Era el último día de clase antes de las vacaciones escolares de Navidad. El autobús que transportaba a diario a los niños de pueblos como La Sagrada o Ardonsillero hasta el colegio rural de La Fuente de San Esteban acababa de recibir a sus últimos ocupantes en Muñoz, otra localidad de la provincia de Salamanca. Cuando el vehículo se disponía a cruzar el paso a nivel, el tren lo arrolló y lo arrastró más de 150 metros sobre las vías.
El accidente ocurrió a las 09.10 horas del 21 de diciembre de 1978. Este viernes se han cumplido 40 años. El impacto dejó un balance de 32 personas y 61 heridos. Es, hasta la fecha, el accidente más grave ocurrido en España por el arrollamiento de un vehículo en un cruce a nivel entre vía férrea y carretera.
El autobús que sufrió el accidente era un vehículo marca Setra Seida, modelo S-14, con matrícula SA-41408. Fabricado en 1971, disponía de 55 plazas para viajeros. Pertenecía a una empresa local contratista del Ministerio de Educación y Ciencia para la prestación de la ruta de transporte escolar con destino al centro rural agrupado de La Fuente de San Esteban. Este colegio daba servicio a los pueblos de La Sagrada, Carrascalejo de Huebra, San Muñoz, Ardonsillero y Muñoz, pedanía de La Fuente y en donde ocurrió el accidente.
El enorme estruendo y la cercanía al pueblo hicieron que rápidamente llegaran hasta el lugar los primeros vecinos de Muñoz. Algunos de ellos eran padres de los escolares que viajaban en el autobús. "Era una escena difícilmente olvidable, sin consuelo para los que habían perdido a sus hijos y las llamadas de auxilio de los que habían quedado heridos", recordaban hace unos días los vecinos de San Muñoz a La Gaceta de Salamanca.
En poco tiempo el lugar se llenó de gente llegada desde todos los pueblos por los que el autobús hacía su ruta diaria, así como de vecinos de La Fuente de San Esteban dispuestos a ayudar en todo lo posible, ambulancias, Cruz Roja y agentes de la Guardia Civil.
El autobús había llegado a Muñoz hacia las 09.05 horas. Tras recoger a sus seis últimos viajeros, retomó su viaje. Al alcanzar de nuevo el paso a nivel por el que ya había cruzado unos minutos antes, el autobús hizo la preceptiva parada ante la señal de detención. Tras ello, reanudó su marcha. En el momento en el que efectuaba el cruce, fue embestido por la locomotora en su parte central. El autobús se partió en dos.
Iban a bordo 97 personas: 95 eran menores
La locomotora consiguió detenerse a unos 170 metros del punto de la vía en que se produjo la colisión. En el momento del accidente viajaban en el vehículo 97 personas, de las cuales 95 eran escolares con edades comprendidas entre los seis y los catorce años.
Las únicas personas adultas que viajaban en el autobús eran el conductor, que en la fecha del accidente tenía 24 años, y un hombre de 57 vecino de la Sagrada y padre de uno de los menores que viajaban habitualmente en el autobús. El hombre había pedido permiso al conductor para subir al vehículo para acompañar a su hijo enfermo al centro de salud de La Fuente de San Esteban.
Murieron en el acto 26 menores y el padre que acompañaba a su hijo al médico. Dos niños más fallecerían durante su traslado al hospital de Salamanca. El accidente dejó además cinco heridos calificados como muy graves (dos fallecerían a los pocos días del accidente), treinta heridos graves (el conductor del autobús y veintinueve escolares, -uno de éstos últimos acabó falleciendo también-), tres menos graves, dos de pronóstico reservado y veintiséis leves, de los cuales cinco no precisaron ingreso hospitalario. Solamente cuatro viajeros, todos ellos escolares, tuvieron la fortuna de resultar ilesos.
De las 32 víctimas mortales del accidente, 16 procedían de la localidad de la Sagrada, 11 de San Muñoz, tres de Ardonsillero y dos de Carrascalejo de Huebra. De los seis niños que subieron al autobús en Muñoz solamente falleció uno. La reina Sofía visitó a los familiares días después del accidente.
Un año después de la catástrofe se construyó un nuevo acceso a la localidad de Muñoz desde la carretera Nacional-620. La obra salvaba la línea férrea por medio de un paso superior. Así se evitaba que los autobuses escolares tuviesen que volver a cruzar el paso a nivel en el cual se produjo el accidente.