"Son muy peligrosos, no te puedes acercar a la valla y estando sueltos aún menos porque te atacan. Nunca les daban de comer, pasaban mucha hambre". Así describe María Luisa, una vecina de la carretera de Villaverde a Vallecas, en Madrid, a los tres rottweiler que atacaron el pasado sábado, 5 de enero, a un hombre de 81 años, enfermo de alzheimer. Los canes le causaron desgarros en brazos y piernas a consecuencia de las múltiples dentelladas que le dieron, tras lo que finalmente falleció ayer en el Hospital de la Paz, tres días después del ataque.
Los tres rottweiler eran utilizados como guardianes para evitar robos en una planta de cemento y hormigón, situada en el número 470 de la calle de Embajadores, en confluencia con la carretera mencionada anteriormente, y a escasos pasos de la chabola donde viven María Luisa y su marido, Cecilio, que vieron al anciano llegar hasta su puerta y una vez vio la valla, relatan a EL ESPAÑOL, "desorientado, se dio media vuelta, subió la carretera y se encontró más arriba con los perros de presa".
El fallecido, originario de Madrid, vivía en el barrio de Vallecas y había salido de su casa para caminar un rato. Vestía "un abrigo negro que le llegaba hasta los pies, caminaba algo desorientado y cojeaba un poco hacia la izquierda", explica Cecilio. El anciano al dar con la valla que ponía fin a la carretera de Villaverde y daba comienzo a la casa de Cecilio y María Luisa, volvió a subir hacia arriba y a 200 metros los tres perros empezaron a ladrarle, desde dentro de la nave. En vez de alejarse, el hombre se acercó y los canes le engancharon y tiraron de él hasta que lo metieron hacia dentro, por un hueco que había debajo de la valla.
"Yo acaba de ir allí a dar de comer a esos perros y, al poco tiempo, empecé a escuchar muchos ladridos y gritos de un hombre", relata Cecilio a este diario. El guardia de seguridad de una empresa aneja a la cementara le contó que los canes tenían al anciano "como a un pelele, prácticamente como a un muñeco de trapo" a su antojo, cuando presenció la escena.
Solían escaparse de la nave
Cecilio conoce bien a los rottweiler de la cementera, pues está acostumbrado a acercarse allí una vez a la semana para darles de comer. Si él no les alimenta, nadie lo hace. Ángel, un hombre de etnia gitana, de aproximadamente unos 35 años, es el vigilante de la nave desde que era prácticamente un crío, pero es difícil verlo por la cementera, cuentan Cecilio y Maria Luisa, y aún más, verle dar de comer a los canes.
Aún así, una ración semanal no es suficiente para ese tipo de raza. Motivo por el que los canes solían escaparse y andar a su antojo por la zona. Tampoco lo tenían difícil, pues la valla perimetral de la nave no tenía la altura reglamentaria mínima de 1,80 metros y podían saltar fácilmente.
Pero este vigilante no fue a quien detuvo la Policía Municipal tras el suceso y tras comprobar que los animales no tenían el chip ni la documentación en regla. Los agentes detuvieron a Herminio A. A., dueño de la empresa cementera y de los tres perros, que tras el ataque fueron localizados y trasladados a las dependencias del Servicio Veterinario de Urgencia de Madrid en Aluche. Uno de ellos, además, tuvo que ser sedado con un dardo por los agentes de la Sección de Canina de la Policía Municipal.
Homicidio imprudente
En cuanto al supuesto dueño, la titular del juzgado de Instrucción número 49 de Madrid le dejó en libertad en la mañana de ayer, aunque le ha imputado un delito de homicidio imprudente después de que se conociese que el anciano había fallecido a causa de las heridas que le provocaron las múltiples dentelladas de los rottweiler. En un primer momento, le había acusado de un delito de lesiones imprudentes.
Herminio A. A., que fue a puesto a disposición judicial el lunes, negó ante la titular del Juzgado que él tuviera la guardia y custodia de los animales. Tal vez el encargado, como cuentan Cecilio y María Luisa, fuese Ángel.
Ante esto, el juzgado madrileño tiene previsto despejar esta incógnita y realizar las investigaciones necesarias para que se conozca a quien pertenece la custodia de los tres perros que atacaron al hombre de 81 años. Por su parte, los canes están en cuarentena en la perrera municipal a la espera de lo que decida el juez.
En cualquier caso, Cecilio y Maria Luisa insisten en que se trata de animales "muy peligrosos". Hace unos años, ambos sacaron a pasear a un perro por la carretera, pero se acercó demasiado a la valla en la que estaban los rottwailer, lo cogió el macho, lo metió parla dentro y lo mataron. "Ese perro ha matado a sus propios hijos", cuenta la vecina. En otra ocasión, un trabajador de una empresa cercana incluso tuvo que espantarlos con un hierro porque solo querían atacarle.