Rokhaya D., 42 años, llegó a Huesca hace una década, cuando apenas había cumplido los 32. Llegó desde Senegal, y lo hizo con su marido, del que años después se separaría y sobre quien pediría una orden de alejamiento por malos tratos en el año 2013. Esta venció a los dos meses. Pasaron cinco años desde entonces y ella seguía viviendo con sus dos hijos, de 3 y 8 años, en la localidad oscense de Monzón. Los dos pequeños estaban en la casa el pasado domingo con su madre. A él no le importó lo más mínimo y la asesinó a puñaladas.
Rokhaya vivía en la calle Juan de Lanuza, a pocos minutos del ayuntamiento de Monzón. Nada se pudo hacer por ella. La mujer falleció a causa del ataque de su marido, debido a múltiples heridas por arma blanca. Ese mismo día, domingo, justo a la hora en que el crimen fue perpetrado, Monzón salía a la calle para gritar contra la violencia machista. Había convocados varios actos en conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
El hombre se había mudado años atrás a Binéfar, no muy lejos de Monzón. 48 años, también de origen senegalés, se encuentra ya detenido y acusado del asesinato de la que fuera su mujer. Durante la tarde del domingo, la casa de Rokhaya fue lugar de encuentro de decenas de amigas, de las personas que mejor le conocían de todos estos años. Todos se preocupaban por los pequeños, por las consecuencias psicológicas de vivir algo así, por el incierto futuro al que ahora se enfrentan sin su madre.
Brigada forestal
Rokhaya trabajaba como brigada forestal en el Ayuntamiento de Monzón. Trabajadora y voluntariosa, su cometido tenía que ver, en mayor medida, con las tareas básicas de desbroce, de limpieza de los bosques de la zona. Un trabajo, explica Álvaro Burrell, alcalde de la localidad, cuyo servicio se requiere durante dos meses seguidos.
En estos momentos, la víctima se encontraba en plena temporada laboral. Como todos los inviernos, la época baja de los incendios son el momento idóneo para limpiar de maleza la foresta. Ese era, en parte, su cometido.
Hace cinco años que Rokhaya era mucho más feliz. Al infierno que vivía en casa con su marido le siguió una denuncia suya y una orden de alejamiento. No tuvo miedo y por eso se la pudo apartar de él.
Durante dos meses, el hombre tuvo prohibido acercarse a ella. Se desconocen las circunstancias exactas de lo ocurrido el pasado domingo. Todo queda a la espera de que el hombre, ya detenido, sea interrogado por la Brigada de la Policía Judicial de Huesca y por el titular del juzgado número 2 de Monzón, el que posee las competencias en materia de violencia de género. Ahora volvió a la casa para matarla.
El asesino vivía en Binéfar, localidad colindante. Como la víctima, era de origen senegalés. La investigación judicial es competencia del juzgado número 2 de Monzón, por ser el que tiene competencias en materia de violencia sobre la mujer. Según información facilitada por el juzgado el presunto autor de los hechos no pasará a disposición judicial hasta el miércoles. Esta es toda la información de la que, por el momento dispone este gabinete.
Vanesa Fernández es doctora en Psicología. Trabaja en el Centro de Terapeutas Alcalá (Madrid). En muchas ocasiones, llegan a ella víctimas de la violencia machista. Por eso, dice a EL ESPAÑOL, no le sorprende encontrarse un perfil de agresor como el que ha acabado con la vida de Rokhaya: un tipo que bajo ningún concepto permite que quien fuera su pareja rehaga su vida lejos de él. “Es muy frecuente, más de lo que creemos. Los maltratadores no tienen el concepto de pareja que tenemos el resto. Cuando la pareja quiere rehacer su vida, no lo permiten. Se sienten tan capaces de poder controlar a la otra persona que piensan que su vida es de ellos. Suelen ser personas agresivas, con problemas para controlar sus impulsos”.
Los niños, durmiendo con los familiares
El marido de Rokhaya la mató en la casa, delante de los dos niños. Cuenta Heraldo de Aragón que fue la hija mayor la que dio la voz de alarma en el edificio. Nada se pudo hacer. “La quería para él, la quería encerrar. Lo que el maltratador hace es reducirle todo tipo de contacto con la realidad, primero, por la gran inseguridad que ellos tienen. Y tener contacto con la realidad es tener otras perspectivas, otros puntos de vista. Quieren controlar toda la información que les llega a las víctimas”.
La hija mayor, de ocho años, salió por la puerta de casa para alertar a los vecinos. Al volver a entrar en la vivienda, no lograron salvarla. La mujer ya había fallecido. Los niños dos niños están hoy bajo la custodia de los familiares. A lo largo del lunes, uno de los hermanos de la víctima llegó a España procedente de su Senegal natal. Él se está encargando de todo tras lo ocurrido.
La directora del Instituto Aragonés de la Mujer, Natalia Salvo, ha expresado su repulsa a este asesinato y a la violencia contra las mujeres, que ha calificado como "el problema más grave" que tiene la sociedad en estos momentos. "Nos lastra y lastra la democracia, que no puede ser plena mientras la mitad de ella viva insegura y en riesgo solamente por el hecho de ser mujer".
El lunes, el martes y el miércoles son días de luto en el Ayuntamiento de Monzón. Cada acto empezará con un minuto de silencio. En memoria de Rokhaya.
Rokhaya es la cuadragésimo cuarta mujer asesinada Sacri es la cuadragésimo tercera mujer asesinada por un hombre desde que comenzó el año. En España, en 2018, también han sido asesinadas Sacramento Roca, Sacri, de 36 años; Heidi Paz Bulnes; María José Pallarés, de 67 años; Anna María Giménez Martínez, de 48; Manoli Castillo, de 44; Maguette Mbeugou, de 25; Nuria Alonso, de 39; Nerea y Martina, de 6 y 4; María de los Ángeles Egea, de 41; Jhoesther López, de 32; Yésica Domínguez, de 29; Dolores Mínguez, de 60; Ivanka Petrova, de 60; Ana Belén Varela Ordóñez, de 50; Leyre González, de 21; María Isabel Alonso, de 62; María Judith Martins Alves, de 57; Paula Teresa Martín, de 40; Cristina Marín, de 24; Ati, de 48 ; María Isabel Fuente, de 84; Martha Arzamedia de Acuña, de 47; Raquel Díez Pérez, de 37; Jénnifer Hernández Salas, de 46; Laura Elisabeth Santacruz, de 26; Pilar Cabrerizo López, de 57; María Adela Fortes Molina, de 44; Paz Fernández Borrego, de 43; Dolores Vargas Silva, de 41; María del Carmen Ortega Segura, de 48; Patricia Zurita Pérez, de 40; Doris Valenzuela, de 39; María José Bejarano, de 43; Florentina Jiménez, de 69; Silvia Plaza Martín, de 34; María del Mar Contreras Chambó, de 21; Vanesa Santana Padilla, de 21; María Soledad Álvarez Rodríguez, de 49; Josefa Martínez Utrilla, de 43; Magdalena Moreira Alonso, de 47, María Blázquez Bravo, de 33 y una mujer de 40 años que no ha podido ser identificada.
La serie 'La vida de las víctimas' contabilizó 53 mujeres asesinadas sólo en 2017. EL ESPAÑOL está relatando la vida de cada una de estas víctimas de un problema sistémico que entre 2003 y 2016 ya cuenta con 872 asesinadas por sus parejas o exparejas.