. Por aquel entonces decían "El pueblo quiere el fin de la corrupción" o "El pueblo quiere la caída del sistema".
Pese a que pudiera dar la impresión de que los inmigrantes dan a entender que los narcos no les cobran por subirse a sus lanchas, las fuentes policiales consultadas por este periodista dicen que no es así.
“Claro que les cobran, en este mundo nada es gratis. Los narcos llevan meses con dificultades en La Línea por la presión policial. Con esto han encontrado un mercado secundario con el que hacer dinero. Suelen subir a bordo a entre 20 y 30 inmigrantes. Por 3.000 euros, pueden ganar entre 60.000 y 90.000 euros por viaje”.
Crece el número de inmigrantes de Marruecos
Los medios locales marroquíes atribuyen esta reciente explosión en el tráfico de pateras a diversas razones: desde políticas, como la situación en el Rif, a económicas, como el alto desempleo juvenil en dicha zona del país.
A ellas se añadiría el sorpresivo anuncio el pasado agosto del servicio militar obligatorio para todos los jóvenes -mujeres incluidas- de entre 19 y 25 años.
Esta situación se produce en medio de un éxodo de jóvenes marroquíes que está alarmando a las autoridades de su país. En este año 2018, según las cifras que maneja el Ministerio del Interior, han llegado 33.215 inmigrantes irregulares a las costas de España. 6.433 son marroquíes.
Desde hace ya un año, fuentes policiales españolas han detectado una gran proporción de marroquíes (entre el 17 y el 20 % del total) entre los migrantes llegados ilegalmente a España. Pero este septiembre, todavía sin cifras disponibles a falta de que finalice el mes, es previsible que esa cifra crezca aún más.
El gobierno marroquí ha minimizado hasta ahora el alcance de la 'hrig', palabra que en los países del Magreb designa la emigración clandestina. El Ejecutivo del reino de Mohamed VI sostiene que, de los 54.000 intentos de salida abortados en los primeros ocho meses del año, la mayoría eran subsaharianos y los locales "solo" sumaron 7.200 personas.