Francisco y Antonio Chincoa no le temen a la velocidad. Por eso cometen sus robos yendo a bordo de coches de alta gama. A estos dos jóvenes hermanos sevillanos y su banda de ladrones les encantan los BMW. Con ellos han desvalijado en los últimos años cientos de comercios de Cádiz, Sevilla, Málaga, Huelva, Jaén o Granada en un abrir y cerrar de ojos. En ocasiones tardaron menos de un minuto. Roban en tiendas de vinos, de telefonía móvil, en perfumerías, en ópticas… Siempre buscan objetos que luego tengan fácil salida en el mercado negro.
Tras cada palo, la banda del BMW huye a 200 kilómetros por hora. La Guardia Civil los detuvo hace un par de semanas en Sevilla. Es la tercera vez que se desarticula a la organización delictiva. Era la enésima detención para los dos hermanos en los últimos tres años, cuando ‘Kisko’ Chincoa, según la Benemérita, montó su propia organización junto a su hermano, Antonio, quien está considerado su mano derecha.
La Operación ‘Bahiroski’ se saldó con la detención de 14 delincuentes, el registro de nueve domicilios y la emisión de seis órdenes de detención. Además, se recuperó multitud de efectos sustraídos procedentes de los robos, como el protagonizado en la tienda oficial del Real Betis Balompié junto al estadio Benito Villamarín. En los últimos meses, tras salir de prisión, los hermanos Chincoa se habían aliado con otra banda sevillana, la de los Seat.
Francisco Chincoa tiene 25 años. Su hermano, Antonio, uno más. Nacieron en Coria del Río, un pueblo sevillano pegado al Guadalquivir. Al líder de la banda del BMW, ‘Kisko’, como se le conoce, le han detenido en casi 70 ocasiones. Desde que cumplió los 18 años, cerca de una detención por mes.
Antonio no le va a la zaga. Tiene 40 arrestos en su expediente policial. Es el número dos de esta organización de aluniceros. Él se encargaría de dar salida a los objetos robados. En los últimos meses ha vivido en la barriada más conflictiva de Sevilla, Las 3000 Viviendas.
En mayo pasado los Chincoa salieron de prisión tras pasar apenas unos meses entre rejas después de uno de sus palos. Sobre las espaldas de los miembros de la banda del BMW pesa la imputación de delitos de robos con fuerza, atraco, robo de vehículos, tráfico de drogas o pertenencia a organización criminal.
Siempre el mismo método
Los hermanos Chincoa, según cuenta un guardia civil de Sevilla, siempre usan la misma forma de operar: roban coches de alta gama en apenas 20 segundos, se desplazan por carretera de noche a pueblos de media Andalucía, revientan las cristaleras de los comercios con mazas o estampando los vehículos, se llevan todo lo que pueden en apenas minuto y medio y luego huyen con el acelerador pisado hasta el fondo.
En una misma noche robaron en Osuna (Sevilla) y luego en El Cuervo, a 120 kilómetros de distancia. Una óptica de El Cuervo llegaron a vaciarla tres veces en sólo mes y medio. En total, se llevaron 400 gafas. Cerca de 50.000 euros.
Días después de uno de esos hurtos volvieron a El Cuervo. Esta vez se fijaron en otra óptica que está a 50 metros de la anterior, justo enfrente de su último objetivo. La desvalijaron en 50 segundos. Era la una de la madrugada. Se llevaron objetos valorados en 12.000 euros. Corría abril de 2017 y la banda estaba más activa que nunca.
Lo que roban, a los mercadillos de Marruecos
La Benemérita piensa que los objetos que roban llegan luego a mercados callejeros de poblaciones marroquíes como Tánger o Castillejos. Los ocultan, en su mayoría, en el interior de los coches que cruzan a diario el Estrecho en el ferry que une Algeciras con Ceuta o Tánger. Si en España roban un móvil que vale 700 euros, allí se vende a menos 200. Y los que más ganan en este negocio ilegal son los hermanos Chincoa.
Antonio y Kisko Chincoa son hijos de un pastor que los crió solo desde que ellos, con 12 y 13 años respectivamente, se quedaron sin la figura de su madre. La progenitora de los Chincoa, también ladrona, cumple 18 años de prisión por participar en el asesinato de una persona en Bellavista, un barrio de Sevilla.
La Guardia Civil sostiene que los dos hermanos no han dudado en rodearse de sus seres queridos para delinquir. En su banda introdujeron a un primo, Fran, y hasta a la pareja de uno de ellos. Otro de sus compinches, Juan ‘el Pelón’, este año sobrevivió a un accidente mientras huía de la Guardia Civil.
Alunicero de profesión, 'el Pelón' pasó un mes en coma y ahora se recupera en casa de sus padres. Aquel día murió un miembro de la banda del BMW. Tenía 23 años. Acababan de dar un 'palo' en un Mediamarkt de Alcalá de Guadaíra (Sevilla). Pero sus líderes siguen vivos. ¿Volverán los Chincoa a robar de nuevo?