Los agentes de la Guardia Civil que investigan la violación cometida en Nochevieja por cuatro jóvenes sobre una chica de 19 años en Callosa d’En Sarriá (Alicante) sitúan a Joffre G., de 22 años, como el líder del grupo. En octubre pasado, el ahora encarcelado ya intentó agredir sexualmente a una menor de edad en la misma localidad. En aquella ocasión la chica “logró zafarse de él y huir”, explican fuentes de la Benemérita que conocen el caso. “Es el principal detenido”, añaden.
Según las mismas fuentes, el pasado 1 de enero, cuando se le detiene junto a sus tres amigos, se le requisa un gramo de cocaína. Así consta en las diligencias del caso, que instruye un juzgado de Villajoyosa.
Los cuatro presos nacieron en Ecuador. Tres de ellos tienen la nacionalidad española. Joffre G. es el único que tiene antecedentes por violencia de género y abuso sexual. Se debe a que en octubre de 2018 el acusado trató de mantener relaciones sexuales no consentidas con una menor de edad a la que había “engañado” para que le acompañara hasta Callosa a realizar una “gestión".
Una vez en el pueblo, el líder de ‘la Manada’ de Alicante trató de forzar a la adolescente, que se negó a ello. La chica, de origen español, consiguió zafarse de Joffre G. y “salió huyendo”. Dos vecinos que vieron aquella escena lo pusieron en conocimiento de la Guardia Civil.
Junto a este joven, los otros tres acusados de violar en grupo a una chica de 19 años durante la madrugada del pasado 1 de enero son Carlos B., Álex C. y Jonathan B. El menor del grupo tiene 19 años. El mayor, 24. Tras su detención, el juez decidió enviarlos a prisión. Alardeaban de ser “los reyes de la noche”, como contó este periódico.
Sospechan que le dieron burundanga
La agresión sexual se produjo en el número 27 de la Carretera de Elche en Callosa. Los cuatro amigos, tras estar antes en una casa de Benidorm, donde tomaron copas junto a la víctima, se trasladaron hasta Callosa. Una vez allí, violaron a la joven en la vivienda de la familia del chico más joven del grupo. Precisamente, fueron la madre y la hermana de este presunto violador quienes, a la mañana siguiente, alertaron de lo sucedido durante la madrugada a la Policía Local.
La víctima todavía seguía en el interior del inmueble cuando llegaron los agentes. No recordaba nada de lo ocurrido. Apenas podía caminar y sostenerse por sí sola. Según el abogado de la joven, Francisco González, el estudio toxicológico realizado a la joven indica que fue intoxicada con cocaína, cannabis y bebidas alcohólicas.
El letrado de la víctima sospecha que también la narcotizaron con escopolamina, más conocida como ‘burundanga’, por lo que entró en un estado de seminconsciencia que aprovecharon los presuntos agresores sexuales. Este hecho aún no ha podido ser confirmado porque los análisis son más complejos.
"No, no, no. Parad, parad"
Una vez la Guardia Civil se hizo cargo del caso los investigadores encontraron un vídeo de cinco minutos de duración en el móvil de uno de los acusados. "Se ve que se trata de cuatro agresiones sexuales plenas por parte de cuatro varones. Pueden escucharse las conversaciones entre ellos en las que se organizan para proceder a la agresión. Ellos están completamente conscientes y es ella la que dice: ‘No, no, no. Parad, parad’”. La chica habría tratado de zafarse de sus agresores hasta con mordiscos.
En dichas imágenes se ve cómo los presuntos violadores “le tapan la boca cada vez que quiere decir que no”, según su abogado. La víctima recuerda pocas cosas. Tiene lagunas. Ante la Guardia Civil, según consta en el atestado, dijo que tenía claro que ella no se quitó la ropa, que no quería mantener relaciones con ninguno porque estaba conociendo a un chico y que le venía a la cabeza el recuerdo de una “imagen borrosa de estar en el campo, como con arena, matorral y algo parecido a césped” mientras varios chicos están “encima agobiándola”.
La joven dijo que también recordaba los tatuajes de algunos de sus agresores y señala a un quinto hombre, aunque sólo hay cuatro detenidos. Aseguró no acordarse del nombre de aquel individuo pero que tiene unos 24 años, que es primo de Joffre G. y que vestía “un jersey o una camiseta” de color amarillo. “Este chico es el que más se le pegaba y se le abrazaba”, recoge el atestado con la declaración de la víctima.