Dos de la tarde del miércoles. Un miembro de la brigada de salvamento minero desplazada desde Asturias hasta Totalán para rescatar a Julen sale a hacer una llamada del hotel en el que se hospedan él y sus siete compañeros.
El establecimiento está a pie de playa, junto al paseo marítimo de la localidad que lo alberga. Tiene categoría cuatro estrellas.
Hace sólo unos minutos que la Guardia Civil ha bajado a los brigadistas en tres coches desde la montaña de Totalán para que descansen en sus habitaciones. Por la mañana han visitado la 'zona cero' del rescate de Julen. Los ingenieros les han enseñado muestras de la tierra y de las lascas de roca que han ido extrayendo durante las dos perforaciones de los últimos días. Quieren que no entren a ciegas, que tengan alguna noción del terreno que se van a encontrar.
La tarea de estos mineros no será un trabajo sencillo. Les podría llevar 24 horas, incluso más. Las autoridades ya no se arriesgan a dar plazos. Una fuente cualificada del dispositivo explica que "ya no se va a correr ningún riesgo; lo primero es salvaguardar la seguridad de las personas que trabajan arriba".
El minero -barba poblada, joven, fornido- mantiene una breve conversación con este periodista. Habla pausado, sin nerviosismo aparente.
- ¿Cómo estáis? Se supone que son las horas previas a que entréis al pozo.
- Bien. Tranquilos y confiados.
- ¿Cuándo se prevé que hagáis el descenso?
- No sabemos. No nos han dicho aún.
Llegaron la semana pasada
Los ocho mineros de la brigada de salvamento se encuentran en Málaga desde el pasado martes 15 de enero. El Gobierno les fletó un avión militar desde Asturias. Se preveía que a lo largo de este miércoles pudieran acceder de dos en dos al orificio dentro de una cápsula de 2,5 metros de altura. Por el momento los mineros siguen sin actuar.
Cuando accedan, deberán abrir una galería que les conecte con el tramo del pozo en el que se piensa que está Julen. Los técnicos entienden que el niño ha de estar a una profundidad de entre 71 y 73 metros.
- Lleváis muchos días aquí, ¿no? Os imagino en tensión- pregunta de nuevo el reportero.
- No. Estamos tranquilos. Sabemos cuál es nuestro trabajo.
- ¿Creéis que lo vais a conseguir?
- Vamos a sacar al niño. Estamos confiados, de verdad. No puedo decir más.
- Gracias por atenderme.
El rescate de Julen ha entrado en su recta final. A priori es cuestión de horas que los mineros puedan acceder al pozo vertical paralelo al que se encuentra Julen. Una vez comiencen sus trabajos de excavación, habrá que esperar.
Primero será necesario que desciendan 50 metros por el túnel que se ha abierto en la montaña. Así, se situarán a la misma altura que donde se encuentra el tramo colapsado que alberga al niño.
Una galería perpendicular de unos cuatro metros
El plan es el siguiente. Desde el pasado sábado se ha estado perforando un orificio vertical paralelo al pozo en el que se encuentra Julen. Esa cavidad ha de estar rellena con una inmensa tubería de acero de 60 metros. Es el resultado de la soldadura de diez tubos de seis metros de altura cada uno.
Para abrir el pozo de los mineros ha sido necesario perforar hasta en dos ocasiones con el fin de ganar unos milímetros de holgura y que la tubería no se atascara en su descenso.
Tras acometer la segunda perforación, al inspeccionar con cámaras la cavidad los técnicos han detectado un nuevo saliente a unos 50 metros de profundidad, lo que ha vuelto a retrasar el acceso de los brigadistas.
Los ocho mineros que han de rescatar a Julen descenderán en pareja dentro de una cápsula creada 'ex profeso'. El suelo del habitáculo quedará colgando a una profundidad de 50 metros. Los diez metros restantes del orificio se usarán para tirar los escombros que procedan de la excavación que han de acometer los mineros.
En estos momentos, en la montaña hay dos pozos paralelos. El que alberga a Julen y el abierto para los mineros. Están separados por una distancia de entre 3,5 y cuatro metros.
Entre las cotas -71 y -73
Las autoridades piensan que el menor se encuentra en un tramo taponado con tierra y piedra situado entre las cotas -71 y la -73. El túnel de los mineros se ha abierto a 23 metros por debajo de la boca de la cavidad a la que cayó el niño. Así, con su descenso de 50 metros, los mineros pueden situarse en perpendicular a ese punto exacto donde se piensa que van a dar con el pequeño [hay que recordar que bajo sus pies van a tener diez metros vacíos como depósito en el que acumular los escombros].
Cuando los mineros se sitúen en paralelo a la misma profundidad que el tramo en el que está Julen, su tarea será perforar en la montaña una galería perpendicular que les conecte con la zona taponada del otro pozo. Llevarán consigo un martillo neumático de aire comprimido y un hacho (una pequeña hacha) para cortar y postear.
Cuando los trabajos de excavación de esa galería alcancen entre uno y dos metros, los mineros, ayudados desde cielo abierto con poleas, desplazarán la jaula hacia arriba. A medida que avancen en esa cavidad, sostendrán el techo (entibar, en el argot minero) mediante tacos de madera. Así reducirán el riesgo de que se produzcan hipotéticos derrumbamientos.
Los mineros se irán relevando en pareja cada cierto tiempo. Aunque dependerá de los esfuerzos y el cansancio de cada uno, se prevén turnos de trabajo que van desde la media hora hasta los 90 minutos.
Es decir, bajarán en la cápsula, picarán la montaña, subirán, descansarán a cielo abierto y volverán a relevar a otros compañeros. Para que consigan respirar con fluidez, se les dotará de oxígeno mediante un equipo autónomo o a través de una fina tubería que se podría introducir hasta los 50 metros de profundidad de su pozo.
La ayuda de los Tedax
Si durante la apertura de la galería perpendicular al tramo en el que se encuentra Julen se encontrasen con algún punto extremadamente duro y resistente de roca, los mineros recibirán la ayuda de los Tedax de la Guardia Civil, especialistas en explosivos y detonaciones controladas.
De recurrir a ellos, sería necesario que al menos un miembro de este grupo descendiera hasta la galería para calibrar el punto y la carga de explosivo exacto que ha de usarse para realizar la microvoladura.
Según explica a EL ESPAÑOL uno de los agentes del Tedax que se han desplazado hasta Totalán, el objetivo pasa por "resquebrajar" la roca y no tirarla abajo ya que el pozo en el que está Julen podría resentirse. "Si se nos requiere, habrá que ir con mucho tacto", le dice al reportero a pie de finca.
Desde el principio, el reto de rescatar a Julen es mayúsculo. Ahora la tarea de los mineros va a resultar crucial. No se sabe cuándo sacarán a ese niño del pozo debido al desconocimiento que se tiene del tramo en el que ha de abrirse la galería. Uno de los brigadistas comentó al diario Sur de Málaga: "Lo mismo se tarda 24 horas; si está duro para la máquina, imagínate para el brazo".
El minero se refería a que la perforación del pozo por el que ellos van a descender llevó 55 horas de trabajos, cuando la previsión era de 15. Luego hubo que reperforarlo para ganar un pequeño margen de holgura.
Ahora, rescatar a Julen está en las manos de esos mineros que se hospedan junto a la playa, a 20 minutos de una montaña maldita.