El chaval de 12 años tenía pesadillas y se despertó a medianoche. Estaba en un albergue de Viena, a más de 2.000 kilómetros de su casa en Valencia. Estaba durmiendo con el resto de compañeros del coro infantil en el que cantaba. Tenían que actuar en la capital austriaca al día siguiente. El chaval de 12 años tenía pesadillas, se despertó a medianoche y acudió en su ayuda Rafael Cifre, el presidente del coro. Ahí empezó la verdadera pesadilla.
Rafael se metió con el niño en la cama para calmarlo. A los pocos minutos le metió la mano por debajo de la ropa interior y empezó a acariciarle el pene. Luego hizo la operación inversa: agarró la mano del chico y la metió en sus genitales. Después le besó en la mejilla. El menor, paralizado, no dio la voz de alarma. ¿Cómo iba a hacerlo, si tenía tanta confianza con él y tan buena relación con sus padres?
La pesadilla se repitió el día siguiente tras la actuación. Esa noche durmieron en otro albergue del municipio de Wells. Rafael compartió cama con 2 de los 47 miembros del coro. Uno de ellos era el mismo niño del que había abusado la noche anterior en Viena. Cuando el presidente vio que el chico se había dormido, repitió la operación. Metió la mano bajo el pantalón del menor.
"Llama a mis padres"
El muchacho, viéndose abusado una noche más, se despertó. No pudo más y empezó a gritar. Le dijo que estaba abusando de su cuerpo y que no tenía derecho a hacer eso. Rafael intentó calmarlo, pero el niño ya estaba en shock. "Llama a mis padres", le pidió llorando al presidente. Pero Rafael se negó excusánddose en que era muy tarde, que no eran horas de llamar a nadie.
Rafael no llamó, pero en cuanto el chico volvió a España puso los hechos en conocimiento de sus padres y acudieron a la policía. Aquello fue en 2016 y esa fue la primera de las denuncias por abusos de menores contra Rafael Cifré Llull, presidente del coro Virelai de Quart de Poblet (Valencia). Para este pueblo de 23.000 habitantes de Valencia, el coro es el orgullo de los habitantes. Nadie imaginaba que, después de que el caso saliese a la luz, otros 6 chicos antiguos miembros de la coral decidiesen romper su silencio. Aseguran que ellos también habían sido objeto de abusos sexuales por parte de Cifre. Nada que ver con el método idílico del director del grupo de la película Los chicos del coro. Una pesadilla real.
Cinco casos ya han prescrito
El problema es que aquello pasó hace tiempo y la mayoría de los casos han prescrito. Casi todos los denunciantes son ya mayores de edad. Se han atrevido a hablar cuando han visto que lo suyo no fue un caso aislado. Y cinco de estos casos quedarán en agua de borrajas porque han prescrito. Sólo tres han sido admitidos a trámite. De ellos, la de los hechos acontecidos en 2016 ha sido la primera en llegar al tribunal.
Rafael Cifre acaba de reconocer que cometió un delito continuado de abusos sexuales a aquel chico. En un principip pedían para él 10 años de cárcel, pero la semana pasada cerró un acuerdo de conformidad con la Fiscalía y la familia del menor. Consiste en dos años de prisión, una pena accesoria de dos años y medio de libertad vigilada, 5.000 euro de indemnización y una inhabiltación que le impedirá trabajar con menores… por espacio de sólo 6 meses.
Al no tener antecedentes penales, no entrará en la cárcel. Al menos de momento. Todavía quedan dos casos por están siendo investigados por juzgados de Valencia. “Esto es un proceso lento”, advirtió el abogado del menor, Julio Melero, que desconoce cuándo va a acabar todo este asunto pero se mostró contento por la condena al presidente de esta coral “porque demuestra que el menor ha dicho la verdad en todo momento". El abogado lamenta que haya tantos casos prescritos. “Hay que revisar la prescripción de este tipo de casos”, defiende.
Siempre el mismo modus operandi
En el escrito de acusación lo especifica bien: existen múltiples denuncias de personas que han sufrido abusos por Rafael, siendo el modus operandi siempre el mismo. Rafael aprovechaba los viajes que el coro realizaba por el extranjero para meterse en la cama con los niños y abusar sexualmente de ellos, aprovechando que ostentaba el cargo de presidente y que se había ganado previamente su confianza y la de sus padres.
Se da además la circunstancia de que, en este primer caso juzgado, Rafael ya fue condenado por quebrantamiento de condena. Fue en 2017. El juez le había impuesto una orden de alejamiento del menor, por lo que no podía acercarse a menos de 300 metros del chico, pero en septiembre Rafael se acercó al centro donde el menor asistía a clases de canto.
Un siniestro mundo de la Edad Media
No ha sido el único escándalo de abusos sexuales a menores en coros infantiles que se ha destapado en los últimos años. El más grande ha sido el de la ciudad bávara de Ratisbona. El grupo de Los Gorriones de la Catedral de Ratisbona es, junto al de los Niños Cantores de Viena, el coro de niños más conocido en el mundo. En 2010, un compositor alemán llamado Franz Wittenbrink, que había sido miembro de ese conjunto desveló en una entrevista los horrores que sufrían los niños: “En las giras éramos estrellas, pero cuando regresábamos al internado nos adentrábamos en un siniestro mundo de la Edad Media”.
Tras esas declaraciones arrancó una investigación cuyo informe final fue presentado en julio del año pasado. El resultado: más de 500 casos de abusos y 67 agresiones sexuales. Muchas de ellas entre 1964 y 1994, etapa en la que el director del coro era Monseñor Georg Ratzinger, hermano del Papa emérito Benedicto XVI. Él admitió que había abofeteado en numerosas ocasiones a los niños más indisciplinados, pero aseguró que desconocía que se cometían abusos.
Cuando saltó el escándalo, el entonces Obispo de Ratisbona intentó quitarle hierro al asunto y aseguró que sólo 4 o 5 niños habían sido maltratados (de los más de 500 que apunta el informe judicial). En 2012 se largó de Ratisbona para ocupar un cargo de prefecto en el Vaticano. En 2016 fue destituido por el Papa Francisco.
El caso de Quart de Poblet no es el de Ratisbona, pero las denuncias que quedarán sin juzgar dan idea de que el del albergue de Viena no ha sido el único caso de abusos a niños cometidos por Rafael Cifre. Que ya no es directivo del coro pero sigue en libertad. Y tendrá que volver a los tribunales para enfrentarse a las otras dos acusaciones pendientes de abusos a niños del Virelai, el coro que es el orgullo de Quart de Poblet, pero donde algunos niños han vivido un infierno.
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