Es la noche de Halloween en Ibiza. Por las calles de Sant Antoni, una cámara de seguridad capta una imagen: es un ciudadano polaco, de nombre Sebastián, que empuja solitario un carrito de la compra cubierto de plástico. ¿Qué llevaba dentro? Él asegura que un motor de barco que había robado, que por eso lo llevaba tapado y escondido. Se lo dijo al juez hace unos días, porque lo han detenido. Está en la cárcel como presunto responsable de la desaparición de una mujer llamada Nuria, una amiga suya a la que se le perdió la pista esa noche. Ahora, los investigadores creen que el objeto blanco que se aprecia saliendo del carrito son las zapatillas de Nuria.
Nuria Ester Escalante (52 años) llegó en octubre de Alicante a Ibiza para buscarse la vida. Acabó viviendo en una casa okupa donde coincidió con 5 hombres. El día 31 estuvo hablando por teléfono con su hijo Aarón. Ahí se le perdió la pista. Pasado mañana hará tres meses y nadie la ha vuelto a ver. La policía cree que la han matado. Los cinco hombres están encarcelados.
El Caso Escalante sigue bajo secreto de sumario. Los investigadores tienen la certeza de que a Nuria Ester la mataron de forma violenta, pero todavía no hay cadáver. Lo que sí se han encontrado en la casa okupa donde estaba viviendo son muestras biológicas que podrían pertenecer a la mujer. Tres meses después, la familia sigue sin saber dónde está.
Un uruguayo, un italiano, un argentino, un polaco…
Nuria aspiraba a trabajar en el aeropuerto de Ibiza. Madre separada, sevillista y barriera (fan del músico gaditano conocido como El Barrio), era una enamorada de la isla. Llevaba varios años queriendo dejar Alicante y asentarse en Baleares para salir de la mala situación económica que estaba pasando. Al final se decidió a finales del año pasado. Tenía conocidos en Ibiza y había estado allí veraneando en varias ocasiones. En 2016 ya quiso hacer una incursión. Pero el pasado mes de octubre dio el paso definitivo y se trasladó. Dejó el equipaje en casa de un amigo y nunca volvió a recogerlo.
Poco se sabe de la actividad que llevó Nuria Ester durante su breve estancia de poco más de una semana en Ibiza. Se sabe, por ejemplo, que acabó viviendo en una casa ocupada en la calle Picasso. Es una apartada zona de Sant Antoni, lejos de las discotecas y el bullicio. Allí coincidió de una u otra forma con cinco hombres de varias nacionalidades: un italiano llamado Cristian, un uruguayo llamado José Luis (pero conocido como Charly), un polaco llamado Sebastián, un ciudadano argentino y un quinto sujeto, también extranjero, pero cuya nacionalidad y nombre no han trascendido. Todos ellos de entre 45 y 60 años.
Se sabe que el propietario de la finca (o al menos el que ejerce como tal en esta historia) es Charly el uruguayo. Cuentan fuentes próximas a la investigación que es la persona que se encarga de arrendar las habitaciones. A esa casa habría llegado Nuria de forma provisional, ante la imposibilidad de encontrar un alojamiento más barato. Su intención, al parecer, no era permanecer allí mucho tiempo.
También se sabe que Nuria Ester estuvo compartiendo habitación con Cristian, el italiano. Y lo último que se ha conocido es que hay imágenes de Sebastián, el polaco, caminando de la mano de Nuria. En este sospechoso se centran ahora las investigaciones.
Desaparición violenta, dice la investigación
Nuria Ester desapareció el 31 de octubre, la noche de Halloween y Todos los Santos. Llevaba poco más de una semana en Ibiza. Su familia intentó ponerse en contacto con ella tras la conversación con su hijo Aarón, pero a partir de ese día sólo se encontraron el teléfono fuera de servicio. Las investigaciones concluyeron que la mujer no había desaparecido de forma voluntaria y apuntaron a un episodio violento.
La Guardia Civil halló restos biológicos (sangre) en la finca que podrían pertenecer a ella. Registraron un pozo abandonado muy próximo, pero no hallaron los restos de la mujer. Sin embargo, las pruebas recogidas confirman la responsabilidad de los hombres que residían en aquella casa ocupada o, de algún modo, la frecuentaban.
Un motor robado que nunca apareció
La policía los ha detenido a los cinco. Cuando tocó el turno de declaración de Sebastián, el sospechoso polaco, le preguntaron sobre unas imágenes en las que aparece él esa noche empujando un carro de la compra. En el interior llevaba un bulto tapado con plásticos. Sebastián sostiene que estaba trasladando un motor de un barco, y que lo escondía porque lo había robado. Cuando le preguntaron por qué no había aparecido ningún motor de barco durante los registros, Sebastian se excusó diciendo que a él también se lo robaron más tarde.
La investigación dio con un dato que a la postre ha resultado capital: una vecina de la zona que había visto a Nuria Ester durante las horas previas a su desaparición, dio una descripción precisa del atuendo que llevaba Escalante en aquellos momentos. Unas zapatillas blancas que coinciden con 'algo' que emerge del carrito de la compra, según la grabación.
Pero de momento no hay cuerpo. Máquinas excavadoras han registrado la finca y sus inmediaciones, sin éxito. En el pozo en el que sospechaban que podrían haber hallado algún tipo de pista no hay nada. Y los detenidos siguen sin dar una explicación que permita saber dónde está Nuria Ester o, en su defecto, qué hicieron con ella la noche de Todos los Santos.