"El triciclo le gusta, pero su pasión son las pelotas y jugar al fútbol. Yo se lo intento inculcar", aseguraba José Roselló, el padre de Julen. Roselló hablaba por teléfono con este periodista el pasado 17 de enero, cuatro días después de que su hijo cayera en un pozo. "Ojalá todo salga bien y acabe esta tortura", decía.
Una semana y un día después de aquella conversación la tortura para ellos ya ha acabado, aunque se ha prolongado mucho más de lo que se esperaba en un principio. Han sido 13 días sin apenas despegarse de Totalán, la pequeña localidad de Málaga que estos días ha sido el centro de la atención de todo el país. Pero la montaña por fin ya les ha devuelto al pequeño. Una brigada de salvamento minero proveniente de Asturias ha conseguido localizarlo sin vida a las 1:25 de la mañana de este sábado.
No es la primera vez que los padres de Julen, José Roselló y Victoria García, se enfrentan al infortunio. En abril de 2017 la pareja de 29 años perdió a Óliver, el hermano mayor de Julen que tenía tres años cuando falleció a causa de una muerte súbita. Por aquel entonces Julen era apenas un bebé que se quedaba sin su hermano mayor.
El niño rescatado es de El Palo, el barrio malagueño en el que se conocieron sus padres. Además del balón, el triciclo es su otro divertimento favorito y días después del accidente el pequeño vehículo seguía aparcado ante la casa de la familia. "Es un torbellino", relataba a este diario Esther, una monja octogenaria amiga de su abuela materna Remedios. Los vecinos de la zona se acordaban de él porque lo veían con frecuencia jugar en el parque.
El día que se cayó al pozo, el domingo 13 de enero, Julen vestía un chándal de la marca Fila de colores rojo y negro. La que encabeza este artículo es una de las últimas imágenes que le tomaron sus padres. El niño está sentado en una silla de plástico en la finca de Totalán. Poco después, mientras jugaba con una niña algo mayor que él, cayó al pozo. Hoy unos mineros ya lo han sacado.