“¡Carles Puigdemont es un Superguerrero del espacio!” grita, desde una especie de improvisado altar en mitad de la Plaza Cataluña (Barcelona) un tipo con una barretina. Lleva un lazo amarillo en la solapa y se parece físicamente a Edi Cavani (delantero del PSG). A su alrededor, decenas de personas de todas las edades que sostienen pancartas con la cara de Puigdemont convertido en algo parecido al personaje de dibujos animados Son Goku, pero con una preciosa melena rubia incandescente.
Los adoradores de Puigdemont aplauden a rabiar cuando el pseudopope de la barretina lanza proclamas a favor de “el nostre president”. Uno de sus adláteres hace sonar un cuerno y esa es la señal para que todos ,al final del dicurso, levanten las manos para reunir toda la fuerza posible y mandarle al político huído una ‘Bola Genki’. Esto es, una especie de bomba de energía que salía en un cómic japonés y que, con suerte, llegará a Bélgica. Ancianos con boina levantando las manos, felices, seguros de que su fuerza va a llegar a Waterloo por vía urgente.
Esperpento público y a plena luz del día
No es una fantasía. Es el último sainete independentista con tintes sectarios y peripatéticos. Un grupo de adoradores de Puigdemont decidieron oficiar una especie de misa galáctica a plena luz del día, en mitad de la plaza más concurrida de Cataluña. El sumo sacerdote está convencido de que Puigdemont es un ‘Superguerero del espacio’, que es un estado que alcanzan algunos personajes… de la serie de dibujos animados llamada ‘Bola de Dragon’. Y por eso lo adoran y le mandan todas la fuerzas.
Es el último ejemplo de que el independentismo ha perdido el norte. Después de la fractura entre los partidos separatistas más importantes, después de haber puesto en marcha iniciativas absurdas como plantarse en tiestos para protestar contra España, después de que Quim Torra soltase palomas desde una montaña para reclamar la libertad de los presis, después de que cientos de personas se turnasen para encerrarse en una jaula que ha ido dando vueltas por toda Cataluña… llega el sketch definitivo: montar una misa en mitad de Plaza Cataluña y tratar a Puigdemont como si fuese un primo con gafas de Son Goku.
Ancianos invocando a Son Goku
Hay participantes de todas las edades. Hay jóvenes que han visto la serie, pero también ancianos a los que eso de ‘bola genki’ les suena a comida china. Tanto da. Hay una bandera independentista, una barretina, lazos amarillos y proclamas a favor de Puigdemont. Más que suficiente para montar una performance que es difícil tomarse en serio.
”Le enviamos fuerza de combate pacífica”, explican los organizadores de tan magno evento. Entre los participantes no parece haber nadie que se percate del ridículo que están haciendo. Todos, obedientes, alzan las manos al cielo y ponen todo su empeño en que de ahí salga una especie de chorro de luz que llega al cielo. Algunos cierran los ojos, otros sonríen esperanzados de que aparezca un rayo de fuerza cósmica de las palmas de las manos. Obviamente eso no sucede en la vida real, pero se arregla con la edición de vídeo. El montador añade una especie de caños de luz amarilla que convergen y llegan al cielo. Allí se forma la famosa ‘Bola Genki’ ("Força Universal" en la versión catalana) y en el centro mismo aparece la cara de Carles Puigdemont.
"Independencia para el planeta Namek"
El esperpento tuvo lugar a finales del mes de mayo, pero es ahora cuando ha empezado a circular por las redes sociales. Las interacciones son irónicas al 100%. En uno de los comentarios, uno les pregunta si “Goku huyó de Namek en el maletero de la nave de Bulma en cuanto llegó Freezer”. Otro pide la independencia de Namek (el planeta del que procedía uno de los personajes de la serie). Y otro les felicita “por la chispa española que tenéis”. Pero los organizadores parecen tomarse su propia broma en serio. Se desmarcan de la “chispa española” y defienden su iniciativa “porque Cataluña es libre y creativa”.
Ahora que sabemos que Puigdemont es Son Goku, queda la duda de saber si Quim Torra es Krilín, si Elsa Artadi es Bulma, si Jordi Pujol es el Follet Tortuga (Tortuga Duende en castellano) y si Oriol Junqueres es Ten Shin Han. Una vez se despejen las dudas, una ‘Bola Genki’ destruirá los muros de la prisión de Lledoners, los presos saldrán libres romperán sus barrotes lanzando un “Kamehameha” (“Onda vital” en la versión en español) y saldrán libres para siempre. De lo que no hay duda es de que este es el camino idóneo para alcanzar la independencia.
[Más información: Siéntase como los Jordis en us cárcel de juguete"]