Entrenaba a su plantilla de narcos como él lo hacía cuando era futbolista: con meticulosidad y esfuerzo. José Antonio Cortés Merino, ex jugador de fútbol gaditano que llegó a exhibir su fino pie izquierdo por los campos de la Segunda B española, militó en el San Fernando, el Algeciras, la Balompédica Linense o el Europa FC de Gibraltar. Pero, tras dejar el césped, se pasó al hachís. Cayó detenido pocos días antes de la pasada Nochebuena. La Guardia Civil lo apresó junto a otros 20 miembros de su clan de traficantes cuando trataban de introducir cerca de dos toneladas de droga por la costa andaluza.
A Merino y a sus chicos se les conocía como la banda de ‘Los Futbolistas’. “Él era el líder. Los entrenaba a conciencia para que nada fallara durante los alijos. Ensayaba las descargas una y mil veces. Les explicaba cómo moverse en la playa para que todo fuese más rápido. Es un hombre muy meticuloso”, explican fuentes oficiales de la Benemérita.
La Guardia Civil detuvo a Cortés Merino y a su plantilla de narcos en Manilva (Málaga) a mediados de diciembre pasado. La operación para apresarlos se llamó ‘Cansinos’. Los traficantes estaban cobijados en un chalet propiedad del exfutbolista.
El día de la detención, los agentes del Instituto Armado los sorprendieron desembarcando 57 fardos de hachís en la playa de Borondo, en San Roque (Cádiz). En total, 1.750 kilos de droga. En el momento del alijo se detuvo a los conductores de los coches cuando ya iban a darse a la fuga para esconder la droga en ‘guarderías’, como en el sector se conoce a las naves y casas donde la almacenan durante horas o días.
Pero Merino y los suyos huyeron por donde habían venido cuando vieron a los agentes. Era su manera de operar. Tras cada alijo, el ex lateral izquierdo obligaba a sus cargadores a que se subieran a la lancha que había traído la droga desde Marruecos y a que se adentrasen en alta mar a esperar el momento adecuado para aproximarse a la costa. Aquella noche huyeron de la playa a bordo de una embarcación semirrígida con tres motores de 350CV.
"Estuvieron siete horas pasando frío"
“No les importaba pasar horas y horas en la mar con tal de que nos les apresásemos. Aquel día -explican desde el Instituto Armado- estuvieron siete horas esperando y pasando un frío terrorífico. Pero los teníamos controlados. Cuando volvieron a la casa del líder del clan intervinimos con un amplio dispositivo de agentes y con helicópteros”, dice la fuente policial consultada.
Este no ha sido el único golpe dado por la Benemérita a los traficantes del Estrecho en las últimas semanas. De forma paralela a la ‘Operación Cansinos’, la Guardia Civil desarticuló otro banda que operaba entre Ceuta, Tarifa y Algeciras. Se detuvo a 21 personas y se incautó otros 1.500 kilos de hachís.
Las autoridades policiales calculan que esta organización introducía media tonelada de hachís al mes en España mediante el traslado de pequeñas cantidades desde Marruecos. Para ello usaban embarcaciones deportivas de menor tamaño que las típicas 'gomas', con mayor eslora y potencia.
Miembro de la familia Merino
José Antonio Cortés Merino nació en La Línea de la Concepción (Cádiz) el 4 de enero de 1984. El pasado viernes cumplió 35 años. Antes de dejar el fútbol siempre jugó como lateral izquierdo. Algunas crónicas de medios de comunicación como el Europa Sur cuentan que era un defensa competitivo al que le gustaba subir la banda “con alegría”.
La Guardia Civil tiene constancia de que llevaba “activo” en el mundo del narcotráfico desde, al menos, hacía cuatro años. Aunque José Antonio Cortés lideraba su propio clan, pertenece a Los Merino, una familia linense muy conocida para los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Un primo suyo también es un destacado traficante de hachís del Campo de Gibraltar.
En julio de 2015, José Antonio Cortés Merino cruzó la frontera que separa La Línea y Gibraltar para fichar por el Europa CF, equipo de la primera división ‘llanita’. Firmó a la par que su otro primo futbolista, el central Alberto Merino.
Ambos se fotografiaron con bufandas del club gibraltareño el día de su presentación. Pero José Antonio ni siquiera llegó a debutar en partido oficial con la camiseta de su nuevo equipo. Decidió colgar las botas. Por ese entonces ya sólo pensaba en el hachís.