Dos meses y medio después, Navantia sigue sin destituir a Agustín Álvarez Blanco (Ferrol, 1963), el director de su astillero en Cartagena y del ruinoso programa de submarinos S-80. EL ESPAÑOL desveló el 15 de noviembre de 2018 que Álvarez Blanco falseó su currículo durante 30 años y ocultó a la compañía que no era ingeniero naval.
Tras aquella información, la empresa pública anunció su destitución. Sin embargo, en la actualidad este alto cargo sigue apareciendo en el organigrama del comité directivo que Navantia muestra en su web corporativa.
Según la empresa, su relevo "se ha pospuesto unos meses" debido a que la compañía se encuentra inmersa en un proceso de reestructuración de su plantilla que implica alrededor de 1.200 perjubilaciones. La medida afecta, en su mayoría, a empleados mayores de 61 años.
Álvarez Blanco dirige el astillero murciano desde julio de 2016. Falseó su currículo académico desde 1989, cuando con 26 años entró a trabajar en la Empresa Nacional Bazán, germen de lo que hoy es Navantia. Desde entonces ha ocupado distintos cargos y en la actualidad forma parte del comité directivo de la compañía a nivel nacional.
De ingeniero naval a estudios en ingeniería
Este periódico desveló en noviembre de 2018 que Navantia había corregido en su web corporativa el CV de su directivo tras la denuncia interna realizada por un anónimo. Tras la corrección, Álvarez Blanco dejó de aparecer como “ingeniero naval” para poseer "estudios en ingeniería naval".
Hasta ese momento la empresa pública de construcción de buques militares y civiles mantenía en su dominio que Álvarez Blanco era “ingeniero naval por la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Navales de la Politécnica de Madrid". Sin embargo, carece de dicha titulación universitaria.
Desde la empresa pública explicaron que, tras conocer la información transmitida por vía interna, inmediatamente se pusieron en contacto con Álvarez Blanco y que éste reconoció que no había presentado el Trabajo de Final de Carrera (TFE), por lo que no acabó la licenciatura y no obtuvo la titulación oficial.
Una fuente oficial de Navantia aseguró que, tras conocer los hechos, la unidad de cumplimiento ético de Navantia analizó la formación académica de Álvarez Blanco. La Universidad Politécnica de Madrid confirmó a la compañía mediante un certificado que dicho directivo aprobó los seis cursos de Ingeniería Naval bajo el plan de estudios de 1964, pero que no presentó el trabajo de final de carrera. La compañía pública también verificó que no falseó ningún documento.
"En ningún caso ha afectado ni tenido consecuencias directas sobre el cometido que ha venido desempeñando hasta ahora dicho directivo", sostenían desde Navantia. "En todo caso, como consecuencia del informe elaborado por esta unidad de cumplimiento, la dirección ha decidido iniciar los trámites para buscar un sustituto para Agustín Álvarez".
Sin embargo, no se tomó la decisión de dar a conocer su destitución hasta que EL ESPAÑOL desveló la información. Esa misma fuente explicó que la elección del sucesor de Álvarez Blanco podría llevar semanas, pero no varios meses, como ha sucedido.
"Pendiente de adjudicar"
El 25 de enero de 2019 Navantia emitió un comunicado en el que daba a conocer “la nueva estructura de la dirección corporativa de la compañía, con la que se pretende impulsar la aplicación del nuevo Plan Estratégico y del primer Convenio Colectivo Intercentros, así como abordar los retos de los grandes programas en marcha”.
En este nuevo escenario se encuadra el programa de 1.200 prejubilaciones. Del comité directivo del que forma parte Álvarez Blanco han salido ya todos aquellos cargos mayores de 61 años. Él, mientras, sigue apareciendo en el organigrama de la empresa como máximo responsable del astillero de Cartagena. Salvo el director financiero y Álvarez Blanco, el resto de directores van a ser sustituidos de forma inminente dentro de este plan de reestructuración laboral.
