La visita de Pablo Iglesias a Oriol Junqueras ha sentado como un escalofrío en el Gobierno. Que el líder de Podemos y "socio prioritario", como este jueves volvió a definirlo la portavoz parlamentaria, Adriana Lastra, viaje a la prisión de Lledoners (Barcelona) para reunirse con el presidente de ERC, en prisión provisional por rebelión, produce amargas y contradictorias sensaciones en el Ejecutivo.
Por una parte, hay miembros del Gobierno que creen que podría haberse hecho algo para evitar la visita o, al menos, para que no fuese presentada casi como un acontecimiento, con los medios prevenidos y con una entrevista previa de Iglesias en televisión para abundar en sus motivos.
Si sencillamente hubiese trascendido a posteriori, sin expectación previa ni excesivo protagonismo, no hubiera sido tan mal trago para Pedro Sánchez, que ahora ve como Iglesias es erigido con un mediador, cuando no un emisario suyo, para lograr desde la cárcel el apoyo de ERC a los Presupuestos Generales del Estado. Al fin y al cabo, como este jueves dijo el presidente, "la negociación en nombre del Gobierno la hace el Gobierno". Y el Gobierno quiere y va a negociar los Presupuestos con ERC, lo que es lo mismo que hacerlo con Junqueras, sea directamente o a través de sus diputados en Madrid y consellers en Barcelona.
El trance de tratar de convencer a ERC para que apoyen las nuevas cuentas públicas sin recibir a cambio cesiones como el dictado de órdenes a la Fiscalía en el juicio del procés es, pues, una responsabilidad insustituible del Ejecutivo que difícilmente puede asumir Iglesias, según razonan en el Ejecutivo.
La estrategia oculta
Otras voces, en cambio, creen que Iglesias lo que busca es precisamente desgastar a Sánchez y recuperar visibilidad a su costa y como socio prioritario del Ejecutivo. Es decir, prácticamente un ataque desde dentro.
"Esto nos hace daño, pero a eso juega Iglesias", explica un miembro del Consejo de Ministros en conversación con EL ESPAÑOL. Este ministro comparte la idea de que la visita de Iglesias a Junqueras, más con las que según algunos medios podría agasajar a otros líderes independentistas en prisión, los legitima ante la opinión pública como presos políticos.
Iglesias empeña parte de su capital político al hacerlo, ya que su imagen se verá erosionada para los votantes más críticos con el independentismo, y ese capital se inyecta directamente en los sectores independentistas deseosos de encontrar complicidades en partidos políticos nacionales. La foto de Iglesias en la cárcel ofrece, en ese sentido, la oportunidad perfecta.
"Muy espectacular pero muy vacío"
Fuentes del grupo parlamentario socialista lamentan la visita y confirman que la erosión es inevitable. "Es muy espectacular, pero también muy vacío. Porque Iglesias saldrá de Lledoners y no podrá anunciar ningún acuerdo. Junqueras no va a salir a decir que apoya los Presupuestos. Para eso faltan al menos dos meses. Pero sí logra arreglar la semana del PP, que iba en picado", explica un diputado socialista.
La semana de Pablo Casado empezó con las críticas de antipatriota por su visita a Bruselas, en la que criticó (como hace en España) a los socialistas por sus Presupuestos. Siguió con una insólita pregunta parlamentaria de Dolors Montserrat a la vicepresidenta Carmen Calvo que adoleció de una falta de coordinación sintáctica más que evidente y enfilaba su final con un torpedo, obra del fuego amigo, en la campaña del PP en Andalucía con las palabras de la exministra Isabel García Tejerina sobre los niños andaluces.
"Algo normal"
Fuentes de Podemos han descrito la reunión como "algo normal" que estaba pendiente desde el pasado mes de junio, cuando Iglesias fue a visitar a otro de los presos separatistas, el líder de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart, a la prisión de Soto del real, en Madrid, donde aún permanecía recluido, informa Alberto D. Prieto.
Las citadas fuentes han insistido en que en el encuentro no se hablará sólo de los Presupuestos Generales del estado, que Iglesias quiere sacar adelante y para los que necesita el voto de ERC en el Congreso. "Se hablará de más cosas, de todo lo que tiene que ver con el conflicto político en Cataluña".
Sin embargo, en Podemos no han querido detallar si la visita fue concertada antes o después de que el Gobierno y el partido morado alcanzaran el pacto presupuestario: "No vamos a entrar en detalles", ha sido su respuesta.
La idea de Iglesias es la de sugerir un intercambio de apoyos: que En Comú-Podem negocie las cuentas de la Generalitat en el Parlament en correspondencia a que Esquerra haga lo propio con las nacionales en el Congreso.
De hecho, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ya pidió públicamente el pasado 6 de octubre un "pacto extraordinario de mínimos para aprobar los presupuestos estatales, autonómicos y municipales" comparándolo con el "acuerdo extraordinario que sirvió para echar al PP" de la Moncloa.
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