Una clase de tratamiento óseo en la escuela Unión Funeral.

Una clase de tratamiento óseo en la escuela Unión Funeral. Cedida

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Manuel Martín, el 'señor de los muertos' que reconstruye caras y embalsama cadáveres: "Es una profesión cómoda, muy estable"

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Muchos temen la muerte, prefieren no pensar en ella, huir de lo inevitable. Otros la trabajan. ¿Se imaginan estar todo el día rodeado de cadáveres? Esta es la realidad de Manuel Martín, un tanatopractor con más de 19 años de experiencia en una labor esencial, aunque, a menudo, invisible para los ojos de la sociedad. Una profesión marcada por el tabú, el desconocimiento y poco reconocimiento, y que 'el preparador de muertos' ejerce con total naturalidad: "Es mucho más que lo que el fallecido haría por sí mismo".

"Si no se abordan ciertos temas, solo se fomenta el desconocimiento". Martín ha estado ligado a la tanatopraxia desde siempre, es la profesión familiar, y ha recorrido medio mundo formándose y dando formación en esta práctica. El rechazo hacia la muerte no es el mismo en todos los países, pero en España "parece que no se puede hablar de ella". "Se piensa que solo maquillamos y vestimos a los muertos, prepararlos para el velatorio", explica. Y eso es una parte ínfima del sector funerario.

La tanatopraxia es el conjunto de actividades necesarias para la conservación y presentación del cadáver; no solo las prácticas estéticas, que son las que más se conocen. Si no, ¿cómo se rehace la cara de un fallecido que ha sido perforada?, o,¿cómo se devuelve el color original a un muerto que ha empezado a descomponerse? Seguro que con maquillaje no. La profesión se divide en varias áreas que se deben dominar para convertirse en 'el señor de los difuntos', y que Manuel no ha dudado en compartir con EL ESPAÑOL.

Manuel Martín enseñando a sus alumnos la tanatopraxia en Unión Funeral.

Manuel Martín enseñando a sus alumnos la tanatopraxia en Unión Funeral. Cedida

Los cadáveres

El ámbito funerario es más grande de lo que parece, solo que operan desde la sombra. "Con el COVID-19 se aplaudía a los médicos, no les voy a quitar reconocimiento, pero las personas no se hacen una idea de la cantidad de muertos que tuvimos que tratar. No dábamos abasto", resalta.

A grandes rasgos, las disciplinas que se enseñan para formarse y ejercer como tanatopractor son el embalsamamiento, la reconstrucción y restauración, la tanatoestética y la extracción de tejidos; y una última que no tienen que ver con la manipulación de un cadáver: las habilidades de comunicación enfocadas a la pérdida de un ser querido.

Trabajar con la muerte puede llamar la atención, pero como asegura el profesional "es un trabajo completamente normal. Y hay mucho". Las salidas laborales del sector son abundantes, pues también lo son las muertes.

Aproximadamente 1260 personas fallecen cada día, cada 24 horas. "Tantos cadáveres dan mucho trabajo", destaca. "Hay que realizar muchas cremaciones, inhumaciones, extracciones de prótesis y ADN… Hay que atender a miles de familias que lo están pasando mal", añade.

Los tanatopractores puedes extraer globos oculares y córneas.

Los tanatopractores puedes extraer globos oculares y córneas. Cedida

Además, los sueldos pueden oscilar entre los 1.800 y 2.000 euros. "Es un oficio en el que la gente está cómoda, es muy estable, por eso puedes tardar un tiempo en entrar al sector. Hay poca rotación, pero es normal, nadie se quiere ir porque están contentos, por eso yo siempre digo: '¡Paciencia!'", menciona. Aun así, hay un gran problema.

Muchos de los centros que ofrecen una formación en tanatopraxia, otorgan una titulación privada que no sirve para trabajar como tanatopractor. "La única licencia que te permite trabajar en este oficio es la Sanp0108. Sin ella no se puede", asegura. Esta mala praxis solo impulso al desconocimiento de la profesión y a la frustración de los estudiantes, que después de largos meses de estudio no pueden ejercer el oficio.

La tanatopraxia

Una de las partes que componen esta profesión es el embalsamamiento. Martín lleva dos décadas practicándolas y, paralelamente, casi una de ellas enseñándolas en el centro de estudios Unión Funeral.

