Sonaba el himno nacional y Dani Mateo estaba frente a su particular púlpito. Recitaba el prospecto del Frenadol con una dicción propia de la heredera al trono cuando fingió un estornudo, agarró la bandera de España y se sonó los mocos. Fue un gesto más, incrustado en la cadena de chistes que articulaban su intervención. No causó demasiadas risas en aquel momento: realmente, parecía inofensiva. No se esperaba el cómico que el público se iba a volver en su contra. Una vez más.
Que Dani Mateo Patau (Barcelona, 1979) es un humorista provocador no es ninguna sorpresa. Habitual de la conversación nacional: divide constantemente con sus bromas, adalid como es de una comedia mucho más incisiva, que se moja con sus opiniones y que baja al barro. Sean cuales sean las consecuencias.
Pero quizás, esta vez, la “acidez” de la que hace gala y por la que le identifican propios y ajenos a preguntas de EL ESPAÑOL haya ido demasiado lejos. Había sido el centro de la tormenta, había mirado al huracán cara a cara, incluso había tenido que declarar ante el juez por sus bromas, acusado de un delito contra los sentimientos religiosos, que finalmente se archivó. Ahora, con tuiteros llamando al boicot, marcas publicitarias abandonándole y su propia cadena eliminando la prueba del delito, vive una situación delicada. Incluso el Ejército y la Guardia Civil se han pronunciado.
"Cuadra bien en cualquier formato"
Fan de Gila, Faemino y Cansado, Pepe Rubianes, Tip y Coll o Martes y Trece, “Dani Mateo es un clásico en esto de la comedia, en mi generación sobre todo”, apuntala su colega Alberto Casado, el 50% del dúo Pantomima Full, en conversación con este periódico. Mateo comenzó en el mundo del humor con apenas 20 años —estudió Periodismo y comenzó en la radio local dando la información sobre el estado del tráfico— y desde entonces ha tocado todos los palos: cine, televisión, ondas, teatro. Está en todos lados. “Lo que admiro de él es que el cabrón siempre tiene muchos trabajos. Cuadra bien en cualquier formato. Admiro su capacidad para encajar bien en todo. Y su cuenta corriente”.
Hoy es fácil localizar al catalán. Está en El Intermedio. Está en YU: no te pierdas nada. Está en Roast Battle. Y con cada aparición, sus pertinentes ingresos. “La imagen que tiene la gente de Dani Mateo no le hace ninguna justicia”, opina su antiguo compañero en Paramount Comedy Juan Solo. “Tienen un concepto equivocado y es mucho más simpático de lo que parece en televisión”.
Sin embargo, él mismo es consciente de que no es así. Se le identifica fácilmente como cabeza de cartel de la izquierda cultureta, siempre como escudero del Gran Wyoming. Y lo reconoce: “Trabajo en El Intermedio, un programa extremadamente crítico con las organizaciones católicas y con la derecha”, contaba en su Instagram. “Me ha hecho gracia [la tensión que genera]...Porque sé reírme de aquellas cosas que ocurren en mi país. Un país al que quiero pese a sus defectos”.
O lo amas o lo odias
Son múltiples los encontronazos con ciertos sectores de la opinión pública —con los gags paseando a Franco mientras tomaban churros con chocolate y arrancándole un brazo al muñeco del dictador, o referiréndose a la cruz del Valle de los Caídos como “esa mierda”, defendiendo la “inutilidad” de quitar lazos amarillos en Cataluña—. Y, como en esta ocasión, Mateo suele explicar sus posturas. Sobre la bandera ha dicho que quería "Demostrar que, cuando los ánimos están muy caldeados, las banderas se vuelven más importantes que las personas y eso es peligroso".
El ser fácilmente reconocible y tener un altavoz tan potente se ha vuelto en su contra. Así lo cree Martín Piñol, humorista y escritor, que considera que hay que tener en cuenta “la amplísima difusión del trabajo de Dani y la polarización de opiniones en redes sociales”. “Cuando alguien como él, que tiene una agenda laboral casi inhumana trabajando de lunes a domingo en televisión, radio, teatros y publicidad, llega diariamente a tantos millones de seguidores, por simple estadística es normal que algún chiste o sketch no encaje con el 100% de sus espectadores-followers”. Pero si hay algo que definde al personaje para la cómica Marta Flich es la versatilidad de sus bromas. “Es muy inteligente, rapidísimo, tiene muchísimo ingenio y sabe adaptarse a los formatos, a los códigos y a las convenciones que se les exige”.
“Hace de todo porque todo lo que es hacer reír le fascina. Es su mayor preocupación: hacer reír y la comedia”, cuenta Solo. Lo definen como a un friki que no desconecta, no se desengancha. Aunque en la mayoría de ocasiones tras sus chistes públicos estén parapetados un equipo de guion.
Muta dependiendo del proyecto
Es algo con lo que está de acuerdo Piñol. “Su humor personal, el que se ve en sus monólogos y tuits que él escribe, mantiene una evolución coherente”, dibuja el escritor. Lo que ha ido cambiando son los programas para los que trabaja, donde hay un tono de humor y temático decidido por la cadena, el equipo de dirección y el equipo de guionistas.Tienen todos un Dani Mateo dándolo todo, pero con un humor adaptado a cada proyecto”.
“Creo que siempre ha sido ácido. Si no, no pintaría nada en un programa como el Intermedio. Sería raro pretender hacer un humor blanco e inofensivo en El Intermedio”, afirma Alberto Cansado. Su jefe, Wyoming, ha salido continuamente en su defensa pública con cada una de sus polémicas. La de la bandera no ha sido una excepción. Juan Solo coincide: “Siempre ha tenido ese lado un poco más salvaje, pero el humor que hace es en función de donde está. Yo le he visto en directo y que hace un humor de acuerdo a las circunstancias”.
Que Mateo es consciente de que vive al filo de la navaja, bailando sobre los desfiladeros, es algo evidente. Hasta ahora, opinan quienes lo conocen, había sobrevivido a la autocensura. Pero puede haber cambiado con lo vivido estos días, que le han llevado a abandonar “un rato” las redes. “Yo creo que Dani vivirá un dilema interno, porque él es muy buena gente y quiere hacer reír y que lo que dice sólo tiene ese objetivo. Pero a nadie le gusta que le sacudan una detrás de otra”, opina Solo. “Es verdad que cuando pisas determinados terrenos es más fácil que te explote una mina”. Y a él ya le han saltado unas cuantas.