Martillos neumáticos, hachas y oxígeno: el trabajo titánico de los mineros para sacar a Julen
Tras una semana de espera, este martes llega su turno. "Tienen unas fortalezas psicológicas que la mayoría de los comunes carecen".
22 enero, 2019 02:54Noticias relacionadas
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Los ocho mineros que han de rescatar a Julen "deben dejarse llevar por el cerebro y no por el corazón". Entre 2005 y 2009, Santiago Suárez García fue jefe de la brigada minera de Asturias desplazada a Totalán (Málaga). Estos días mantiene contacto fluido con los mineros mediante mensajes de WhatsApp. "Me consta que tienen ganas de empezar porque llevan muchos días allí inactivos", explica. "Deben de estar ansiosos".
Los miembros de la brigada de salvamento minero llegaron a Málaga hace justo una semana. El martes 15, 48 horas después del suceso, el Gobierno les fletó un avión que aterrizó en el aeropuerto de la ciudad andaluza. Desde entonces, se encuentran en la zona.
A lo largo de la mañana de hoy se prevé que desciendan por el pozo vertical hasta la cota en la que se encuentra el niño y empiecen a picar la montaña para abrir una galería de unos cuatro metros que les conecte con el menor. Julen, de dos años y medio, cayó hace nueve días a un pozo de unos 23 centímetros de diámetro y 110 metros de profundidad. Una vez se inicien los trabajos de los mineros, dar con el chico les llevará 24 horas como mínimo. El rescate, de cumplirse los plazos, no se produciría hasta el miércoles.
“Estoy segura de que saben contener esa ansiedad”, explica Rosa Guisado, psicóloga. “Su día a día es ese. Rescatan personas de minas, cuevas, pozos… El único componente que distingue para ellos este caso de otros es que dentro del pozo hay un niño que cayó de una forma que se sale de lo ordinario y que, además, se encuentra dentro de un espacio reducidísimo. Probablemente, la mayoría serán padres y hay un componente afectivo que les puede influir. Pero que ellos, y no otros, sean quienes estén allí significa que han de ser los mejores. Tienen unas fortalezas psicológicas que la mayoría de los comunes carecen”.
La brigada que trata de rescatar al menor existe desde hace cien años. A ella sólo acceden los que mejor capacitados están mental y físicamente. En su día a día son empleados de las cuencas mineras asturianas. Actúan en caso de emergencia, cuando algún compañero sufre un incidente dentro de una mina o cuando es necesario un rescate en condiciones extremas.
Los brigadistas deben haber pasado diez años en minería de carbón y un mínimo de seis con la categoría de picador, barrenista o minero de primera. Todos tienen más de 35 años y han superado pruebas de esfuerzo, capacidad pulmonar y un examen psicológico.
[Más información: el costalero Ángel García, ingeniero jefe del rescate: busca a Julen como a un hijo]
El mayor problema al que pueden enfrentarse, dice el que fuera su jefe, Santiago Suárez, ahora prejubilado, es la dureza del terreno, lo que podría retrasar el rescate y obligarles a usar algún explosivo mediante microvoladuras. Para ello cuentan con la ayuda de los Tedax, los especialistas en la materia de la Guardia Civil desplazados también a Totalán.
De 15 a 55 horas para abrir el pozo vertical paralelo
Anoche, sobre las 20.30 horas, se dio por concluida la perforación de un pozo vertical de 60 metros de profundidad -se ha abierto a 23 metros por debajo de la boca del principal, en el que está Julen-.
La obra arrancó el sábado a las 13.30 horas. Se preveía que durase alrededor de 15 horas. Se necesitaron 55. La perforadora que abrió la cavidad avanzó a 1,1 kilómetros por hora. "Nos encontrados con unos materiales duros y difíciles de trabajar", reconoció a última hora de ayer Ángel García, el ingeniero de Caminos jefe del equipo técnico que coordina el rescate.
Durante la noche se ha ejecutado el encamisado del pozo, que conlleva la introducción y soldadura de diez tubos de hierro macizo de seis metros de alto cada uno. Esa tarea, que puede durar hasta 15 horas, provoca que los mineros no puedan acceder al túnel hasta esta mañana.
Una galería para llegar hasta Julen
Una vez desciendan los mineros, la galería que han de abrir hasta el pozo donde está Julen se situará a una distancia de entre 3,5 y 4 metros. Será la forma de conectar con el tramo comprendido entre la cota -71 y la -73 del orificio al que cayó el niño. En esa zona, colapsada por tierra compacta, es donde los técnicos piensan que está el menor.
Durante las tareas de excavación a mano los mineros contarán con la ayuda de un martillo neumático, hachas, picos, linternas para iluminarse y maderas para entibar (apuntalar la cavidad). Descenderán hasta la cota marcada en una jaula de 2,5 metros de altura y con una ventana de un metro cuadrado por la que trabajar.
La brigada de salvamento minero se fundó en enero de 1912. Sus miembros realizaron su primer rescate en 1914. Desde entonces, socorren en situaciones extremas y se introducen en atmósferas irrespirables o venenosas.
El que fuera jefe de dicha brigada explica que los mineros asturianos de Totalán están acostumbrados a trabajar en condiciones mucho más peligrosas, con atmósferas explosivas como las que provoca el gas grisú en las minas de carbón o en túneles de medio metro de diámetro. En el pozo vertical paralelo al de Julen contarán con mayor holgura, alrededor de 80 centímetros.
Aunque la ley exige que en los rescates los equipos estén compuestos por tres brigadistas, en este caso van a descender de dos en dos porque no cabe nadie más en la cápsula y porque se ha tratado de reducir al máximo los riesgos. Los mineros, ocho en total, se irán relevando cada hora y media.
Suárez García desconoce si los brigadistas deberán llevar un equipo autónomo de oxígeno o si les facilitarán desde el exterior. "Son hábiles y están bien preparados", dice. "Son los mejores del mundo", asegura Juan López Escobar, uno de los ingenieros que coordinan el rescate.