Las familias de las exparejas de Ana Julia Quezada, la autora confesa de la muerte del niño de 8 años Gabriel Cruz, informaron a la Guardia Civil de que pudo aprovecharse de las circunstancias personales de los hombres con los que tuvo relaciones en Burgos para obtener beneficio económico.
Así consta en el sumario de la causa seguida por el asesinato del menor, consultado por Efe, en unos informes del Instituto Armado en los que este cuerpo da cuentas al Juzgado de Instrucción número 5 de Almería de las indagaciones sobre la vida de la investigada en Burgos, donde residió durante más de dos décadas.
Prostituta en los 90
Según estos documentos, Ana Julia Quezada llegó a España a inicios de los 90 y ejerció la prostitución en un local de alterne de Rubena (Burgos), si bien abandonó esta actividad al conocer a un camionero que se convertiría en su marido, tras lo que pasó a realizar labores de servicio doméstico y en dos carnicerías.
El informe señala que residió con este hombre en una vivienda en la que ahora viven su tía y la hija que tuvo con él.
Asimismo, recoge cómo en 1995 trajo a España desde la República Dominicana a una hija suya nacida cuatro años antes, y relata la muerte que sufrió la menor durante la madrugada del 10 de marzo de 1996 tras caer por la ventana desde un séptimo piso.
Sobre este asunto únicamente se indica que la Policía Nacional concluyó que se trató de un accidente provocado por un episodio de sonambulismo de la niña.
También añade el informe que en 2009 se divorció -quedándose su expareja con la custodia de la hija que tenían- y se casó con un vecino de Burgos 16 años mayor que ella y que padecía un alto grado de alcoholismo.
Este hombre falleció en 2012 y, según recogió la Guardia Civil, sus familiares sospecharon que "Ana Julia aprovechó las circunstancias personales de su pareja para obtener un beneficio económico, ya que éste era propietario de una empresa de hostelería que daba importantes beneficios".
Los familiares señalaron como prueba que durante este tiempo Ana Julia compró en República Dominicana una vivienda valorada en 45.000 euros y que durante los últimos meses de vida de su pareja, que padecía una grave enfermedad, suscribió un seguro de vida con una indemnización de 30.000 euros que cobró poco después de su fallecimiento, y fue denunciada además por los hijos del hombre por quedarse con sus joyas.
Más adelante, inició otra relación con un varón que presentaba unas "características personales similares al anterior, mayor y enfermo" pues padecía un cáncer de garganta.
La familia de este hombre aseguró a la Guardia Civil que Quezada habría recibido de él al menos 17.000 euros antes de morir.