Como explica el profesor de manera sencilla, es la conservación de los cadáveres. Los parámetros de preservación de los cuerpos en España están reglados según la sanidad mortuoria establecida en cada Comunidad Autónoma pero, generalmente, se estipulan 72 horas para darle un destino final al fallecido.

Manuel Martín dando clases en la escuela Unión Funeral.

Manuel Martín dando clases en la escuela Unión Funeral. Cedida

Clase de manipulación de restos óseos en Unión Funeral.

Clase de manipulación de restos óseos en Unión Funeral. Cedida

Dependiendo del tiempo que se tenga que mantener al difunto, o evitar su descomposición, se utilizan más o menos productos químicos en el tratamiento. El tanatopractor lo ejemplifica virtuosamente para los menos entendidos.

"Los métodos que utilizamos son como las copas de alcohol, todas tienen el mismo tamaño, pero tienen distintos porcentajes. Enfocado al fallecido es lo mismo". Aunque a veces, prefiere ser algo más técnico: "El embalsamamiento es la sustitución de la sangre por unos fluidos conservantes o productos biocidas que sirve para evitar sus procesos de descomposición y, así, poder trasladar el cuerpo".

Devolver el rostro

Otras de las prácticas que los tanatopractores tienen que realizar, quizás de las más complejas, es la reconstrucción y restauración de los cuerpos. "Hay personas que llegan mutiladas, con cortes y heridas abiertas, perforaciones, orificios…", dice.

Luego, no tiene nada que ver el lugar donde tienen esos daños. "Si tenemos que tratar a un muerto con un agujero en el pecho, eso es fácil, lo podemos tapar", menciona con total normalidad.


Las zonas visibles son el calvario de los profesionales. Para cubrir este tipo de hendiduras o laceraciones se utilizan pastas y masillas termoplásticas para rellenar los huecos vacíos. Después se realiza la armonización del rostro o de la zona afectada recreando las líneas de expresión, creando nuevamente la textura de la piel y maquillando para camuflar el área dañada.

La parte de la profesión que "conoce todo el mundo" es la tanatoestética" Maquillar, vestir, peinar, afeitar, lavar…, es lo que a priori se entiende que hacen. Se trata de buscar la armonía en el espacio de velaciones, es decir, la persona que se encarga de que el difunto esté correctamente en el ataúd", dice Manuel. "También son las flores, que se vean bien, una iluminación adecuada, que se cumplan los deseos familiares. Esto es la parte más sencilla", prosigue.

Manuel Martín lleva casi una década dando formación funeraria.

Manuel Martín lleva casi una década dando formación funeraria. Cedida

El duelo de la muerte

Los tanatopractores pueden extraer tejido atendiendo a cuatro finalidades distintas. "Cada vez se queman más cadáveres y todo el ADN se pierde con ellos. Esta es la principal razón para extraer los tejidos.

Realizar esta práctica sirve para tener una identificación en caso de desastres naturales como la DANA o accidentes, para hacer pruebas de paternidad cuando el difunto no ha dejado la herencia a nadie y tiene que ir a su familiar más directo", explica.

Manuel Martín y su alumnos de Unión Funeral.

Manuel Martín y su alumnos de Unión Funeral. Cedida

"También pueden servir para la detección de enfermedades hereditarias. Finalmente, realizamos la extracción de órganos para el trasplante ya sea la enucleación del globo ocular o la extracción de la córnea", continúa el profesor.

En el sector funerario no solo se centran en dar la mejor atención a los fallecidos, también se la tienen que dar a sus familiares y seres queridos. En la formación de los tanatopractores es vital la asistencia y apoyo emocional. "Es una especie de formación en psicología, ayudas en comunicación que sirven para amenizar y sufragar la situación de duelo", menciona. Los primeros auxilios psicológicos, la orientación en el sector fúnebre, las elecciones de velatorio…, son algunas de las disciplinas que estudian.

Una fotografía de Manuel Martín.

Una fotografía de Manuel Martín. Cedida

La tanatopraxia es un campo profesional algo "desconocido" socialmente. Para Manuel existen dos grandes problemas. El primero de ellos es que muchas de las formaciones que se ofrecen no otorgan la licencia necesaria para trabajar en el sector, es como una "estafa" que le da mala fama a la profesión.

Luego, todavía hay "mucho rechazo" hacia la muerte, por lo que hablar sobre ella se convierte en tabú o en "hecho misterioso", y Martín tiene claro que es una profesión que "engancha", y trabaja todos los días para romper con estas barreras.