Este periodista se ha puesto en contacto con Navantia durante la mañana de este viernes. Fuentes oficiales de la compañía han reconocido que la plaza de director del astillero de Cartagena "está pendiente de adjudicar". "La empresa sigue trabajando en buscar la solución óptima para el desarrollo del plan estratégico y del programa S80", han añadido.
(PA) “P'Agustín”: la broma que corre por Navantia
Navantia pertenece a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), dependiente del Ministerio de Industria. Nació en marzo de 2005, tras la fusión de la Empresa Nacional Bazán y la Sociedad Española de Construcción Naval.
Una vez conocida la decisión de la empresa con respecto a Álvarez Blanco, que se encuentra "en funciones", el puesto de director del astillero de Cartagena aparece como 'Pendiente de Adjudicar' (PA) en documentación interna de la compañía. Pero entre la plantilla ya comienza a correr el chascarillo de que, en realidad, esas siglas significan que el puesto es "p'Agustín". Broma o no, el directivo ferrolano sigue en su puesto.
Los orígenes laborales del director de Navantia en Cartagena -hijo de militar de la Armada- están en la Empresa Nacional Bazán, a la que se incorporó en 1989. En ella ocupó distintos cargos, como jefe del Departamento de Ingeniería y Sistemas de la Oficina Técnica de Ferrol.
Más tarde, entre 2005 y 2012, ya bajo las siglas de Navantia, fue jefe de Ingeniería del astillero ferrolano. Entre 2013 y 2014 ocupó el cargo de director de Diseño de Detalle de Navantia, por lo que coordinó las tres oficinas técnicas de la compañía en Ferrol (A Coruña), Puerto Real (Cádiz) y Cartagena (Murcia).
Álvarez Blanco siguió escalando en el organigrama de la empresa estatal. En julio de 2016, tras siete meses como director adjunto, pasó a ocupar la jefatura del astillero y desde entonces dirige el controvertido programa de submarinos S-80.
Se trata de un megaproyecto cuyo millonario presupuesto ha habido que corregir al alza en varias ocasiones por los retrasos en la construcción y los fallos de diseño. Arrancó a principios de siglo de la mano del exministro del PP Federico Trillo.
El submarino que no cabe
La idea era construir cuatro unidades del S-80 con un presupuesto inicial de 1.800 millones, que luego se amplió hasta los 2.135. Se presumía un negocio redondo: hasta 2020, los ejércitos del mundo adquirirían 140 submarinos, de los que el 10% serían encargos del batiscafo construido en el astillero murciano. El empleo en la región no escasearía.
Pero pasados los años, la realidad ha sido bien distinta. Las primeras pruebas de flotabilidad, allá por 2012, fueron un fracaso: el submarino se sumergía, pero no lograba flotar por un exceso de 75 toneladas. Una empresa estadounidense realizó una auditoría a toda la ingeniería para detectar el origen del problema. La solución pasó por ampliar en 10 metros la eslora del submarino.
Este no es el único contratiempo reciente con el que se ha topado Navantia en el astillero que dirige Álvarez Blanco. Según desveló EL PAÍS a mediados de julio de 2018, el problema reside ahora en que, con sus nuevas dimensiones, el S-80 Plus no cabe en el muelle de atraque de Cartagena.
Este nuevo traspiés en el camino del submarino de sello español ha obligado al Ministerio de Defensa a dragar y ampliar el muelle de la base militar murciana. Las obras tendrán un coste de 16 milllones de euros.
Hasta la fecha, la construcción de los cuatro S-80 es un pozo sin fondo. El Consejo de Ministros del 25 de julio de 2018 amplió el presupuesto del proyecto en 1.772 millones, por lo que el erario público español va a desembolsar finalmente 3.907 millones, el doble de lo presupuestado en su día. Y eso siempre y cuando no exista ninguna contrariedad más.