El amor triunfa también entre las rejas de una prisión. Jorge Fontán y Eusa Lorenzo, conocidos como los "Bonnie & Clyde" gallegos, ya son oficialmente marido y mujer. La pareja se ha dado el sí quiero en una sencilla ceremonia celebrada en el registro civil del Ayuntamiento de A Lama.
Ambos cumplen en la cárcel situada en este municipio pontevedrés una condena de más de cinco años de prisión por atracar a taxistas de Vigo, robar en un supermercado y agredir a dos agentes de policía. Por unas horas, han podido salir de su celda y contraer matrimonio.
Su camino hasta el enlace, sin embargo, no ha sido fácil. Ya intentaron casarse el pasado mes de febrero pero la huelga de los funcionarios de justicia, por un lado, y la decisión de Instituciones Penitenciarias de trasladar a Eusa a otro centro debido a su conflictividad, a punto estuvieron de frustrar la boda.
La familia de Jorge rogó que no la trasladaran de prisión y, finalmente, Eusa pudo quedarse en A Lama. Su cuñada, Dolores Fontán, quería hacerse cargo económicamente de ella y luchó para que su hermano pudiera casarse con la mujer que ama.
La pareja llegó escoltada por la Guardia Civil desde el centro penitenciario y, una vez formalizado el matrimonio, posaron ante la prensa y aseguraron estar "ilusionados" con un día que para ellos "ha sido muy especial", a pesar de reconocer que les hubiera gustado que el enlace se celebrase "en otras circunstancias".
Su deseo de formar una familia, han explicado, ha sido el motivo principal para dar el paso de casarse, un trámite para el que recibieron la autorización de la dirección de la cárcel pontevedresa hace apenas una semana.
Cuando supieron la noticia, según ha relatado la hermana del novio, Jorge y Eusa se mostraron "entusiasmados", especialmente él porque desde entonces "no habla de otra cosa". Dolores, que actuó como testigo en la boda, les llevó lo que habían pedido: una liga roja y un ramo de flores para ella y una pajarita para él, junto con una tarta para poder celebrar su unión.
La dirección de la cárcel ha autorizado además que disfruten de un vis a vis.
No obstante, a pesar de este enlace, su vida en prisión apenas cambiará. Aunque están en la misma cárcel, habitan en módulos diferentes y solo se ven de manera puntual, en los vis a vis autorizados y durante las comunicaciones que, también bajo permiso, tienen con un cristal de por medio.
Los dos cónyuges, ambos drogodependientes, no recibirán beneficio penitenciario alguno por el hecho de casarse, pero Dolores Fontán ha señalado que supone un "paso más" para que la pareja pueda ser trasladada a una cárcel que les permita cumplir la condena juntos, en donde "no podrán dormir juntos pero al menos se podrán ver más".
Jorge, de 45 años, y Eusa, que tiene 35, se conocieron en la calle "como todos los drogodependientes", ha explicado la hermana de él. Ambos entraron en una espiral delictiva "delinquiendo casi a diario", impulsados por sus respectivas adicciones, hasta que fueron detenidos e ingresaron en prisión.
Ahora, tras no renunciar al amor en la cárcel en la que residen, en la que están "controlados" a través de un programa de desintoxicación que impulsa la Fundación Érguete, esperan que la vida les conceda una segunda oportunidad.