La autopsia practicada al cuerpo de Laura Luelmo, la profesora de 26 años natural de Zamora, apunta a que la causa de la muerte fue un traumatismo craneoencefálico provocado por un fuerte golpe en la cabeza. Según fuentes de la investigación consultadas por Europa Press, el fallecimiento se produjo entre el 14 y el 15 de diciembre, dos días después de desaparecer.
El informe preliminar de la autopsia se ha practicado en el Instituto de Medicina Legal (IML) de Huelva, a donde se habían trasladado este martes los familiares de la joven. Los investigadores de la Guardia Civil rastrean la zona cercana a El Campillo (Huelva) donde apareció el cuerpo para buscar indicios sobre esta muerte, ya que se baraja la posibilidad de que Laura hubiera sido golpeada con algún objeto contundente.
Este martes por la mañana, 24 horas después del hallazgo del cuerpo y del levantamiento del cadáver ordenado ayer a las 18.40 horas, fuentes de la investigación habían señalado que la primera inspección ocular apuntaba a que la muerte se había producido por un fuerte golpe en la cabeza. El cuerpo presentaba otros signos de violencia pendientes de análisis forense.
Bernardo Montoya es el principal sospechoso por la muerte de Laura Luelmo. La joven, en conversación con su novio, había anunciado del comportamiento extraño de su vecino, que la vigilaba sentado en una silla desde su portal.
El hombre llevaba dos meses en El Campillo (Huelva) tras salir de la cárcel. Antes de volver al pueblo, había sido condenado a 22 años por apuñalar a una anciana de 80 años en 1995 y por intentar violar a una joven durante un permiso. En total, 17 años pasó en prisión antes de, presuntamente, reincidir en su comportamiento con Laura Luelmo.
La joven zamorana desapareció el miércoles a las 21:00 horas a nueve kilómetros de El Campillo (Huelva). Había salido a correr. Su señal de GPS se perdió en el pantano de Campofrío y desde entonces no se supo nada de ella. Bernardo la habría mantenido durante dos o tres días con vida, según revela la autopsia. No se sabe qué ocurrió durante ese periodo de tiempo.
Lo que sí es seguro es que un vecino lo vio "salir pitando" de su casa conduciendo su Alfa Romeo. No regresó. Ese día, presumiblemente, la habría dejado escondida. Un voluntario de la Cruz Roja la encontró entre unos matorrales.
La autopsia también ha probado que la muerte fue con violencia. No obstante, todavía queda por dilucidar qué le hizo, presuntamente, Bernardo Montoya. O si es su asesino. En cualquiera de los dos casos, ha sido trasladado a la Comandancia de Huelva.